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Parte VI: Clasificación y pronóstico

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CRIMINOLOGÍA
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INTRODUCCION
En la literatura criminológica encontramos una enorme variedad de intentos
de crear una adecuada clasificación de los delincuentes. Revisar todas esas tentativas de
clasificación sería imposible y carecería de verdadero interés. Cuando, en una re-
ciente investigación, se dice que todo cr iminalista, incluso de segu nda categ oría,
puede tener su propia clasificación, el hecho, aunque exagerado, traduce bastante
correctamente el estado de la cuestión. A quienes se inclinan a prescindir de toda
clasificación, por la enorme variedad de las mismas y porque cada caso presenta
una peculiaridad —«hay tantas clases como deli ncuentes»—, se les puede argüir
que no solo es p osible, sino necesario establecer algunos grupos importantes de
delincuentes con miras a su caracterización criminológica y a su tratamiento desde
el punto de vista de la Política penal.
Si se tiene en cuenta desde cuántos aspectos puede enfocarse el problema, no
resulta tan extraño que todavía e xistan tantas cl asificaciones de del incuentes. En
rigor, no cabe esperar que se logre establecer una sola clasificación adecuada para
todos los casos. El problema de la clasificación solamente puede resolverse esco-
giendo un cierto número de elementos de importancia criminológica y, en relación
con cada uno de dichos elementos, agrupar los delincuentes según los rasgos típicos de
dicha relación. De este modo, como se verá más adelante, es posible establecer un
cierto número de clasificaciones importantes de las personas criminales, distribui-
das con arreglo a los puntos de vista de la Etiología, Psicología, Sociología criminal
y Política penal (tratamiento).
Pero ni aun en el caso de tales clasificaciones muy di ferenciadas, cabe esperar
el hallazgo de tipificaciones claras y completas. Toda cl asificación es de carácter
temporal. Se trata de un estado pr ovisional de equilibrio, que e s prec iso revis ar
constantemente bajo la influencia de nuevas experiencias.
Antes de pasar al estu dio de los diferentes tipos criminales a la luz de los
criterios expuestos, e s conveniente hacer un resumen histórico de las más impor-
tantes clasificacione s generales de delincuentes creadas por LOMBROSO, ENRICO FERRI,
WAHLBERG y VON LISZT.
Ya en los primeros períodos de la historia de la penología se exceptuaban los
niños y los locos del ámbito de las normas penales generales; y bastante antes del
desarrollo de la Criminol ogía científica se han establecido distinciones seg ún la
intención de los delincuentes concediendo importancia, entre otras cosas, a la inten-
ción afr entosa como terr eno calificativo, así como distinciones entre las penas para
los delincuentes primarios y para los reiterantes. La habitualidad criminal (consuetudo
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STEPHAN HURWITZ
delinquendi) desempeña por tanto un papel en la doctrina italiana medieval y en la
penología europea influida por ella (EYVIND OLRIK, TfR, 1893, p. 183). Sin embargo,
hasta que el estudio de las personalida des criminales no adquiere auge, hacia fines
del siglo pasado, no aparecen los intentos de clasificación más sistemática utilizan-
do como base diferentes tipos criminal es.
En su obra principa l, el Uomo delinquente, LOMBROSO divide los criminales en los
siguientes grupos: 1) el criminal nato (delinquente nato), 2) el criminal epiléptico, 3) el
criminal por pasión (delin quente d’impeto passione o forza irresistibile, 4) el criminal
loco y el deficiente mental (delinquente pazzo), que comprende individuos con menta-
lidad en l os límites de la a normalida d (mattoide), y 5) el del incuente oca sional
(delinquente d’occasion e). Como puede verse, los cuatro primeros grupos se carac-
terizan todos psicopatológicamente. El mismo LOMBR OSO considera al criminal nato
como un loco moral (pazzo morale), y en res umen, la clasificación puede reducirse
a una distinción principal entre criminales normales y anormales. Posteriormente
LOMBROSO divide el grupo de delincuentes ocasionales en tres subgrupos: a) seudo-
criminales, caracterizados como personas que han cometido el delito sin intención
o bajo la influencia de circunstancia s absolutamente excepcionales (defensa propia,
etc.); b) criminaloides, que se refiere a las personas que constituyen pequeñas var ie-
dades del criminal na to, y c) el delincuente persistente de tipo no anormal, que compren-
de muchos miembros de las bandas criminales (LOMBROSO,Crime, Its Causes and Re-
medies, Londres, 191 1, p . XXX VI f). Es inexp licable que los delincuentes de este
último tipo se incluyan bajo la designación de delincuentes ocasionales, y además
la sistematización resulta algo vaga, aunque conserva un cierto interés como base
para ulteriores clasificaciones más cuidadosas.
ENRICO FERRI recalca la distinción entre delincuentes habituales y delincuentes ocasio-
nales como elemento básico. Dentro del primer grupo el autor discrimina además
entre el evidentemente loco o deficiente mental, el anormal mental con tendencias innatas a
la crimin alidad ( criminales n atos o, como ah ora se denomi nan, person alidades
psicopáticas) y el delincuente precoz persistente cuya criminalidad depende, en parti-
cular, de factores ambientales adversos. Los delincuentes ocasionales se subdividen
en aquellos en que el acto criminal depende de una influencia externa sin condiciones
psicológicas especiales (aun cuando se supone una cierta predisposición) y los que
fueron llevados al crimen bajo la influencia de una pasión especial, «una especie de
tempestad psicológica». Esta división de los delincuentes en cinco categorías fue pro-
puesta por FERRI en 1880 y desde entonces ha desempeñado un importante papel.
FERRI ha hecho exposición de su clasificación en varias publicaciones, y entre ellas
en la Sociología crimínale (Turin, 3.a edición, 1892, pp. 23 y ss. y 42 f), y su edición
inglesa: Criminal Sociology (Londres, 1895, pp. 23 y ss., 42 f.). Antes que la Escuela
Italiana e independientemente de ella, W. E. WAHLBERG, el penalista austríaco, cuya
principal obra Das Prinzip der Individ ualisierung in der Strafrechtspflege, apareció hacia
1869, ha puesto de r elieve la diferencia sociológic a y psicológica entre los delin-
cue ntes hab itua les (Ge le ge nh ei tsver br ec he r) y los del incu ente s oc asio nale s
(Gelegenheitsverbrevher). Los trabajos de WAHLBERG, que ha n sido considerados por
LISZT como precursores, han servido de base a una ulterior y más detallada clasifica-
ción, que también ha sido de importancia decisiva para la Política penal práctica,
gracias a la Internationale Kriminalistvereinigung.
FRANZ VON LISTZ establece una distinción entre delincuentes momentáneos y delin-
cuente s p ermanentes corr egibles e incorr egibles (Die psy chologisch en Grundlagen de r
Kriminalpolitik, ZfS, 1896, páginas 477 y ss., y Strafrechtlich Aufsdtze und Vorträge, II,
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CRIMINOLOGÍA
Berlín, 1905, pp. 170 y ss.). La clasificación se relaciona directamente con fines de
Política p enal: el desarro llo de un sistema de san ciones que aplica el «c astigo
disuasivo » ( en particular multas y prisió n) a lo s d elincuentes momentán eos, el
«castigo educativo y correctivo» (en particular envío a correccionales) a los delin-
cuentes persis tentes corregibles, y el «castigo pre ventivo» (neutralizac ión) a los
delincuentes permanentes incorregibles.
Esta clasificación, comparada con las de LOMBROSO y FERRI, se distingue por su
claridad, su lógica y sus aplicaciones prácticas. Especialmente no es tá impregnada
del error que caracteriza a las clasificaciones italianas, cuyos grupos formados con
arreglo a criterios heterog éneos de dis tribución, se clasifican como coordinados.
Por otra parte, es evid ente que tampoco esa clasific ación es, ni pretende serlo,
completa. En ella se prescinde del delincuente anormal legalmente irresponsable y
aun dejando aparte ese hecho hay que convenir que una Política penal más moder-
na requiere una diferenciación más amplia.
En cuanto a la terminología de LISZT es de señalar que los términos delincuentes
momentáneos y permanentes entrañan la misma distinción que en general existe entre
los términos delincuentes ocasionales y habituales respectivamente. El término delin-
cuente ocasional se descarta porque abarca a personas que, estrictamente hablando,
no pertenecen a esa categoría, como ocurre con los reincidentes que aprovechan
alguna oportunidad para hurtar, estafar, etc., y el término delincuente habi tual tam-
bién se considera impropio porque psicológicamente suele ser incorrecto hablar de
hábitos actuales en delincuentes crónicos; en estos últimos lo esencial suele ser el
carácter profesional o de ocupación de su criminalidad y no el hábito. A pesar de
esta crítica de la terminología, toda vía ampliamente usada, de delincuentes ocasio-
nales y habituales, lo cierto es que resulta sumamente difícil cara cterizar esos gru-
pos con una sola palabra y que los términos empleados por LISZT no parecen más
adecuados que los que él rechaza.
Esta triple división constituye la base de la clasificación in cluida en su progra-
ma del añ o 1897 por la Asociación Internacional de Derecho Penal. Esta clasificación
establece, desd e el punto de vista de la Política penal, los siguientes grupos crimi-
nales1:
1. Delincuentes momentáneos u ocasionales.
2. Delincuentes cuya capacidad de adaptación a las normas existentes está considera-
blemente disminuida y que son difícilmente corregibles mediante penas de multa o
de prisión de corta du ración.
3. Delincuentes de los que ya no cabe esperar su adaptación a la sociedad.
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TIPOS ETIOLÓGICOS
La a tención de las investigaciones criminológicas se ha dirigido especialmen-
te a desentrañar las relaciones causales entre delito, perpetrador y medio ambiente.
Estas investigaciones han establecido la clasificació n antes citad a que discrimi na
1Mitteilung en der internat ionalen Kriminalistisc hen. Ve reinigung, 6, p. 582.

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