La semana política - 7 de Diciembre de 2014 - El Mercurio - Noticias - VLEX 547758618

La semana política

Razones para el impacto de una encuesta

Se ha vuelto a confirmar la credibilidad e influencia de que goza la encuesta del Centro de Estudios Públicos. Pese a los severos desaciertos en sus mediciones electorales del año pasado -producto de la incertidumbre que introdujo el voto voluntario y de algunas prácticas metodológicas ahora corregidas-, la serie permanente de sondeos que viene realizándose por casi tres décadas ha mostrado ser fidedigno registro de las percepciones de los chilenos. El impacto que esta vez han tenido sus resultados se explica tanto por esa confiabilidad como por la magnitud de lo que ellos muestran: un grave deterioro en el capital político de la Presidenta Bachelet, principal activo de la coalición que sustenta a su gobierno.

El punto resulta crítico por las características de la actual administración. Elegida con un apoyo abrumador, la Mandataria conformó su gabinete con prescindencia de los partidos, pero este -dado el escaso peso político y corta trayectoria de muchos de sus integrantes- se ha mostrado incapaz de blindarla frente al descontento que provocan diversas áreas de la gestión gubernamental. En cambio, ya repetidas veces ha debido ella bajar al incómodo terreno de la contingencia y pagar los costos de aquello, incluso viendo cómo algunos de sus ministros registran (en otros sondeos) mayores niveles de aprobación que los de la propia Jefa de Estado, tal como ya lo sufriera su antecesor.

Los números de esta semana confirman la existencia de un profundo divorcio entre la ciudadanía y la agenda que impulsa el Gobierno. Esta ha intentado hacerse cargo de transversales demandas por reducir las desigualdades y mejorar la calidad de la educación, pero lo ha hecho de un modo signado por la ideología, atendiendo antes a las consignas que a la búsqueda de soluciones eficaces; peor aún, las iniciativas más emblemáticas de la administración han traído incertidumbre a los agentes económicos y puesto en duda valores históricamente compartidos, como el de la libertad de enseñanza. Es eso, y no un mero déficit comunicacional o el efecto de hipotéticas campañas del terror, lo que explica la caída en la evaluación del Gobierno. Así lo entienden las figuras más lúcidas del oficialismo, que llevan tiempo advirtiendo los riesgos de este alejamiento del sentido común -aquel que caracteriza a la amplia clase media- y el error que supone identificar ciudadanía con "calle". No se trata -como creyó algún parlamentario de la...

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