Introducción - Romanticismo político - Libros y Revistas - VLEX 976304897

Introducción

AutorCarl Schmitt
Cargo del AutorProfesor de la Humboldt-Universität zu Berlin (Alemania)
Páginas57-74
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INTRODUCCIÓN
Cuando murió Gentz, en 1832, ya podían percibirse los indicios del
año 1848 y de la revolución de la burguesía alemana. El nuevo movimiento
revolucionario entendía por romanticismo la ideología de su enemigo polí-
tico, el absolutismo reaccionario. Incluso las interpretaciones histórico-lite-
rarias del romanticismo estuvieron lastradas por el odio político hasta que
la obra de Rudolf Haym (1870) encontró un punto de vista históricamente
objetivo.
A partir de 1815, los liberales alemanes relacionaron la Restaura-
ción, la reacción feudal-clerical y la falta de libertad política con el es-
píritu del romanticismo. Por esa razón, Gentz, el publicista y asistente
de Metternich, así como amigo de conocidos románticos, apareció como
el tipo del romántico político. “Todo el romanticismo, desde Schlegel y
Gentz hasta el más joven de los Jóvenes Alemanes y el beato más pobre
de una escuela religiosa de Berlín o de Halle o quizá del pantano de Er-
langen”,15 este era el enemigo para los jóvenes revolucionarios de 1815
hasta 1848; Gentz en particular, el héroe “sardanapálico” de la genialidad
disoluta, “el espíritu encamado de Lucinda16, el ejemplo de la insolencia
romántica cuya importancia histórica, en realidad, solo consistía en ha-
ber reunido en su persona las consecuencias políticas y prácticas del ro-
manticismo y, como resultado de ello, haber sacricado los esfuerzos de
una lucha por la libertad a la cómoda tranquilidad del Estado de policía17
15 Arnold Ruge en su ensayo Das Manifest der Philoso phie und seine Gegner, 1840
(Gesammelte Schrifen, III, Mannheim, 1846, p. 167).
16 Lucinde ( Lucinda), novela de Friedrich Schlegel publicada e n 1799.
17 Polizeista at. El signicado corriente de este término es “Estado policíaco o po-
licial”. Seguimos, no obstante, la traducción del térmi no adoptada por la edi-
ción castellana del Diccionario de Polít ica de Norberto Bobbio, Nicola Marteucci
y Gianfranco Pasquino, México, 1994, 8.ª ed. Este término fue acuñado por los
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reaccionario.18 De este modo, Gentz fue incluido en el romanticismo por
numerosas discusiones histórico-literarias y políticas.19 Pero paulatinamen-
liberales alema nes del siglo XIX para referirse al Estado patern alista de Federi-
co, al que contraponen el Rechtsstaat (Estado de derecho). También se debe tener
en cuenta que Schm itt utiliza el térmi no para referirse al Estado austrí aco de la
época de la Restauración, el cua l fue llamado el “sistema de Mettern ich”. En él
ya no existe la misma ac titud que en el despotismo ilustrado hacia las ideas del
Iluminismo, sino que las medidas de vigilancia interior y perse cución ideoló-
gica son severas; por tanto, el sentido del térm ino “policía” que utiliza nuest ro
autor tiene más que ver con el sentido moderno que con el tradic ional.
18 Hallische J ahrbücher, editados por Ruge y Echtermeyer, 1859, pp. 281 y ss., en
el ensayo Friedrich von Gentz und das Prinzip der Ge nusssucht; además, cfr.
Ruge, Friedrich Gentz und die politische Konsequertz der Romantik, Ges. S chr., I.,
pp. 43 2-450.
19 Es evidente la inuencia de los Hallischen Jahrbücher aun en Wilhelm Roscher,
“Die romantische Schule der Nationalökonomik in Deutschland”, Zeitschr. f.
d. ges. Staatswissenschaft, Bd. 26 (1870), pp. 57, 65 y ss.; cfr. también su Geschich-
te der Nationalökonomik in Deutschland, Munich, 1874, pp. 751 y ss. La ecacia
inconsciente es incalculable en el individuo. Un ejemplo interesante es el de
Oskar Ewald, Die Probleme der Romantik als Grundfragen der Gegenwart, Berlín,
1905, pp. 10 y ss., que atribuye a Gentz una concepc ión del Estado típicamente
romántica en un libro que, por lo demás, es rico en construcciones notables.
En esta línea, cf r. además Emma Krall, “Der Fatalismus des Büchnerschen
Danton und seine Beziehung zur Romantik”, Wissen und Leben XI (1918), pp.
598 y ss., que reúne caprichosamente el Danton de Georg Büch ner con el “ro-
mántico” Gentz, quien aquí pasa de nuevo como el “espíritu encarnado de
Lucinde”. La crítica correcta comienza con la ex posición de Haym en la En-
ciclopedia de Ersch y Gruber, tomo 58. (Leipzig, 1854), pp. 524-592, donde se
distingue cor rectamente la claridad práctica del pen samiento gentziano del
“color” romántico meramente exterior. De manera parecida, R. v. Mohl, Die
Geschichte und Literatur der Staatswissenschafte n, Erlangen, 1856, II, pp. 488,
491, y J. C. Bluntschli, Geschichte des allgemeinen Staatsrechts und d er Politik,
Munich, 1864, p. 438, quien lo coloca junto a Burke y a Johannes von Mü-
ller, diferenciándolo de de Maistre, Bonald, Haller, Adam Müller y Görres.
También Eugen Gug lia, Friedrich von Gentz, Viena, 1904, pp. 117 y ss., dice de
él: “Este entusiasmo por la teoría del estado romántico-teosóca era sin em-
bargo puramente platónico. En suma, a este respecto lo más valioso es una
expresión que Mettern ich dijo de él; toda forma de romanticismo le era fun-
damentalmente ext raña”. Fr. Schlegel nunca habría cometido el er ror de con-
siderar a Gentz un románt ico; en una caract erización inmejorable, lo incluía
más bien en el siglo XVII], “pues el estilo magist ral de su correcta elocuencia

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