La evolución de la doctrina del dolo eventual - Entre el dolo y la culpa. ¿Cabe una responsabilidad penal por «conducta arriesgada»? - Libros y Revistas - VLEX 1025783935

La evolución de la doctrina del dolo eventual

AutorJosé F. Bustamante Requena
Cargo del AutorMaestría en Ciencias Penales por la Universidad San Martin de Porres
Páginas37-47
37
EntrE El dolo y la culpa
i. aspEctos prEliMinarEs
1. LOS ESTADOS MENTALES Y SU IMPORTANCIA PARA EL DERECHO PENAL
Los estados mentales son de interés en varias disciplinas como la Filosofía
de la Mente1 y la Psicología Cognitiva, la Psicología Clínica y la Psiquiatría y
también en el Derecho. En el caso de este último diversas áreas los recogen
y toman en cuenta; sin embargo, aquí nos interesa, de manera particular,
mostrar como estos sirven en la fundamentación del comportamiento, sea que
se trate de acciones u omisiones, y del castigo. Abordaré el primer aspecto.
Sostiene PAREDES2 que los estados mentales no constituirían simples
experiencias fenomenológicas como lo serían, por ejemplo las sensaciones,
sino que poseerían contenido semántico, es decir, tendrían un signicado3.
1 Históricamente en uno de los primeros trabajos críticos al dualismo cartesiano (movimiento
intelectual surgido a partir del pensamiento de Descartes, según el cual el ser humano
estaría compuesto de una sustancia pensante y una extensa denominadas “alma” y
“cuerpo”), RYLE nos dice que la doctrina ocial comprendería dentro de los procesos
mentales al pensamiento, la voluntad y el sentimiento, o con mayor solemnidad a los modos
cognoscitivo, volitivo y emotivo, así en defensa de su tesis refería que tal sería la mezcla
de confusión e inferencias falsas que resultaba mejor dejar de lado dicha problemática y
toda tentativa de remodelarla, véase El concepto de lo mental. Versión castellana de Eduardo
Rabossi. Biblioteca de Filosofía. Paidós. Barcelona. 2005. p. 61. Sin embargo, pese a tal
observación, hoy es posible hablar de propiedades mentales, otras veces de fenómenos,
eventos y procesos mentales, como conformantes de la mente, para aludir a sensaciones,
percepciones, recuerdos, imágenes mentales, sentimientos, deseos y creencias, de esta
forma si se pretende clasicar, y se utilizan los conceptos de la teoría de la información,
podremos agruparlos en cuatro: 1) percepciones (recepción de información), 2) recuerdos o
almacenamiento de información, 3) creencias, (disposición y ordenación de la información),
y 4) voliciones (disposición de la información con vistas a la ejecución de una acción), para
más véase MARTÍNEZ FREIRE, Pascual. La nueva losofía de la mente. Gedisa. Barcelona.
1995. p. 17. CHALMERS intenta denir el término consciencia («experiencia consciente»)
señalando que resultaría difícil, pues ni siquiera el Diccionario Internacional de Psicología
lo deniría directamente, sino que haría alusión a tener percepciones, pensamientos,
sentimientos, en La mente consciente: en busca de una teoría fundamental. Traducción José A.
Álvarez. Gedisa. Barcelona. 1996. p. 25.
2 PAREDES CASTAÑÓN, José. Problemas metodológicos en la prueba del dolo. Anuario de
Filosofía del Derecho. Volumen XVIII. Madrid. 2001, p. 68.
3 SEARLE, Jhon. Intencionalidad. Traducción de Enrique Ujaldon Benítez. Tecnos. Madrid.
1992. p. 17-20. Para CHURCHLAND los estados mentales tendrían un “signicado”, un
“contenido” preposicional especico, se habla de actitudes proposicionales porque cada uno
expresaría una “actitud” diferente sobre una proposición. Así mismo dicho autor, indica que
en el vocabulario técnico de los lósofos, esos estados manifestarían una intencionalidad,
puesto que aluden a algo o señalan algo mas allá de sí mismos, véase Materia y consciencia:

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