Simplemente Verónica - 5 de Diciembre de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 698493109

Simplemente Verónica

Verónica, la mujer que puso de moda las clases de cocina en Chile, pionera en el uso de ingredientes hoy comunes, como las chalotas o la leche de coco, pionera también en la sección de cocina de revista Ya, había empezado a trabajar en este esperado libro que recopila sus mejores recetas poco antes de saber que tenía cáncer. No alcanzó a terminarlo. Tras su muerte, en 2015, su familia decidió seguir adelante con este proyecto. Ella lo merecía. Ella, que siempre se apuraba en aclarar con humildad que no era chef, que era solo cocinera, pero tenía el talento, la creatividad, el empuje y el renombre de una gran maestra.

La conocida banquetera Martita Serani, gran admiradora de Verónica y también colaboradora en nuestra sección de cocina, fue la encargada de escoger las recetas para el libro y volver a prepararlas, para que pudieran ser rescatadas por el lente del fotógrafo Claudio Vera, especializado en gastronomía.

El desafío incluyó actualizar las preparaciones más antiguas -"redujimos mucho la mantequilla, la crema, el ajo", explica Martita- y también asegurarse de que la selección final fuera un reflejo fiel de la imborrable impronta que Verónica dejó en las cocinas de tantas familias.

-Hicimos mucho trabajo de boca a boca, entrevistamos amigos, familia, alumnos, para evaluar cuáles eran las recetas que no podían faltar -cuenta Martita, quien

debió sumergirse en una bodega llena de archivadores, con más de 600 recetas escritas, para dar con las mejores. Luego las cocinó en la misma cocina de la calle Alonso de Córdova donde Verónica hacía sus clases, usando sus ollas, sus paños de cocina, sus platos.

-Respirábamos a Verónica -bromea Martita. -Fue una gran experiencia, como si hubiéramos revivido a una persona a partir de su cocina.

Hoy, muchas personas podrán revivirla también en sus propias casas, gracias a este recetario con entradas, platos de fondo, acompañamientos, postres y las recetas base que eran clave para Verónica: caldos caseros de carne, pescado y pollo; ajos asados; salsas de tomate y bechamel; vinagretas de cilantro, mostaza y balsámico o mediterránea. Además, el libro incluye un texto en primera persona, armado con una recopilación de entrevistas y escritos de la misma Verónica, donde habla del plum pudding navideño que su granny comenzaba a preparar ya en julio; de cómo recién casada, en Australia, tuvo que cocinar "porque no tenía ayuda"; de cómo le gustaba la delicadeza y frescura de la cocina francesa, de las que sus...

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