'Todo esto ha sido una infamia a mi persona'
No han sido días fáciles para el ministro de la Corte Suprema, Carlos Künsemüller Loebenfelder. Asegura que no solo en el plano personal, sino también para el Poder Judicial.El magistrado no oculta su molestia por la acusación constitucional presentada en su contra y de otros dos supremos de la Sala Penal: Hugo Dolmestch y Manuel Antonio Valderrama, la que finalmente fue rechazada la madrugada del viernes.Antes de la presentación de los diez diputados que lo acusaban de notable abandono de deberes por conceder seis libertades condicionales a condenados en causas de derechos humanos, de Künsemüller -director del Instituto de Ciencias Penales- en el mundo político se destacaba su trayectoria como docente y penalista. También, su defensa por las violaciones a los Derechos Humanos como abogado de la Vicaría de la Solidaridad y en los consejos de guerra, donde defendió a detenidos.Incluso, algunos congresistas pensaron sacarlo de la acusación por su trayectoria. Según Künsemüller, esto hubiese sido una "discriminación odiosa y habría demostrado la debilidad de la acusación. El jueves dijeron que la trayectoria de los jueces no servía para nada, no tenía ninguna importancia. Que éramos todos unos delincuentes judiciales. Ahí esta la contradicción, por eso se cayó la acusación".En estos días, dice haber sentido el apoyo de sus pares, alumnos, abogados y de su familia; especialmente de su señora, con la que quiso ver la votación de la acusación en su casa. Por eso se fue antes del Palacio de los Tribunales el jueves donde siguió, con los otros ministros acusados y el Presidente de la Corte Suprema, Haroldo Brito, las intervenciones en la Cámara.Pese a los "malos ratos", el magistrado rescata que este proceso le permitió reencontrarse con quien fuera su maestro en la Universidad de Chile: el penalista Alfredo Etcheberry, a quien le está profundamente agradecido por su defensa. "Mi abogado dio una clase magistral sobre Derecho Penal Internacional a los congresistas".Künsemüller es conocido en el máximo tribunal como uno de los ministros de más bajo perfil. Sin embargo, decidió recibir en su oficina a "El Mercurio", pues esta vez quería expresar su opinión por lo que califica de "una infamia".-¿Cómo ha vivido estos días desde que se presentó la acusación?-Hay que distinguir dos planos. Primero, el personal, que ha sido de mucha molestia, sobre todo por la injusticia que esto significa, y la infamia, porque todo esto ha sido una infamia a mi persona. En segundo lugar, el del Poder Judicial, que ha sido injustamente agredido de una manera escandalosa.-¿Por qué es una infamia?-Porque la acusación se basó en hechos falsos. Lo más grave es atribuirles a los tres ministros de la Segunda Sala que deliberadamente y a conciencia infringieron la ley. Eso significa atribuirnos el delito de prevaricación, lo más grave que se le puede imputar a un juez. Y esa imputación...
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