Cuestión tercera: ¿Cuales serán nuestros medios de estudio?
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Definiciones y fines Del Derecho
chazamos de ella es el intento de reducir la losofía (el gran error de la mayor
parte de los neopositivistas) a un «análisis del lenguaje» de tipo descriptivo,
solamente cientíco. La losofía (como esfuerzo de captación integral del Ser)
debe ser crítica, emitir juicios de valor.
Pero es cierto que los lenguajes que usamos y que condicionan nuestras
ideas (al menos los sistemas de los conceptos y términos más generales) cons-
tituyen por sí mismos esbozos de conocimiento universal; de estructuración
del mundo; esfuerzo para dividir el mundo en sus principales elementos. Un
determinado vocabulario distinguirá en el hombre el «alma» y el «cuerpo»,
pero no es este el caso de todos (por ejemplo el hebreo antiguo). Tal sintaxis
opone fuertemente el ser y el deber ser, lo que es, de hecho, y lo que se debe
hacer, mientras que en otras esta distinción se halla menos acentuada; nuestro
léxico nos compromete losócamente.
Se ha podido decir que cada lenguaje contiene ya en sí mismo una losofía,
aunque espontánea, inconsciente. De modo que pretender tratar de proble-
mas losócos, como hacen muchos, en el lenguaje de su propio grupo social,
sin atreverse a someterlo al análisis, al juicio, no es realmente losofar. Es
dar vueltas sin objetivo. Es preciso que la losofía se centre en el estudio del
lenguaje, en la comparación de los lenguajes. Estáis cautivos, cogidos en las
redes de un lenguaje, mediante el cual os es impuesta la visión del mundo que
os rodea, una cierta losofía. Su fundamento es imperfecto. Pero, mediante un
esfuerzo de crítica, llegaréis a liberaros de esta servidumbre.
Esta nueva forma de presentar el objetivo de la Filosofía del Derecho recu-
bre y comprende de hecho a la precedente. Pues el intento de denir palabras
como «justicia», «derecho», «ley», es la misma cosa que estudiar las fuentes
y los nes del Derecho, los «principios» de la ciencia del Derecho. Pero (ya
lo hemos dicho) es el conjunto del lenguaje cientíco del Derecho el que de-
pende de la denición de la nalidad del Derecho. Como toda lengua es una
estructura, en la que los términos son solidarios; por ello mismo, podemos es-
perar de la Filosofía del Derecho que nos ayude a dilucidar el sentido de otros
términos más técnicos: los de propiedad, contrato, obligación, etc... Contamos
por ello con esta otra ventaja.
cUestiÓn tercera
¿cUales serÁn nUestros Medios de estUdio?
La respuesta parece sencilla, pero nos va a sumergir de nuevo en la duda.
Vamos a consultar los libros de autores importantes que han consagrado su
tiempo, y a menudo su genio, al estudio de la losofía. Sería una locura inten-
tar construir una losofía personal cuando disponemos de semejantes rique-
zas. Aquí comienzan nuestras dicultades.
15. la elecciÓn de los a Utores. Como ya hemos indicado antes, las obras
de la Filosofía del Derecho son abundantes, inagotables. No en Francia, pero
en otros países, como España, se podría pensar que cada profesor publica
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