Carta primera - Jurisprudencia en broma y en serio - Libros y Revistas - VLEX 976350058

Carta primera

Páginas11-19
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CARTA PRIMERA1
Estas cartas pertenecen al número de aquellas que han sido escritas para
darlas a la imprenta, y no ciertamente después de la muerte del autor, cosa que solo
pueden permitirse personas ilustres, sino mientras vive, lo cual le está permitido
a cualquier hijo de vecino... si encuentra un editor o director de revista bastante
atrevido para arriesgar en el asunto papel y tinta de imprenta. Casi todas las artes,
ciencias e industrias, han sido ya tratadas en forma epistolar: poseemos cartas sobre
temas químicos, botánicos, zoológicos, etc.; solo nuestra pobre jurisprudencia, la
cenicienta de las ciencias, está, como de costumbre, aislada y da la impresión de
que retrasa veinte o treinta años, en cuanto que, según yo alcanzo, ni una sola vez
ha constituido tema epistolar. En compensación parece haberse prometido salud y
lozanía de otra moderna forma: la del espíritu. Desde que Montesquieu con su Sur
l’esprit des lois abrió el camino, no han faltado viandantes y unos se han dedicado a
destilar el espíritu del derecho romano, otros el del germánico, y así sucesivamente,
de tal manera que, si continúa la moda, a cualquier acionado se le ofrecerán por
pocas monedas estudios acerca del derecho territorial de Katzenellenbogen2, del
derecho público en la Corte de Hesse y otros muchos espíritus.
Por mi parte, me atengo a la forma, sin pretensiones, de las cartas y si algún
honor reclamo es solamente el de haber sido el primero en traer esta forma a la
Jurisprudencia, habiendo dado de mano a los «ocios, reexiones jurídicas, explica-
ciones, pensamientos originales...» y demás fórmulas recibidas, en las que un jurista
ajustado a la ley, da sus pensamientos a la publicidad. Y aunque la Jurisprudencia
fuese mucho más seca de lo que es, ¿no permitiría aún escribir unas cartas sobre los
derechos del sexo débil ante el «Landrecht» prusiano, o los privilegios de los men-
tecatos conforme al derecho romano u otros temas por igual interesantes? ¿Y no
daría espacio a un juez de categoría, scal o incluso magistrado de apelación para
dedicarle sus ratos libres, en vez de aplicarlos, como ha hecho el bendito magistra-
do del Supremo, Cramer, de Wetzlar, al intento de componer unos cien tomos de
«Ocios»? Verdaderamente como la honorable Redacción de esta Revista, que es una
1 Preussische Gerichtszeitung, año I II, núm. 41, 16 de junio de 1861.
2 Pequeña aldea de Aleman ia.

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