Capítulo III: El interrogatorio directo
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La defensa en juicio. La defensa pe naL y La oraLidad
CAPÍTULO iii
el interroGatorio directo
a. consideraciones Generales
1. la necesidad de interroGator ios directos PersuasiVos
Es típico que el éxito en un juicio dependa de la creación de una
historia armativa verosímil durante el interrogatorio directo. Esta
formulación puede parecer herética a las personas cuyas imágenes de
un juicio provienen de los dramaturgos. Pues en el drama, la victo-
ria parece depender siempre de una repregunta en la cual un testi-
go,enfrentadode prontoconuna informacióndevastadora, conesa
angustiado una fechoría. Pero como el lector vio en el Capítulo II, es
típico que cada parte trate de demostrar la exactitud de una historia
armativa.El interrogatoriodirecto es laprincipal oportunidad que
uno tiene para narrar su historia.
No debe pensarse en el interrogatorio directo simplemente como la
fase del juicio en la cual se inserta en el registro la prueba favorable,
yse utilizael alegato nalpara persuadiraljuzgador. Lainvestiga-
ciónsugierequelosjuzgadorestiendenadenirsuposiciónbastante
antes del alegato nal. Los psicólogos hablan de las “disposiciones
mentales”,lascualesunavezformadasquizáseadifícilmodicar.Por
ejemplo, si se necesitara una cantidad “X” de datos para convencer a
un juzgador totalmente neutral tal vez fuera necesario “X + 3” para
convencer a quien ha adoptado una disposición mental desfavorable.
Uno puede comprobar personalmente esta armación comparando
las impresiones que recibe de dos personas a partir del siguiente par
de adjetivos:
A. Generoso, digno de conanza, egocéntrico, sin humor,
odioso.
B. Odioso, sin humor, egocéntrico, digno de conanza,
generoso.
Aunque las palabras son idénticas, su disposición puede ha-
ber inducido al lector a formarse una impresión más favora-
ble de la persona “A”. Y esa impresión favorable bien puede
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Paul Bergman
convertirse en una “disposición mental” en favor de “A”, en
el sentido de que “B” difícilmente podrá superar.
Por supuesto, una recomendación rutinaria al jurado les recuer-
da:“Noformenopinioneshastaque nalmentelessometanelcaso”.
Pero la existencia misma de la recomendación demuestra que un ju-
rado puede comenzar a resolver un caso desde el momento en que ve
nuestroportafolios. Así, un interrogatoriodirecto ecaz esmásque
un repaso de la historia de un testigo con una proporción mínima de
objeciones.Unexamen directoecazpersuade aljuzgador dequela
declaracióndeuntestigoesexacta,yayudaaljuzgadoraidenticarla
evidencia importante que demuestra las proposiciones fácticas.
La atención a las técnicas persuasivas en el interrogatorio directo
es importante sobre todo en el ambiente oral del juicio. Los estudios
acerca de la conciencia cognitiva demuestran que alrededor del 85 %
de lo que aprendemos es resultado del aprendizaje visual. Un mero
5-10 % de nuestro aprendizaje es consecuencia de la audición. Como
loconrmannuestrasexperiencias estudiantiles,lamayoría sencilla-
menteno somosmuy ecientesen elaprendizaje oral.Sin embargo,
aunque uno propone pruebas, el juicio es principalmente un episodio
oral. Los abogados y los testigos intentan “enseñar” a los juzgadores
esencialmente hablándoles. No es posible suministrar a un juzgador
unatranscripciónconelndequelalea,ouna“píldora depruebas”
para saborear. Uno debe basarse en técnicas de interrogatorio que
tiendenaelevarlaecaciadelaprendizajeoraldeljuzgador.
2. el interroGatorio directo co Mo narraciÓn de una historia
Ustedeselscal, yllamaal señorResnikcon elnde quedeclare
acerca de los actos de la señorita Shelley, a quien se acusade homicidio:
P: Señor Resnik, ¿dónde trabaja usted?
R: Soy el subgerente de un supermercado A & P.
P: ¿Cuáles son sus obligaciones como subgerente?
R: Bien, confecciono los horarios de los empleados, atiendo las
quejas y las preguntas de los clientes, me aseguro de que los es-
tantes del local estén abastecidos y de que el local esté limpio...
esa clase de cosas.
P: ¿Cuánto tiempo hace que desempeñe el cargo de subgerente?
R: Alrededor de cuatro años.
P: Señor Resnik, deseo llamar su atención sobre la fecha del 12 de
marzo de este año, alrededor de las 18:00 horas. ¿Dónde estaba
usted entonces?
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La defensa en juicio. La defensa pe naL y La oraLidad
R: Estaba sacando al perro para dar el habitual paseo vespertino.
P: ¿Dónde se encontraba usted exactamente?
R: En la manzana 600 de Hayvenhurst, inmediatamente después
de los campos.
P: ¿Vio a la señorita Shelley, la dama sentada allí, mientras usted
paseaba a su perro?
R: Sí, la vi,
P: Por favor, describa lo que vio.
R: Yo estaba caminando por la acera, cuando vi que la dama des-
cendió del automóvil y caminaba hacia una casa.
P: ¿Puede decirnos qué casa era?
R:Unacasablancaconunarayaazul;eljardínenfrentemostraba
casitodasusupercieocupadaporenredadera.Noconozcola
dirección exacta.
P: ¿Con cuánta claridad alcanzó a ver a la señorita?
R: Con bastante claridad. Cruzó frente a mí, y yo estaba apenas a
cinco metros de distancia. Aún no había oscurecido del todo.
P: ¿Había algo peculiar en ella?
R: Diría que sí. Portaba un arma.
P: ¿Qué clase de arma?
R: No sé mucho de armas de fuego, y por eso no puedo respon-
derconexactitud.Peroparecíaunapistola,nounrieninada
semejante.
P:Porfavor,expliquequéquiere decircuandoarmaque“pare-
cía una pistola”.
R: Bien, tenía un cañón corto, quizá diez o doce centímetros. Vi un
solo caño, y el color era oscuro.
P: ¿Qué recuerda de la culata?
R: No pude ver con igual claridad esa parte, pero alcancé a perci-
bir que toda la culata calzaba bien en la mano de la mujer.
P: ¿Recuerda en qué mano portaba el arma?
R: Sé que estaba en su mano izquierda, porque vi inmediatamente
el arma, y yo me encontraba a la izquierda de la mujer.
P: ¿Puede explicarnos cómo caminaba?
R: Yo diría que se daba prisa... no corría, pero se desplazaba con
más velocidad que la que suele mostrar la persona que camina.
P: ¿Pudo verle la cara en cierto momento?
R: Sí.
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