Capítulo II: Los datos de la estadística criminal - Tomo primero - Sociología criminal - Libros y Revistas - VLEX 976845789

Capítulo II: Los datos de la estadística criminal

Páginas163-262
163
Sociología criminal
capítulo ii
loS datoS de la eStadíStica criminal1
I.— Método para determinar y estudiar los datos suministrados por la estadística
criminal.—Estadística moral y estadística criminal.—Historia y estadística.—
Criminalidad natural y criminalidad legal.
II.—Civilización y delito.—Relación entre la actividad honrada y la actividad crimi-
nal.—Factores antropológicos, físicos y sociales del delito.
III.—Datos generales sobre el movimiento periódico de la criminalidad de Europa.
IV.—La ley de saturación criminal.—Débil ecacia de las penas que es consecuencia
de ella.—Pruebas históricas, estadísticas y psicológicas.
V.—Equivalentes de la pena.—Ejemplos en el orden económico, político, cientíco,
administrativo, religioso, familiar y educativo.—Alcoholismo, vagancia, infan-
cia abandonada.
VI.—Prevención y represión: su identidad fundamental.—La lucha contra el delito
y su transformación radical.
Para los fenómenos sociales, a la inversa de los físicos y biológicos, si la experi-
mentación es muy difícil y con frecuencia imposible, la observación es el medio que
conviene mejor a las investigaciones cientícas; y la estadística es precisamente uno
de los instrumentos más útiles para esta observación. Es, pues, natural que el crimi-
nalista sociólogo, que después de haber estudiado lo que concierne al individuo en la
génesis natural del delito, quiere llevar sus indagaciones a la sociedad y vigorizar así
su ciencia en las límpidas fuentes de la realidad viviente, haya recurrido a la estadís-
tica criminal, que, como armó Krohne, «es la primera condición para el éxito en la
lucha contra los ejércitos de la criminalidad, en la que juega el mismo papel que en la
guerra se ha encomendado al servicio de exploración»2.
1 Véase para la historia de estas investigaciones: Œttingen, Geschichtliche Entwickelung der Mo-
ralstatisck, págs. 20 y siguientes de su Moralstatistick, 3.ª edic., Erlangen, 1882; Fuld, Die En-
twickelung der Moralstatistick, Berlín, 1884.
2 Krohne, Der gegenwärtige Stande der Gefängnisswissenschaft, en la Zeitsch. f. d. ges. Strafre-
chtsw, 1881, I, 75.
164
Enrico FErri
En efecto, si como decía ya Quételet, la estadística es el nosce te ipsum aplicado a
la sociedad, o si, para hablar menos exactamente con Féré3, ella es «la conciencia del
organismo social», de la misma estadística es de donde uye más directamente la
concepción moderna de la íntima conexión del delito, en una parte de su génesis y en
sus formas especiales, con las condiciones de la vida social.
La estadística criminal es por tanto, a la sociología criminal, lo que la histología
a la biología; revela en los elementos individuales de que se compone el organismo
colectivo, las razones fundamentales del delito considerado como fenómeno social; y
esto no solo en el campo de las investigaciones e inducciones cientícas, sino en el de
las aplicaciones legislativas prácticas; porque, decía Lord Brougham en el Congreso
de Estadística de Londres de 1860: «la estadística criminal es para el legislador lo que
son para el navegante la carta, la brújula y la sonda»4.
Ella lo es, o por lo menos debiera serlo; porque a pesar de ello, hemos visto re-
cientemente de qué modo se ha copilado el nuevo Código penal italiano, copiando y
zurciendo de un modo más o menos afortunado los precedentes Códigos italianos,
el toscano, por ejemplo, o los Códigos extranjeros más modernos, sin que nunca la
conciencia de nuestro legislador, oscilando entre las cosas viejas y las nuevas, haya
demostrado darse cuenta de los resultados más evidentes de la estadística criminal
en nuestro país»5.
i
27. Con respecto a los datos suministrados por la estadística, como anteriormente
para los de la antropología criminal, antes de precisar las líneas y conclusiones más
generales, es conveniente recoger algunas observaciones preliminares sobre el estu-
dio mismo de aquéllos.
Acerca del método y procedimientos técnicos indicados para determinar y apre-
ciar los datos de la estadística criminal, ha expuesto Œttingen algunas ideas que me-
recen ser relacionadas, tanto más cuanto que este asunto no ha sido tratado, ni antes
ni después de él, más que bajo un punto de vista estrictamente técnico, que nos inte-
resa menos.
El autor de la Moralstatistick, a quien debo mi reconocimiento por las citas frecuen-
tes y encomiásticas que ha dirigido a mis trabajos estadísticos, comienza por declarar
«hechos a la ventura y como a tientas los ensayos de estadística criminal intentados
hasta el presente, tanto que cualquier hombre de estudio que quiera profundizar en
estas investigaciones especiales, siente, por así decir, el mareo cuando se lanza al
3 Féré, Dégénérescence et criminalité, París, F. Alcan, 1888, p. 123.
4 Romagnossi, Osservazioni Statistiche sul resoconto della giust. crim. in Francia pel 1827, en los
Annali Univ. di Stat., 1829, XIX, I; Bentham, Principes de législation, I, cap. IX y X; Abegg,
Bedeutung der criminalslatistick für die Wissenschaft, Anwendung und gesetzgebund im Gebiete
des Strafrechts, en Zeitsch. des Königl. Preuss. Stat. Bureaus, 1866, p. 115; Fuld, Einuss der
Kriminalstatistick auf Strafgesetzgebung, etcétera, en Arch. f. Strafrecht, 1885, p. 220; Mischler,
Die Criminalstatistick als Erkenntnissquelle, en el Handb. des Gefängnisswesen de Holtzendor-
ff y Jageman, Hamburgo, 1888, I, 56.
5 Ferri, Discorsi parlamentan sul nuovo Codice penale, Nápoles, 1889, págs. 30 y siguientes, e
Intorno al nuovo Codice penale, en las Difese penali e Studi di giurispr., Turín, 1898.
165
Sociología criminal
océano desierto o agitado de los números de delitos registrados, porque en los sitios
recorridos hasta el presente es imposible echar el ancla... La tendencia a deducir de
las estadísticas criminales conclusiones respecto de la moralidad popular y en parti-
cular sobre el relajamiento y corrupción de las costumbres de una nación, es bastante
más general que lo que se cree; pero dicha tendencia no es cientícamente exacta,
porque las cifras aisladas de la delincuencia no ofrecen de manera precisa la medida
directa de la inmoralidad del pueblo, aun cuando suministren siempre un síntoma
importante para determinar el estado morboso de una sociedad... Es también eviden-
te que, para comparar las diferentes naciones en sus relaciones morales y sociales, no
se pueden emplear solamente las cifras en el estado en que se presentan. No se trata
únicamente de la legislación penal, que es por completo diferente en los diversos
Estados: la legislación misma cambia en el propio país; de suerte que, aun en los lími-
tes de una comarca determinada, no se pueden hacer comparaciones entre las cifras
de la criminalidad en periodos legislativos diferentes. Esto se aplica en particular a
Francia, cuyas estadísticas criminales que comprenden más de medio siglo, han sido
estudiadas recientemente (1880-1881) de una manera tan luminosa por Enrique Ferri.
Pero me parece que el propio Ferri comete el error de sacar conclusiones demasiado
rápidas de las cifras tales como estas se presentan y de encontrar en ellas (aun cuando
él tenga en cuenta en cierto sentido los períodos legislativos) un criterio para explicar
el aumento o disminución de las tendencias criminales en la vida del pueblo y en el
conjunto del cuerpo social.»
«Además el número absoluto de los delitos denunciados y juzgados no es decisivo,
en mi opinión. Porque el aumento del número de los delitos juzgados, si bien puede
ser debido a un crecimiento en la fuerza represiva de la justicia y de la policía, puede
hasta ser un síntoma dichoso y favorable. Ferri conviene también en que las uctua-
ciones de la criminalidad anual, y sobre todo el aumento que acusa en 1832, 1848 y
1872, son en muy gran parte determinados por un crecimiento en el rigor de las leyes
y en la vigilancia de la policía. Pero entonces debiera, según me parece, protestar más
enérgicamente de lo que lo hace contra aquellas conclusiones que quieren ver, en los
grados de la criminalidad y en las curvas de la misma, la expresión de la oposición
efectiva a las leyes, de la «pendiente del crimen», idea que encontramos en los estu-
dios de Guerry sobre Francia e Inglaterra. Verdad es que Ferri distingue entre crimi-
nalidad real, aparente y legal; pero de la última, que se representa por la cifra de los
asuntos juzgados, se hace siempre demasiado caso, cuando se ve en ella el criterio del
aumento o disminución de la moralidad pública y la prueba de una cierta «saturación
criminal» que se produce siguiendo una ley determinada, cuando los factores sociales
han predispuesto a ello el espíritu del pueblo.»
«Ni la conclusión ética ni la naturalista me parecen justicadas. Al menos bajo
esta consideración las cifras absolutas no son decisivas. Por ello es necesario, como
Ferri mismo ha demostrado, hacer otras experiencias para conseguir llegar a resul-
tados verdaderamente ciertos. La extensión y la intensidad del delito—la primera
resultante del número de los delitos juzgados, y la otra de su relación con la pobla-
ción—no tienen en manera alguna una importancia decisiva, si se quiere hacerlas
servir para determinar el nivel ético social en la actividad antijurídica del espíritu
popular. Abstracción hecha de las causas exteriores que pueden determinar un au-
mento o disminución en el número de los delitos (como la guerra y la paz, el precio de
los alimentos, la carestía, las epidemias y otras calamidades), la cifra absoluta de los
delitos realmente castigados no es más que un síntoma, igualmente lamentable que,
por ejemplo, el número de las transgresiones que escapan a la expiación de la justicia.

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR