Prólogo
Autor | Luis Fernando Niño |
Cargo del Autor | Abogado y Licenciado en Criminología (U. de Bs As.) Doctor en Derecho (U. Salamanca) Profesor de Derecho Penal (U. de Bs As) |
Páginas | 13-16 |
13
AutoríA y pArticipAción
PróloGo
Ese código de todos que es el diccionario de la lengua asigna a la voz
“prólogo” cuatro acepciones, ciertamente relacionadas entre sí, pero con
matices propios. En primer lugar, lo dene como el texto preliminar de
un libro, que sirve de introducción a su lectura; pero –seguidamente-
lo carga de una clara intencionalidad, al establecer su sinonimia con
“exordio”, con lo que desnuda el objetivo del prologuista, que no es otro
que el de “atraer la atención y preparar el ánimo” de un tercero o terceros,
trátese de lectores, como en este caso, o de oyentes.
Aun en el tercer signicado cobra un rol activo el prologuista, por cuanto
alude a hechos anteriores a los referidos en la obra en cuestión o a reexiones
que se vinculan con el tema central que en ella se aborda. Y hasta en el cuarto
sentido, muy particularmente en empresas como la que hoy me ocupa,
la designación es atinente, puesto que se lo concibe como un discurso que
precede al poema dramático. Y, ¡vaya si prevalecen las acciones y situaciones
tensas y conictivas, que de eso se trata esencialmente cuando hablamos de un
drama, toda vez que el autor se ha abocado a la tarea de discernir, en la densa
y compleja red de conductas humanas en constante interferencia, cuándo es
que cuadra considerar a un semejante autor de una conducta prohibida por
la ley, o bien, estimarlo partícipe de un suceso tal! Consciente, pues, de esos
cuatro perles, asumo esta tarea que, con el tiempo, casi se ha convertido en
género, en el marco de mis actividades académicas.
El libro del Dr. Yan Vera Toste aparece como el fruto en sazón de una labor
acometida años atrás, precedido –esencialmente- por el trabajo dedicado al
mismo tema que en 2010 le condujo a obtener el Premio “Ignacio Agramonte”,
otorgado por la prestigiosa Unión Nacional de Juristas de Cuba, de la que me
precio en ser miembro de honor desde el año 2015.
El autor desgrana, en los cinco capítulos que componen su amante
obra, una temática asaz intrincada, demostrando erudición y solventando,
a cada paso, la dicultad que siempre representa el cotejo de la doctrina y
la jurisprudencia del propio país con las de otros, más allá de ciertas líneas
rectoras que permiten emparentar, a grandes rasgos, los esfuerzos de juristas
y magistrados de distintas latitudes, en aras de brindar soluciones racionales
al arduo tópico de que se trata.
Aunque pudiere considerarse una obviedad, que no lo es si echamos
una ojeada a otras producciones de nuestro universo cultural, ante visiones
encontradas, convenientemente expuestas, Vera Toste asume la propia toma
de posición sobre el punto de que se trate.
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