Conclusión. Consecuencias prácticas de nuestra doctrina - - - El derecho del más fuerte - Libros y Revistas - VLEX 976550462

Conclusión. Consecuencias prácticas de nuestra doctrina

AutorGiuseppe Cimbali
Cargo del AutorProfesor de la Universidad de Roma 'La Sapienza' (Italia)
Páginas175-179
175
CONCLUSIÓN
Consecuencias prácticas de nuestra doctrina
1. La pérdida de las ilusiones sociales y jurídicas es ganancia de fuer-
za.—2. La lucha justa por el derecho.—3. La doctrina del derecho del
más fuerte, fundamento y límite de la doctrina de la lucha por el dere-
cho.—4. Necesidad de circunscribir la actividad humana a los límites
de la lucha justa.—5. La lucha injusta impedimento del verdadero
progreso.
1. Si se aceptasen las ideas contenidas en este libro, la primera con-
secuencia fecunda que de ellas se obtendría sería la siguiente: la concentra-
ción de las fuerzas activas de los hombres en la consecución de nes sanos,
posibles. Así, abandonadas las ilusiones de mentes enfermas que anhelan
la reconstitución del mundo social y humano sobre bases completamente
fantásticas, la vida se desenvolvería con energía más plena, más vigorosa,
más resistente, sin aspiraciones desmasculinizadas, sin tergiversaciones in-
útiles, sin culpables pérdidas de tiempo, sin aquellos profundos desalientos
que suceden a la explosión de deseos inmoderados. Caminando todos a
compás, nadie viviría entonces muy descontento de su estado; encontraría,
no solamente racional, sino saludable para él, no alargar el paso más allá de
lo que permite su pierna; no se miraría con loca envidia al que está encima,
ni con morbosa piedad al que está debajo; todos ambicionarían solamente
cosas al alcance de su capacidad, y el consorcio civilizado (aun dando lugar
siempre a la puricadora corriente de libertad) estaría menos expuesto, es-
taría hasta a cubierto de los violentos golpes de odios desaconsejados.
En suma, la proporción entre el Deber y el Derecho, entre la preten-
sión y la capacidad, haría encontrar armónico lo que parece inarmónico a
los que no creen en la aritmética social; ordenado lo que parece desordena-
do, justo lo que parece inicuo.

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