Ojo por ojo, diente por diente - Apéndice - La pena de muerte - Libros y Revistas - VLEX 976348094

Ojo por ojo, diente por diente

AutorBernardino H. Hernando
Páginas159-167
159
LA PENA DE MUERTE
OJO POR OJO, DIENTE POR DIENTE
BERNARDINO H. HERNANDO
Cuando todo el mundo muere con las botas puestas
El francés Jacqu es Charpentier escrib ió un l ibrito «A favor de la pena de
muerte» (Pomaire, 1967) en el que dice, de entrada, que la cuestión de la pena de
muerte «no ofrece ningún interés ». Su arg umento es u na a uténtica «maravilla».
Dice Charpentier : « Desde 1958 se guillotina en Francia, por térmi no medio, un
individuo por año. Por una parte, 48 millones de franceses; por otra, un personaje
reconocido como asocial al que se envía al otro mundo antes de que su cuerpo lo
pida. Es difícil creer que si mañana una nueva ley suprimiera esta ceremon ia, mejo-
raría considerablemente la condición de los 48 millones de franceses. E ntonces ¿por
qué tanto escándalo respecto a la pena de muerte? Se dice que la última guerra
ocasionó 60 millones de víctimas. La pr óxima c ausará a ún más. Sin embargo, el
número de objetores de conciencia es ínfimo y los contribuyentes entregan su dine-
ro sin protestar para mejorar la fabricación de monstruosas máquinas de muerte.
Cada año mueren 12 millones de franceses en las carreteras (sic en el libro citado),
la mayor parte buenas gentes y entre ellos muchas mujeres y niños. Si bien se les
compadece, como es lógico, cada vez se cond uce más aprisa y jamás se ha encontra-
do un fanático de la prevención en r uta. Pero que se permita tocar un solo cabello
de la cabeza de un Petiot o de un Chessman y en seguida todas las Marías Chantal
del 16, las solte ronas del Reino Unido, las sufr agistas sin empleo, las temi bles
damas de redondeados sombreros... en tran en trance, levantan clamores capaces de
ensordecer a todo el sistema solar...».
El valor se le reconoce, Monsieur Charpentier. Hace falta valor para es cribir
hoy un libro a favor de la pena de muerte. Pero lo que no s e puede reconocer es que
la argumentación tenga ninguna solidez. Se trata de un sencillo despiste. Cha rpentier
no se ha enterado del problema.
Es verdad que vivimos la época en que demasiada gente muere con las botas
puestas. En las carreteras y en Vietnam. Y nadie parece alarmarse excesivamente
porque los fines de semana siguen amontonando cadáveres y Vietnam no pa rece
estar próximo al final. Eso es verdad. Y hay que lamentar que el mundo entero no
se alce en una campaña práctica contra estos crímenes. Pero eso no significa que la
muerte de un hombre asocial, decretada por los tribunales competentes carezca de
importancia. Los mis mos t ribunales rodean esa muerte de tal ceremonia que la
hacen más l lamativa. Y hasta cierto punto, utilizando un fúnebre sentido del hu-
mor, hay que agradecérselo. Al menos queda bien claro que matar a un hombre no
es grano de anís. Por las carreteras y por las guerras ésas se muere sin ceremonia de
ningún género.

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR