Sección III: Aspecto intermedio: La estabilización de la economía
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HENRY LAUFENBURGER
Las desgravaciones alcan zan un tota l de 1,285 mil lones d e mar cos en 193 5, con
relación a 1933 (en un presupuesto que asciende a 9,000 millones aproximadamen-
te), sin tener en cuenta el saldo d e los bonos von Papen. Estas desgra vaciones no
desencadenaron la recuperación, pero contribuyeron grandemente, en unión de las
otras medidas (política de obras públicas y de rearme), a hacer salir la economía del
marasmo en que se halla ba.
En Francia, en los comienzos de 1938, el segundo gabinete Chautemps (siendo
Marchandeau Mini stro de Ha cienda) anunció una rebaja del gravamen sobre la
producción, en el caso de que tuviera lugar un aumento de la recaudación, y tam-
bién ciertas exoneraciones fiscales en favor de las exportaciones. El gobierno Daladier
(mayo de 1938) dio fuerza de ley a estos proyectos, incorporándolos a la primera
serie d e decretos de plenos poderes.
En una palabra, la s desgravaciones fiscales son incapaces de desencadenar una
recuperación si no van acompañadas d e otras medidas de saneamiento que garanti-
cen, en última i nstancia, un exceso de ganancias que compense las pérdidas resul-
tantes de la baja de la recaudación. Por lo tanto, parece que el único procedimiento
presupuestario capaz de actuar sobre la coyuntura es la modificación apropiada del
ritmo de amortización, que equivale a disminuir durante la fase de depresión el
reembolso de los empréstitos, liberando así recursos que eviten los recargos fisca-
les y hagan posible, en determinadas condiciones, la reducción de las contribucio-
nes. Pero al proceder así se rebasan las lindes de la política d e coyuntura.
Si es difícil, pues, animar la coyuntura por medio de manipulaciones fiscales y
monetarias, ¿se podrá llegar a más, o sea a estabilizar la economía?
SECCIÓN III
ASPECTO INTERMEDIO: LA ESTABILIZACIÓN
DE LA ECONOMÍA
¿EL RITMO,ES O no inher ente a la evolu ción económica? Nos parece que es
inseparable, puesto que domina la naturaleza misma (estaciones y ciclos de buenos
y malos años) y, especialmente, la naturaleza humana (oscilaciones psicológicas).
Por lo tanto, l a interven ción del Estado no puede aspirar a estabilizar completa-
mente la economía. Todo lo más a que puede aspirar es a atenuar las fluctuaciones
en los dos sentidos, en el de la depresión y en el de la prosperidad. Habida cuenta
de que los precios se manifiestan como los motores de la evolución económica, los
poderes públicos tendrán que actuar sobre ellos para evitar sus fluctuaciones.
El primer método, llamado indi recto, consiste en atacar los precios, para do-
minarlos, a través del mecanismo de la moneda y del crédito. Vamos a ocuparnos,
en primer térm ino, de los métodos y de los límites de la pol ítica de «moneda
dirigida» (entendida en el sentido más amplio). Esta política la han practicado en
gran escala los países anglosajones.
En Alemania, el Estado, bajo el régimen nacio nal-socialista, ha tenido una
pretensión más ambiciosa: la de estabilizar la economía, en los límites humana-
mente posibles, a l alto nivel que había alcanzado en el curso de una fase de prospe-
ridad. A este efecto el gobierno se ocupó directamente del mecanismo de la forma -
ción de lo s precios, partiendo del supuesto de una estabilidad ficticia de la moneda.
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