Teoría de la ciencia y metafísica - Primera parte - Metodología de las ciencias sociales - Libros y Revistas - VLEX 1016865240

Teoría de la ciencia y metafísica

Páginas97-104
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METODOLOGÍA DE LAS CIENCI AS SOCIALES
6. TEORÍA DE LA CIENCIA Y METAFÍSICA
Después de las aclaraciones metodol ógicas particulares del capítulo precedente
vamos a ocuparn os de la significación del pensar metodológico para la ciencia. Para
esto tendremos que examinar las metas que persigue el pensamiento científico y
después los caminos que conducen a tales metas. De aquí se sigue, sobre todo si
tenemos en cuenta los resultados proporcionados por nuestro análisis del pensar a
priori, que no existe, contra lo que se afirma, una separación rigurosa entre la ciencia,
de una parte, y la metodología, como teoría de la ciencia, por otra; porque la reflexión
acerca de los objetivos y métodos del trabajo científico constituye una parte impres-
cindible del pensar científico mismo y, por lo tanto, la disputa en torno a la impor-
tancia que revisten para la ciencia los esclarecimientos metodológicos se refiere, en
realidad, a la amplitud y profundidad que tales esclarecimientos deben alcanzar.
Esto nos permite adoptar una posición clara contra las objeciones típicas que
se hacen a la metodolog ía. Se reducen, en general, a decir que los metodólog os,
después de derrochar muchas fuerz as en trabajos preparatori os, no llegan al tema
propio de la ciencia. Fr ases como «el metodólogo, a fuerza de afilar su cuchi llo,
nunca llega a cortar» o «a fuerza de a rreglar la silla de su caballo no llega a montar
jamás» expresan muy bien el sentido de las objeciones. Sería ocioso contestar que,
lo mismo el afilar que el arreglar la montura, son en cada caso trabajos preparato-
rios adecuados, porque no se discute la inutilidad de la toma de con ciencia del
pensamiento científico, sino la desproporción que existe entre el derroche intelec-
tual que se hace en estas reflexiones y sus resultados efectivos. Pero se ve en segui-
da la fragilidad de esas objeciones.
No se comprende bien la naturaleza de la reflexión teórica —forma de con-
ciencia— si se la concibe como un proceso acompañante, más o menos importante, de
los logros del conocimiento científico; por el contrario, la may or claridad y distin-
ción de pensamiento que persigue la reflexión teórica, se presupone, como postula-
do, en todo planteamiento científico de pr oblemas. A una ciencia como ciencia no le
importa sólo la formulación de prin cipios que resulten prácticos en su aplicación,
sino que pretende gana rlos por la vía de la fundamentación racional, es decir, que
quiere obtener una clara visión de las conexiones del pensa miento y del ser.
Pero como —así lo han puesto en evidencia nuestros análisis— las conexiones
mentales y las conexiones reales ofrecen muchas capas, una reflexión consecuente no
habrá de detenerse allí donde, por la vinculación de un problema a su material
específico, se oculte su estructura, sino que tratará de determinar su grado de genera-
lidad y, con ello, su alcance. Sólo en esto consiste la cuasi-autonomía de la reflexión
metodológica respecto a la investigación científica particular. Pero hablamos de cuasi-
autonomía porque hemos reconocido que los universales no son ante rem sino in re.

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