El universo significante en la poesía de Rosamel del Valle (5). - Núm. 32, Marzo 2005 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56739047

El universo significante en la poesía de Rosamel del Valle (5).

AutorCastellano Gir
CargoEnsayo cr

Símbolos del reino animal

Es muy variada la flora y fauna en la imaginería rosameliana, pero la recurrencia es más significativa en algunos animales, árboles y flores.

Animales como tigres, leones, leopardos, cebras, elefantes, lobos, perros, peces, ovejas, reptiles; aves como águilas, alondras o palomas, y los pájaros en forma genérica y conceptual; insectos y artrópodos como arañas, escorpiones, tarántulas, tábanos, abejas o langostas, son nombrados muy frecuentemente, totalmente sumergidos en la cadena de la vida desplegada en la típica forma simbólica forma rosameliana. También los fabulosos dragones son invocados, con la notable ambiguedad de su poética, puesto que se les considera guardianes del Paraíso (EJO, 34).

Cada entidad animal, en vez de integrarse al universo antropocéntrico con base y jerarquía moral que caracteriza a la literatura tradicional, con atribuciones más o menos postizas a la idiosincracia de cada especie, se incorpora al sistema de significación donde los valores cambian radicalmente:

Por cada breve historia que se levanta del polvo de los muebles Hay una catástrofe en la sala oscura del corazón. Un malentendido con toda cosa. El frío hilo en marcha Entre las horas sin origen. "El león dormía en el árbol Derribado por el leñador". Así se devora Lo más amado cada día y tal vez mientras Viene a devoramos el dragón a quien pertenecemos. (FC, 95-96) Esta escala cósmica en vez de humana es la característica más notable y a la vez más moderna de la poética rosameliana, representada con todos sus símbolos, tropos, imágenes o locus , pero que es especialmente significativa en et caso de los animales, cuyo reconocimiento e inclusión a la par del reino humano augura un posible y mejor mundo futuro, soñado y creado por el poeta.

Leones y tigres

Leones y tigres podrían ser considerados como personajes, porque recurren frecuentemente, sobre todo los "leones de la noche" (EJO, 30) asociados a la historia de Daniel (véase el personaje correspondiente). Se les considera personajes mitológicos y el poeta los asocia a las entidades símiles: "Con la diabólica faz del ángel de la espada de fuego / En la puerta con dragones del Paraíso. / En la jubilosa soledad del león y de tigre" (EJO, 34).

Encontramos, por lo tanto, a los leones asociados al ambiente paradisíaco, arcádico donde el poeta construye su jardín poético/ ideológico:

Conocidos son los rostros que vienen a la cena del fuego Y a danzar en privada celebración del resucitado, Cuando se está de rodillas delante de leones absortos O se habla por la boca del mar con envejecidos meteoros" (LVC, 23). El poeta, que estuvo "con Daniel en la jaula de los leones"(LVC, 25) es el organizador de ese mundo bizarro , donde cada entidad, animal o vegetal, puede actuar de modo insólito:"Ahora que las cuerdas que me sujetan a la tierra / Empiezan a temblar como el árbol / Bajo el cual pasan los leones de vuelta del velorio"(LVC, 58).

El león --en la historia de Daniel y la estatua de Bel y la del foso-- encarna una forma de juez/árbitro moral, pues el profeta no es tocado por los animales, en cambio sus enemigos son devorados de inmediato. 1 Cabe citar que en José Martí, según Schulman, el león "representa el genio creador, pasión, energía y majestad". 2 Concuerdan entonces, en el sentido positivo del símbolo, Martí y Rosamel del Valle.

En los tigres que poetiza William Blake, y también Jorge Luis Borges, quien alude precisamente a Blake en "El oro de los tigres" 3 encontramos una proyección a nivel de la metáfora poética y la alegoría del hombre romántico y su dolor existencial, acaso el primero en formar una estética asimilable a él. En Neruda, en cambio, la idea poética del tigre reside principalmente en su relación con la sexualidad, en la unión al mismo tiempo frenética y desgarrada de la cópula:

En el fondo del pecho estamos juntos, en el cañaveral del pecho recorremos al acecho de un metro de piel fría, al acecho de un ramo de inaccesible cutis, con la boca olfateando sudor y venas verdes nos encontramos en la húmeda sombra que deja caer besos. (4) Resume así en un sólo ámbito poético (la pareja sexual) el fiero animal y la espesura en que habita, la jungla magnética que a la vez metaforiza al cosmos.

En César Vallejo hay tigres asociados a inesperados crepúsculos atenienses, sugiriendo la "espiritualidad" de su existencia poética: "Nada! Fueron los tigres que la dan por correr / a apostarse en aquel rincón, y tristes ver / los ocasos que llegan desde Atenas". (5)

El poeta habla de "fábulas", cuando "Algo les dice / En el corazón que los tigre danzan mientras duermen. / Así son las fábulas con que nos alimentamos al desayuno" (LVC, 46). También aquí la selva es el ámbito de los juegos del amor, o acaso un mundo más vasto, el propio jardin paradisiaco, donde el espacio vital de los tigres tiene lugar: "Y quizás quieras saber que aún no se ha deshecho / Ese atardecer con tambores para los tigres, casi como lo imaginabas/ Cada día en tu propia selva y en la mía"...

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