De la mano de Peña Nieto, México parece despertar de una larga siesta
La idea del Gobernante es desatar todo el potencial de la segunda economía de América Latina y derrotar sus endémicos problemas de pobreza, desigualdad, corrupción e inseguridad. De hecho, el pasado lunes 20 de mayo presentó el Plan Nacional de Desarrollo (PND), que retoma las cinco metas nacionales para elevar la calidad de vida de los mexicanos, que son lograr un México en paz, incluyente, con educación de calidad, prosperidad y que sea un actor importante en el entorno global.
En cuanto a reformas estructurales, Peña Nieto ya se anotó algunos triunfos al lograr el cambio del código laboral vigente por 40 años y que ahora facilita la contratación y el despido de trabajadores.
También modificó el disfuncional sistema educativo. Esta reforma no fue consensuada con el poderoso sindicato de profesores, e impulsa la calidad educativa y restaura la rectoría del Estado en esta materia.
Asimismo, el Presidente consiguió que el Congreso aprobara una ley para reformar el sector de las telecomunicaciones, que busca romper los monopolios en la televisión, telefonía celular y fija, y generar una mayor competencia, y que constituye un desafío a Carlos Slim, el hombre más rico del mundo y quien controla más del 70% de la telefonía y red de televisión en México.
En lo referente a la reforma financiera, el miércoles 8 el gobierno presentó una propuesta con la que persigue modificar el sistema bancario para impulsar la entrega a menores costos de más créditos bancarios.
Las reformas de Peña Nieto dependen del apoyo de los dos principales partidos de oposición, Partido de Acción Nacional (PAN, derecha) y Partido de la Revolución Democrática (PRD, izquierda) que suelen rebelarse, aunque ahora firmaron el llamado Pacto por México, destinado a la aprobación de estos cambios clave.
En México ha sido complicado realizar reformas profundas porque durante gran parte del siglo XX el Estado se dio a sí mismo el papel de rector de la economía y construyó un gigantesco e influyente aparato estatal, plagado de burócratas, y con un gobierno unipartidista del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Los poderosos y corruptos gremios y el problema de la aplicación de la ley fueron otros grandes obstáculos, puesto que México tiene un largo historial de leyes que las autoridades no aplican y que intereses poderosos logran eludir.
Para el experto en políticas públicas, académico y diplomático mexicano Otto Granados, en el país siempre ha habido resistencia ante los...
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