Los robots combaten el delito y ayudan en las labores de búsqueda y rescate
Emily es un robot y su nombre no fue elegido al azar. Es el acrónimo de Emergency Integrated Lifesaving Lanyard (cuerda salvavidas integrada de emergencia). La desarrollaron en 2010 los estadounidenses Anthony Mulligan y Robert Lautrup, quienes formaron la empresa Hidronalix, que lo comercializa.
Se trata de un dispositivo de flotación robótico que puede ser lanzado desde la orilla o desde un barco o helicóptero. Usa el mismo sistema de propulsión que las motos de agua, sin emplear hélices que pudieran dañar a quienes rescata. Está recubierto con kevlar, material que le permite salir sin daños tras el choque con rocas a 35 km/h, la máxima velocidad que alcanza.
Emily puede mantener a flote a ocho personas mientras los rescatistas llegan con la ayuda. La última versión está equipada con comunicación por radio, con cámara de video que transmite en vivo y con luces que permiten rescates nocturnos.
Está en Lesbos tras un requerimiento de la guardia costera griega que solicitó ayuda al "Centro de Búsqueda y Rescate Asistido por Robot", dependiente de la Universidad de Texas AyM. En una charla TED, su directora, Robin Murphy, explicó cómo el uso de robots y vehículos no tripulados han ayudado en desastres como "Katrina", permitiendo, por ejemplo, el levantamiento de información crucial durante las primeras horas, insumo fundamental para planificar el rescate y la ayuda de los equipos de emergencia. "Los robots no reemplazan a los humanos o a los perros en el rescate de las personas. Hacen cosas nuevas e innovadoras", aclaró Murphy.
Pequeño y letal
Los robots no solo son usados en labores de salvataje, sino que también en la prevención del delito o en trabajos que, por su peligrosidad, ponen en riesgo la vida del personal especializado.
Dogo es el nombre de un robot israelí empleado para el combate del terrorismo. Es pequeño y letal. Puede entrar a un recinto silenciosamente, subir escaleras y evadir obstáculos. Está equipado con ocho cámaras y puede "escuchar y hablar". Es capaz de portar una pistola Glock de 9 mm y realizar cinco rondas de disparos en dos segundos. Esto permite a la policía disparar a los delincuentes sin poner en riesgo la vida de los uniformados. Para casos menos complejos, se puede reemplazar la pistola por un gas irritante o una luz que enceguece temporalmente.
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