La propiedad socialista - Sección 2 - Revolución, marxismo y derecho en Cuba - Libros y Revistas - VLEX 976415041

La propiedad socialista

AutorFernando Álvarez Tabío
Páginas253-268
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La propiedad sociaLista
la ProPiedad socialista
Fernando Álvarez Tabío
1. el réGimen social en la co nstitución socialista
Como ley fundamental de un país, toda constitución se propone, en
primer lugar, dar vida jurídica a la organización política, social y eco-
nómica de un Estado cualquiera, sea capitalista o socialista; es decir,
legalizar la dictadura de la clase dominante, de la clase que controla
los instrumentos y medios esenciales de producción.
En el Estado capitalista es la burguesía –que constituye una peque-
ña minoría de la población- la clase dominante. El objetivo principal
del Estado organizado por ella es mantener a raya a las clases explo-
tadas y preservar el orden capitalista. El Estado, que en este caso es la
organización política de una pequeña minoría, necesariamente consti-
tuye un poder especial separado de la sociedad e impuesto sobre ella.
El Estado socialista, en cambio, que de acuerdo con las conocidas
palabras del Maniesto Comunista, es el “proletariado organizado en
clase dominante”, y en el curso de un mayor desarrollo la organiza-
ción política de todos los trabajadores, que constituyen la inmensa
mayoría de la población, no es ni puede ser un poder situado por enci-
ma de la sociedad ni en contra de ella. Como organización política de
la mayoría de la población es el instrumento para suprimir la pequeña
minoría de la clase explotadora y, al mismo tiempo, sigue existiendo
como arma de defensa y represión ante cualquier amenaza externa o
interna al orden socialista. Pero a medida que los remanentes de la
clase explotadora van siendo gradualmente eliminados, en el curso
del proceso de la construcción socialista, los nes económico-organi-
zativos, culturales y educativos del Estado ganan en importancia. Así
el Estado socialista es el principal instrumento para la construcción
del socialismo y un importante factor en la revolución cultural.
Los Estados socialistas han sido creados como resultado de la re-
volución proletaria, que ya había sido iniciada bajo el capitalismo –en
Publicado en Revista cubana de Jurisprudencia, año 1, no.11, Distribuidora Nacional de Pub-
licaciones, La Habana, noviembre de 1962, pp. 11-22.
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Fernando Álvarez Tabío
una esfera política- merced a la organización de las clases trabajado-
ras bajo la jefatura de su vanguardia: los partidos revolucionarios de
los trabajadores. Esta vanguardia dirigió a la clase trabajadora en la
revolución y continúa dirigiéndola después de su victoria, siendo la
fuerza principal en la sociedad durante el período de transición del
capitalismo al comunismo.
A medida que se extiende la participación de los trabajadores en
la administración estatal y económica del Estado socialista, los fun-
damentos políticos del Estado son gradualmente extendidos a las or-
ganizaciones sociales, con lo cual el carácter del Estado en su sentido
propio va desapareciendo; pero sin que ello signique su debilita-
miento frente al mundo agresivo del capitalismo.
Por tanto, la diferencia entre las constituciones burguesas y las so-
cialistas está en principio determinada por el contraste de la naturale-
za clasista de cada uno de dichos Estados.
El propósito principal de las constituciones burguesas es la preser-
vación del orden existente. Esta es la razón por la cual estas cons-
tituciones no contienen elementos de crecimiento y desarrollo. De-
liberadamente suprimen toda referencia que indique el natural
desenvolvimiento del Estado burgués, cuya etapa imperialista con-
duce necesariamente a la revolución proletaria y el derrocamiento del
régimen capitalista.
Esta perspectiva es inaceptable para la burguesía, que no puede
reconocer su inevitable n ni mucho menos expresarlo en sus consti-
tuciones. Las constituciones burguesas son elaboradas como una ba-
rrera al paso de la sociedad hacia una etapa superior. Por eso tienen
un carácter profundamente reaccionario. Tratan de encubrir con las
más hermosas declaraciones todo el indigno contenido del Estado im-
perialista. El objetivo básico de esas constituciones, en la práctica, es
eternizar el poder político de la minoría dominante y la explotación
de las grandes mayorías populares; pero estos objetivos son ocultados
por todos los medios posibles, especialmente el sistema económico
de la sociedad burguesa. Generalmente se limitan a consagrar la pro-
piedad privada como un principio constitucional, pero omiten toda
referencia a lo que Marx llama la “anatomía de la sociedad burguesa”.
Las constituciones burguesas parten del principio de que la economía
nacional es materia de la “iniciativa privada”. Consecuentemente, el
sistema social es también omitido, ya que éste es determinado, en de-
nitiva, por los factores económicos, por las relaciones de producción
capitalista.
Las típicas constituciones burguesas sólo se preocupan de los ór-
ganos del Estado y de las relaciones formales entre ellos y con los
ciudadanos. El principio básico en que se asientan es el de la división

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