Sociedad multicultural y Estado intercultural por América Latina entre Historia y Constitución - Constitucionalismo Latinoamericano: Estados Criollos entre Pueblos Indígenas y Derechos Humanos - Libros y Revistas - VLEX 1029935355

Sociedad multicultural y Estado intercultural por América Latina entre Historia y Constitución

AutorBartolomé Clavero
Cargo del AutorCatedrático de la Universidad de Sevilla
Páginas19-35
19
I
SOCIEDAD MULTICULTURAL Y ESTADO INTERCULTURAL
POR AMÉRICA LATINA ENTRE HISTORIA Y CONSTITUCIÓN*
Los Estados de América Latina se constituyeron desde las pri-
meras décadas del siglo XIX sobre sociedades multiculturales entre
unos contingentes de población que resultaban minoritarios y otro
que constituía la mayoría más característica de este continente de las
Américas. Los primeros eran el contingente de matriz europea y el
de procedencia africana; el segundo, el entonces mayoritario, el de
la población anterior, aborigen o indígena que le digamos, a su vez
también plural, de culturas muy distintas entre sí. Quienes constitu-
yeron aquellos Estados, que fueron los del contingente europeo, te-
nían naturalmente conciencia de una complejidad social desplegada
ante su vista, esto incluso en los núcleos urbanos más europeizados,
pero carecían de proyecto para integrarla en sus estructuras políticas,
prácticas institucionales y ordenamientos jurídicos. Hágase la salve-
dad del proyecto de tracto colonial, esto es, el de la continuidad más
o menos adaptada de la subordinación masiva de los otros contin-
gentes, el indígena y el africano. Tengamos en cuenta que hace dos-
cientas años, frente a la imagen que suele hoy ofrecerse, abundaban
por las Américas pueblos indígenas independientes y comunidades
tanto aborígenes como africanas sometidas de forma usualmente un
tanto precaria al dominio colonial heredado por los Estados1.
* Ponencia en el simposio Lo Stato Interculturale: Una nuova Eutopia?, dirigi-
do por Silvia Bagni, Universidad de Bolonia, Campus de Ravenna, 21-22 de
marzo de 2016.
1 Matthew Restall, Seven Myths of the Spanish Conquest, New York, Oxford Uni-
versity Press, 2003 (Los siete mitos de la conquista española, Barcelona, Paidós,
2004), desde cuya perspectiva los censos y cálculos coloniales de población
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reciente de la que registro me remito, por no extenderme, a los estudios pro-
pios que iré citando. Parte se recogen en este libro.
BARTOLOMÉ CLAVERO
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De entrada, no se trató ni siquiera de una opción constituyente.
Tomemos en consideración que aquellos Estados se constituyeron
sobre la base y a partir del ordenamiento colonial de cultura euro-
pea, en el cual el titular de derechos políticos y civiles era el varón,
propietario, padre de familia y de dicha misma precisa cultura, la
europea. Pasó de ser sujeto de dominio colonial a serlo, sin solución
de continuidad, de derechos y libertades constitucionales. Con toda
naturalidad, la iniciativa constituyente de Estados y la vida política
y civil dentro de los mismos se planteaba como cosa impropia de
indígenas, afroamericanos, mujeres, hijos de familia, incluso aunque
fueran mayores de edad, y trabajadores por cuenta ajena, a quienes
se les llamaba genéricamente domésticos aun cuando no prestasen su
trabajo en el domicilio del patrón. Así, ya de partida, se excluían de
la constituyencia de los Estados, con todo su patrimonio de culturas
propias y diversas, a contingentes enteros de población, el indígena
y el africano. Añádase a ello que la cultura constituyente, la de raíz
europea, no concebía la posibilidad de otra cultura que no fuera la
propia. El resto sería incivilización, barbarie o salvajismo, presunta
carencia de cultura en la medida que no viniera a la reputada como
única, la europea2.
Incluso en casos de comunicación de la ciudadanía a indígenas
y afroamericanos, esto se hacía en términos de mantenimiento de
la subordinación de fondo colonial. Una ciudadanía común de este
género ya la había planteado un primer constitucionalismo español
de carácter claramente imperial. La conservación en algún grado de
dicha base de ciudadanía en común con indígenas y afroamericanos
asistía a los nuevos Estados en su empeño de legitimar su dominio
sobre la población y el territorio. Resulta secundario el fenómeno,
más usualmente observado por la historiografía, de la degradación
o marginación de la ciudadanía de cultura no europea mediante el
expediente de exigir cuotas de propiedad privada, capacidades pro-
2 José María Portillo, Historia mínima del constitucionalismo en América Latina,
Ciudad de México, Colegio de México, 2015, toma todo ello en considera-
ción, lo que sigue siendo llamativamente inusual en la historiografía latinoa-
mericanista especializada; compruébese: Roberto Gargarella, Latin American
Constitutionalism, 1810-2010: The Engine Room of the Constitution, New York,
Oxford University Press, 2013 (La sala de máquinas de la Constitución. Dos si-
glos de constitucionalismo en América Latina, 1810-2010, Buenos Aires, Katz
Editores, 2014).

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