Estereotipo del sujeto reincidente - Primera parte. Criminología de la reincidencia - Reincidencia - Libros y Revistas - VLEX 976308567

Estereotipo del sujeto reincidente

AutorDavid Mangiafico
Cargo del AutorDoctor en Derecho. Profesor Efectivo de Derecho Penal. Universidad del Aconcagua y Universidad Nacional de Cuyo
Páginas87-117
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CAPÍTULO TERCERO
3. ESTEREOTIPO DEL SUJETO REINCIDENTE
En la moderna criminología el estudio del hombre delincuente se desplaza
a un segundo plano y ello se debe al notorio giro sociológico experimentado por
aquella y a la necesaria superación de enfoques individualistas en atención a objeti-
vos político-criminales. El centro de interés de las investigaciones -aún sin abando-
nar la persona del infractor- se desplaza prioritariamente hacia la conducta delictiva
misma, la víctima, el control social y la reacción social frente al delito. En todo caso,
el delincuente se examina en sus interdependencias sociales, como unidad bio-psi-
co-social y no desde una perspectiva bio-psico-patológica como sucediera con tan-
tas biografías clásicas orientadas por el espíritu individualista y correccionalista de
la criminología tradicional positivista.
Pertinenteysignicativoes evaluarlaimagen que se profesa del infractor, es
decir, sobre que prototipo de sujeto reiterante de conductas delictivas se opera en
criminologíayalavez comoestosdiscursosretroalimentanlaspolíticasqueree-
jan luego al sistema jurídico.
Los clásicos pensaron en un hombre de imagen sublimada, ideal, libre e
igual, con escasas diferencias entre delincuentes y no delincuentes, lo único que
los diferenciaba era el uso debido o no debido de su libertad. El positivismo des-
trona al hombre ideal, dirá esta escuela que el comportamiento es una dinámica
de causas y efectos que rigen el mundo natural y el mundo social en una cadena
de estímulos y respuestas que condicionan al infractor a nivel interno y externo
y explican su destino de manera inexorable. El correccionalismo sitúa al hombre
en un plano inferior, minusválido, incapaz de dirigir por sí mismo su vida, cuya
débilvoluntadrequieredelaecazydesinteresadatuteladelEstado.Elmarxismo
responsabiliza del crimen a determinadas estructuras económicas, de suerte que
el infractor deviene mera víctima inocente y fungible de aquellas: el culpable es
la sociedad173.
173 gaRcÍa PaBlos DE Molina, Antonio. Tratado de Criminología. Tomo I. Rubinzal
Culzoni Editores. Santa Fe, Argentina. Año 2009. Páginas 103 y ssgtes.
DaviD Mangiafico
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Estas imágenes (todas difusas e incompletas) conuyen contemporánea-
mente en una realidad que da cuenta de una tasa inevitable de crimen174 y en la
consideración del comportamiento delictivo y su reiteración como una respuesta
previsible, típica, esperada y normal, atento lo cual, resulta de extrema compleji-
dad llegar a comprender como en la era de los derechos humanos se persiste en la
construcción de una imagen degradante, que desvía al infractor todas las iras y las
frustraciones colectivas y que avala sin titubeos la imagen de delincuente oscuro
(o no blanco), sin familia constituida, sin profesión conocida, marginal o carente
de recursos, sin hábitos religiosos, con caracteres físicos particulares (tatuado, con
aros), parecido a los que están presos, con antecedentes penales, habitantes de
las márgenes de los conglomerados urbanos latinoamericanos, el sujeto a linchar,
el enemigo común, el que nadie quiere, el que no tiene amigos, fuera de peso,
travesti, homosexual, mal vestido, sucio, desdentado, alcohólico, drogadicto, con
problemas psicológicos, violento.
Más abajo aún en esa escala, se puede situar al reincidente. Dado que además
de calzar justo en uno, dos o varios caracteres descriptivos de los que narro en el
párrafo anterior, ha pasado por el sistema penal y dicho paso le agregó a su dramá-
tica existencia, aislamiento, discriminación, alienación, segregación y si aún vive,
muchas posibilidades de morir.
Este estereotipo que no tiene nada que envidiarle a las brujas medievales, es
transmitido a través de la criminología convencional, los medios de comunicación,
la iglesia, la familia, la literatura, los partidos políticos, la opinión pública, la escue-
la, los sindicatos, conjugando todos y cada uno de los actores sociales una impor-
tante red de control social informal175.
Lacriminologíahaaportadounadeniciónestándardeestereotipocriminal,
y sostiene que se trata de una imagen no comprobada que desde la infancia se nos
ha formado o hemos formado respecto de grupos étnicos y culturales. Es una in-
fundadaforma discriminativa. Serelaciona con ladivisión o estraticacióndela
sociedad en sectores. Las diferencias que esta posición -en algunos aspectos, más
evolucionada- tiene con la del etiquetamiento son:
a) para la teoría de la estigmatización, aunque la persona objeto de la etiqueta
es diferente a los demás desde el inicio, por haberse desviado de la norma,
la etiqueta le va alejando y diferenciando cada vez más; en cambio para
la teoría del estereotipo la persona no es diferente sino en la medida en que es
preseleccionada como integrante de una clase, para integrar la categoría de
delincuentes;
174 sERRano MaÍllo, Alfonso. Introducción a la criminología. Ara Editores. Lima, Perú.
Año 2004. Páginas 142 y ssgtes.
175 aniyaR DE castRo, Lola. coDino, Rodrigo. Manual de criminología sociopolítica.
Ed. EDIAR. Buenos Aires, Argentina. Año 2013. Página 109.

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