El universo significante en la poesía de Rosamel del Valle (2). - Núm. 32, Marzo 2005 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56739044

El universo significante en la poesía de Rosamel del Valle (2).

AutorCastellano Gir
CargoEnsayo cr

La simbología poética de Rosamel del Valle

Hemos visto que José Ramón Heredia señalaba en 1965 las "llaves" para entender la poética rosameliana: palabras claves como memoria, lámpara o estatua. Hemos visto también como este lenguaje tan propio del poeta se organiza en imágenes de complejidad creciente, un verdadero sistema de significación donde dichos vocablos y muchos otros, como tornasol, eclipse, catástrofe, imán, talismán, estropicio, cobran intensidad en relación a esa dinámica interna. Sin embargo, para entender la poesía de Rosamel no basta el análisis --por justo y necesario que sea-- de las secuencias y formas estructurales de su tejido linguístico, sino que es preciso al menos intentar explorar el complejo significado simbólico de esas imágenes, nombres, personajes y palabras recurrentes. Es necesaria también la síntesis de estos elementos, porque el mismo Rosamel del Valle escribió (refiriéndose a Humberto Díaz Casanueva, pero también a sí mismo) sobre una poesía "activa, no pasiva, que moviliza todas las potencias del ser: poesía integral, radical, llena de sagrada unidad que brota de su constante y doliente comunicación con el fondo de su existencia". (1)

Personajes / encarnaciones

En M (1926) el personaje creacionista es un hombre que "tuerce la noche entre su voz y el cielo" (Poema 2). Hay espacios abiertos, astronomías domésticas y domesticadas, y un cielo cubista, parcelado por el logos. Desde P (1939) el poeta posee un sistema bien estructurado donde aparecen imágenes como "la escala de los sueños" (15) o figuras como las lámparas: "En mi cárcel de cielos derribados, / En mi iluminada desesperación, / En mi ciudad de piel crispada, / En mi voz que ha viajado cerca de tu lámpara ..." (P, 46).

Hemos visto, a través de la Antología de Teitelboim / Anguita, que los titulos anunciados por el poeta en Ediciones Panorama formaban parte de un ciclo que venía consolidándose desde hacía ya tiempo. Era el lenguaje del poeta aprehendiendo el mundo, haciéndolo suyo.

Orfeo (2)

Es en su libro Orfeo (1944) que el poeta encuentra a su doble literario, crea el alter-ego que representaría su "yo lírico", humanizado y hasta cierto punto despojado de la solemnidad del Mito en la profundidad del ser del poeta. En la segunda parte de este libro se ha examinado la significación rosameliana del "personaje" Orfeo dentro del contexto de sus libros.

No sólo el libro y el personaje de Orfeo contienen la figura arquetípica del poeta. Además de encarnación del vate, lo órfico se relaciona de modo pivotal, catalítico, con otros ámbitos de su poesía, y a nivel de lo textual, con la imagen, convirtiéndose en parte a la vez estructural y a la vez operativa, "fisiológica", de su sistema autorreferencial. Así, Orfeo es un "sonámbulo terrestre", el que "salía a escucharse" (O, 108), una especie de símbolo dentro de los símbolos rosamelianos.

Por último, Rosamel llega a situar la propia reencarnación órfica en el tiempo: "Orfeo 1960" (AET, 39). La profusión de personajes nombrados o evocados por el autor puede referirse a dos ámbitos, dialécticamente conectados en la dinámica poética señalada para lo órfico: los interlocutores del poeta y las encarnaciones de éste:

Tú, a veces, Orfeo. (Oh, el laúd lleno de telarañas en el sótano del padre.) Tú, tesorero y estadista, vendedor de tienda, alquimista de colores y palabras; Tú, el mago menor en la administración de los sueños y los actos, brizna de paja clavada en mi herida; Tú, estupefacto. En esa ciudad que nadie recuerda, en esa feria donde nunca estuve cuando tú estabas ahí. (ECE, 93) La "ciudad más irreal" es el dominio de poeta antiguo/moderno, sitio de metamorfosis y de re/encuentro con Ovidio. "... Y que sea yo / Mr. Ovidio. '¡Oh, se vive en plena metamorfosis' " (FC, 14), tema que retorna en "Quinteto" (LVC) donde Eurídice es invocada con Ovidio, para integrarse una vez más a una poética:

Si yo fuera Ovidio diría que eres la alegoría del amor, La visión rodeada de centellas por caminos sin cielo. Y ya ves, eso es forzar la lengua para nada Puesto que estás vestida de brillantes jeroglíficos Y tratando de hablar por los ojos de cada signo. (LVC, 95) Con Orfeo, Rosamel no sólo define los ámbitos culturales y espaciotemporales de su poética, sino que crea un válido interlocutor para sus lectores de este tiempo y del otro.

Era / Eurídice

Eva es la protoEurídice de País blanco y negro y en la novela surrealista Eva y la fuga. Eva, mujer mágica que poseía una "memoria convulsa":

... un país de hechos extraños y de extrañas videncias, lo que le permitía evocar un suceso íntimo ante la presencia de cada cosa y aún ante cosas que no siempre tenían presencia. Siempre me pareció verla caminar con un pie en lo sucedido y el otro en lo que acaso podía suceder o en lo que, más bien, tendría que suceder. Y todo dentro de un plano parecido a su memoria convulsa. (PBN, 34-35). Señalamos ya --y esto se puede demostrar en cada uno de los personajes/locus de la obra rosameliana-- que su razón de existir es una razón poética. Así Euridice posee estos poderes mágicos, es "hermana de fuego" y "Perdida está en su propia lámpara" (O, 111-12) y explora

... soledades que se apartan, Desde donde te veo entrar en el mundo, en las cosas, en los hombres: Con la varilla del hada terrestre, segura del hondo sonido; Segura de la magia a punto de crecer; y segura del tiempo del hombre. (O, 482-85) Eurídice también es la Vidente (mujer que en Eva y la fuga el poeta ha visto llegar" desde el país de la nada o desde la penumbra en que flotan...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR