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Consideraciones sobre el estado presente de la ciencia y de la escuela jurídica en Italia

Páginas183-192
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SOLILOQUIOS Y COLOQUIOS DE UN JURISTA
CONSIDERACIONES SOBRE EL ESTADO PRESENTE DE
LA CIENCIA Y DE LA ESCUELA JURÍDICA EN ITALIA*
Me encuentro en un lugar ilimitado, alejado del consorcio de los hombres, o
al menos de aquellos h ombres de los que Papini decía que, con man ifiesto ultraje a
la agricultura, se llaman hombres cultos. Debería reposar, querría reposar. Pero el
pensamiento me sigue como una sombra triste. Es el pensamiento de toda una vida
de estudio y de enseña nza, que busca su conclusión y no la encuentra; peor aún, que
se da cuenta de que «no concluye», simil ar a un río que ha creído marchar impetuo-
so hacia su desembocadura y que se disuelve en una ciénaga que no tiene nada del
río ni del mar. Demasi adas experiencias se han acum ulado en nuestra breve y
larguísima vida : demasiados mitos hemos visto nacer y morir en el arco de las dos
guerras y de las dos paces, y el último, que comprende a todos los otros, es el del
hombre. Arrollado por los acontecimientos, y al mismo tiempo ayudado por ellos,
el hombre se ha transform ado abiertamente, despué s de esta últ ima guerra, en
aquello que después de l a primera había hecho su todavía pública aparición , y que
recibió inmediatamente el bautismo de «nouveau riche». El único pobre ha seguido
siendo el Estado, esto es, la abstracci ón d el h ombre, y ha q uedado para esurire
van ame nte j ust iti am. L a ci enci a, la lit erat ura, el a rte, la p olít ica, se h an
instrumentalizado a favor de a quella nueva riqueza, incluso la religión, en la cual
un anacrónico rebosamiento teológico ha ocupado un lugar de la incómoda candad;
se ha ins trumentalizado el lenguaje, puesto que las palabras han cambiado su signi-
ficado, s igno cierto, como ya observaba en su tiempos Tucídides, de la desintegra-
ción social; se ha instrumentalizado, finalmente, el pueblo que, transformado en
masa, se convierte en devorador y al mismo tiempo creador de la nueva riqueza,
nuevo rico él mismo, incluso el único y verdadero nuevo rico. Las mis mas supre-
mas empresas del hombre, aquellas que han conducido a la violación de los espa-
cios siderales, pare cen p rivadas de toda espiritualidad; tanto es así que ningún
Montgolfier ha encontrado un poeta que lo cantase, y la inicial maravilla ha cedido
inmediatamente el puesto a la indiferencia y a la crónica. ¿Cómo es posible que en
este estado de cosas un a vida, la vida mía, pueda concluir?
Pero estos son discursos que en definitiva no interesan más que a mí mismo,
y por eso, a los ojos de los demás, son absolutamente ilegítimos. Lo que importa,
en cambio, es ver los reflejos del tiempo en la vida del derecho, porque yo soy,
como se dice en términos deporti vos, u n j urista profesional (id est, pagado po r
esto), y mi existencia, y la de todos aquellos que se encuentran en mis con diciones,
depende de la existencia del derecho, como ciencia, como escuela, como experien-
cia. Es c laro que si ta mbién el der echo se ha ins trumenta lizado, si l o hemos
*Traducida de la Enciclopedia del Diritto, Ed. Guiffrè, vol. XIX, Milano, 1970, págs. 218 y sigtes.

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