Capítulo IV: Problemas de la criminalidad - La criminalidad comparada - Libros y Revistas - VLEX 1016869946

Capítulo IV: Problemas de la criminalidad

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CAPÍTULO IV
Problemas de la criminalidad
I
Geografía criminal
Examinemos ante todo una observación o pseudo-ley, cuya interpreta-
ciónparecemuyfácil,peroquenoloessinosupercialmente.«Quetelet,dice
M. Garofalo en su Criminología, ha probado primero que nadie por la estadís-
tica, que los crímenes de sangre crecen en los climas cálidos y decrecen en los
climas fríos. Ha limitado sus observaciones a Francia112, pero la estadística
de los demás países de Europa vino a demostrar la universalidad de esta ley.
AunenlosEstadosUnidosdeAméricasehapodidoobservarqueenelNorte
prevalecen los robos y en el Mediodía los homicidios.» Por mi parte, añado
que la regla no deja de tener excepciones notables, pero en cierta medida es
verdadera; y los trabajos de Ferri han contribuido a mostrar su exactitud. No
debe, sin embargo, atribuirse con demasiada precipitación esta relación a una
inuenciapura ysimplemente climatológica.Nótese, enefecto, que,en un
mismoclimanada modicado,unpuebloencaminode civilizarse,presenta
un acrecentamiento proporcional de la criminalidad astuta y voluptuosa y
una diminución relativa de la criminalidad violenta. Comparemos ahora esas
dos relaciones: la del crimen y la temperatura, y la del crimen y la civilización.
La una parece idéntica a la otra. Hay, por de pronto, esto de extraño a primera
vista, que el progreso de la civilización parece tener sobre la dirección recípro-
ca de las tendencias criminales de un pueblo, precisamente el mismo efecto
que si se tratara de un enfriamiento del clima. ¿Será acaso la civilización un
calmante nervioso de la raza como lo es el frío? De sobra sabemos que ocurre
lo contrario; lo propio de la vida civilizada por excelencia, de la vida urbana,
112 Más adelante se verá que precisa mente su observación no se aplica a Francia
(Córcegaexceptuada).
Gabriel Tarde
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es sobrexcitar el sistema nervioso, mientras que la vida rural lo calma y nutre
el músculo a expensas del nervio. Obra en tal sentido, no como el enfriamien-
to, sino como el aumento del calor del clima.
¿Cómo, pues, explicar la cosa? Es preciso, a mi ver, recordar aquí la ob-
servación vulgar tan sabia y tan ingeniosamente desenvuelta por Mougeolle
(ensulibro intituladoEstadística de las civilizaciones), sobre la marcha de las
civilizaciones hacia el Norte. Si esta observación general es verdadera, y de
seguro no puede negársele una gran parte de verdad, podemos ver que la
superioridad numérica de los robos en el Norte más frío, y de los homicidios
en el Mediodía más cálido, no tiene una causa física, sino que obedece a una
ley histórica; no es porque el Norte sea más frío y el Sur más cálido, sino
porque el Norte es más civilizado y el Mediodía menos. Los países más civi-
lizados en un momento dado son, en efecto, aquellos donde la civilización es
de fecha más reciente. Son los países septentrionales, en general, compara-
dos con las naciones y provincias meridionales. Comunicándose a las razas
menosnas ymásfuertes, menosnerviosasy másmusculares,el contagio
civilizador, sorprende al mundo por el brillo notable de sus fenómenos; y al
desplegarse extraordinariamente sobre esas tierras vírgenes, produce ahora,
pero con más intensidad todavía, los cambios ya realizados por ella en los
lugares de donde parecía emigrar, y donde, a decir verdad, se mantiene, pero
sin progresar, o declinando. Entre otros efectos de ese género, hace disminuir
en su nueva morada la criminalidad cruel que antes dominaba, y hace au-
mentarlacriminalidadpérdaylascivaqueantesera inferioralaprimera.
Unaestadísticahechaenlaépocaen quelacivilizaciónnohabíapasadodel
Mediodía al Norte, siendo el Norte más bárbaro, demostraría que los crí-
menes de sangre eran más numerosos en los climas septentrionales, donde
ahora son más raros, y obligaría a los Quetelet de entonces a formular una ley
precisamente contraria a la antes expuesta. Así, si se divide a la Italia actual
en tres zonas, Lombardía, Italia central e Italia meridional, se encuentra que
en la primera hay anualmente tres homicidios por cada cien mil habitantes,
en la segunda diez, y en la tercera más de diez y seis113. Pero ¿no se admitirá
comoprobable queenlos bellostiemposdelaGiran Grecia,cuandoore-
cían Crotona y Sybaris al Sur de la Península, poblada toda de bandidos y
de bárbaros del Norte, a excepción solo de los etruscos, la proporción de los
crímenes sangrientos estaría cambiada? Actualmente hay en Italia, a igual
cifra de población, diez y seis veces más homicidios que en Inglaterra, nueve
más que en Bélgica, cinco más que en Francia. Pero se puede jurar que bajo
113 Criminolog ía, por Garofalo.
La criminaLidad comparada
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el Imperio romano sería de otra manera, y que los salvajes bretones, los mis-
mos belgas y los galos, excederían en ferocidad habitual de costumbres, de
bravura y en furor vengativo a los decaídos romanos. Según Sumner Maine,
la literatura escandinava demuestra que el homicidio en la época de barbarie
era un «accidente diario» entre esos pueblos del Norte, precisamente hoy los
más dulces e inofensivos de toda Europa114.
Comparada actualmente Córcega con Francia, presenta una cifra ex-
cepcional de homicidios causados por la venganza, y en cambio mínima de
robos. Pero siete u ochocientos años antes de la era cristiana, cuando la Etru-
ria, después de Cartago, llevaba sus artes industriales y agrícolas a esta isla,
mientras que la Galia quedaba sumida en la barbarie, puede admitirse que la
cifra continental de crímenes inspirados por la venganza, pasión dominante
de los bárbaros, no sería inferior a la cifra insular.
En cuanto a Francia, debe advertirse que, a pesar de Quetelet, no cae
bajo la ley de inversión señalada. Dese sino una ojeada a las cartas de Iver-
nés, anejas a la estadística criminal de 1890. Sobre la de los crímenes contra
las personas, no se observa el ennegrecimiento deseado de las tintas desde el
Norte hacia el Mediodía; lo que sorprende tan solo en su ennegrecimiento en
las cercanías de las grandes ciudades, Sena, Bocas del Ródano, Gironda, Loira
inferior, Norte, Sena inferior, Ródano. La de los crímenes contra la propiedad,
¿ofrecesutablerodetintainversoalprecedente?Nadadeeso.Nodierenen-
tre sí sensiblemente, y los departamentos más obscuros, como los más claros,
son casi los mismos en la una que en la otra. Y téngase en cuenta que se trata
de cincuenta años de estadística.
Si hubiera podido hacerse un trabajo semejante en el siglo VI de nuestra
era, en los tiempos en que Arles era una gran ciudad de cien mil habitantes,
rodeada de una verdadera constelación de ciudades romanas, y en que Lu-
tecia era una aldea aislada, es de presumir que la carta de los homicidas, en
lugar de presentar una diseminación de sus tintas, no hubiera dejado de apa-
recer más sombría en el sitio de las rudas tribus germanas del Norte, que en
los de los celtas romanizados del Mediodía.
114 El mismo contraste en España. Las provincias del Norte dan un promedio
de crímenes contra la s personas superior a las del Mediodía. En tiempo de la
dominación árabe, ¿sería lo mismo? ¿Se puede creer que entonces, como hoy,
el conjunto de la crimi nalidad violenta en esta Península fuese cuatro veces
más elevado que en Francia.

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