Los argumentos basados sobre la estructura de lo real - El imperio retórico. Retórica y argumentación - Libros y Revistas - VLEX 976200623

Los argumentos basados sobre la estructura de lo real

AutorChaïm Perelman
Cargo del AutorProfesor de la Universidad Libre de Bruselas. Miembro de la Real Academia de Bélgica
Páginas111-134
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EL IMPERIO RETÓRICO. RETÓRICA Y ARGUMENTACIÓN
CAPÍTULO VIII
LOS ARGUMENTOS BASADOS
SOBRE LA ESTRUCTURA DE LO REAL
Cuando dos elementas de lo real están asociados entre sí, en un
nexo reconocido, es posible fundar sobre este nexo una argumenta-
ción que permita pasar de lo que se admite a lo que uno quiere
hacer admitir.
Hemos visto cómo Bossuet, arguyendo a partir de la solidari-
dad tradicional en la iglesia entre el altar y el púlpito, se esfuerza
por obtener de los fieles el mismo respeto para la palabra de Dios
que aquel que ellos testimonian en la comunión por el cuerpo del
hijo de Dios.
Las estructuras invocadas habitualmente son de otra naturaleza:
la mayor parte de los argumentos financiados sobre lo real apelan a
nexos de sucesión1, tales como la relación de causa a efecto, o a nexos
de coexistencia2, tales como la relación entre la persona y sus actos.
Se trata de dos maneras diferentes de estructurar,lo real. En los
nexos de sucesión son fenómenos del mismo nivel los que se ponen
en relación, mientras que, en los basados en los nexos de coexisten-
cia, la argumentación se apoya sobre términos de nivel desigual, ta-
les como la esencia y sus manifestaciones.
1. Los nexos de sucesión
A partir de la afirmación de un nexo causal entre fenómenos,
la argumentación puede dirigirse hacia la búsqueda de las causas,
1T,A,, págs. 354-394 .
2Ibid., págs. 3 94-445.
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CHAÏM PERELMAN
hacia la determinación de los efectos y hacia la apreciación de un
hecho por sus consecuencias. Cuando se trata de actos intencionales,
la determinación de la causa se acompaña de la del motivo que ha
incitado a realizar el acto.
La argumentación desarrollada sirve para dar cuenta de un fe-
nómeno, para explicarlo, a veces para orientar las investigaciones. .
El descubrimiento de un cadáver suscita una serie de pregun-
tas: ¿se trata de una muerte natural o de un crimen?, y en este últi-
mo caso, ¿quién ha podido producirlo? ¿Quién tuvo interés en ma-
tar a la víctima? Entre los sospechosos, ¿quién es el que ha tenido el
deseo y la posibilidad de obrar?, ¿las presunciones de que se dispo-
ne son precisas y concordantes?, ¿en qué medida explican el desa-
rrollo de los acontecimientos?, ¿otras hipótesis no serían también más
aceptables?
Observemos con relación a este punto que el mismo tipo de ra-
zonamiento servirá también, tanto en una deliberación íntima, como
en una argumentación para uso de otro. Esta última no será eficaz,
a menos que exista entre los interlocutores un acuerdo sobre los
motivos posibles de una acción, sobre su pertinencia y su probabili-
dad en un contexto determinado.
Aquel que en un juego de azar gana un número de veces
anormalmente alto puede ser sospechoso de hacer trampa, lo que
hace su éxito más comprensible. Si varios testigos están de acuerdo,
sin que se hayan puesto previamente de acuerdo, estaremos incita-
dos a concluir que han asistido al mismo acontecimiento del cual
atestiguan la realidad.
Admitiendo la existencia de correlaciones, de leyes naturales,
del principio de que las mismas causas producen los mismos efectos,
podremos llegar a constituir hipótesis en un contexto determinado,
controladas por medio de investigaciones apropiadas.
El argumento pragmático3 es el que permite apreciaran hecho
por sus consecuencias. Para Bentham, es incluso el único argumen-
to válido cuando se trata de adoptar una norma:
3Cf. Ch. Perelman, «L󰜚argum ent pragmatique», en Le champ de l󰜚argumentation,
pág. 100 a 119, tanto como T.A. págs. 357-364.

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