El nuevo turismo farmacéutico - 1 de Julio de 2017 - El Mercurio - Noticias - VLEX 684903001

El nuevo turismo farmacéutico

La farmacéutica Claudia Roitman -piel blanca, ojos claros y rulos rubios- abre la puerta de su local y explica que desde hace unos ocho años recibe a clientes chilenos, pero que desde hace un par estos se han multiplicado, al punto de que parte de sus trabajadores se especializan en conocer qué compran y en atenderlos de forma personalizada.

-Ya estamos muy acostumbrados a ellos. Casi siempre nos llaman por teléfono para avisar cuándo vienen y consultarnos si tenemos algún producto. De esa manera nosotros podemos anticiparnos a tener en el stock -explica Roitman.

Roberto Decara, uno de los farmacéuticos especializados en clientes chilenos de la farmacia Sevilla, coincide con los cálculos que la prensa argentina ha publicado este año, los cuales han reportado que más de mil chilenos llegan mensualmente a Mendoza para comprar medicinas.

-Podría ser un poco más, incluso -dice Decara-. La compra se concentra principalmente en tratamientos para pacientes con enfermedades crónicas, como hipertensión, hipertiroidismo, Parkinson o diabetes.

Por ejemplo, el dostinex -medicamento utilizado para tratar el parkinson- cuesta alrededor de 6 mil pesos en farmacias como Sevilla. En Chile, en cambio, una caja del mismo laboratorio y de igual composición cuesta 38 mil pesos, según indica el cotizador en línea de una cadena de farmacia.

En el caso de los medicamentos oncológicos ocurre algo similar, cuenta Carlos Shejter, farmacéutico y dueño de Farmacia Argentina, especializada en oncología.

-Los pacientes chilenos que compran acá son quienes tienen algún tipo de cáncer y que las diferencias de precios con Chile les amerita viajar y comprar. Diría que 90 por ciento de las consultas que recibimos es por medicamentos que tienen mejor precio acá -dice Shejter-. En algunos casos están desesperados, hacen el pedido para todos los ciclos y compran para seis meses de tratamiento.

Uno de los medicamentos que más compran los chilenos en su farmacia y que se prescribe para tratar el cáncer avanzado de mama es aromasin. Una caja de 30 comprimidos cuesta 76.597 pesos chilenos, mientras que en Chile, exactamente lo mismo, vale 156.099 pesos en una farmacia de cadena.

La versión argentina

Catalina Licandeo tiene 19 años, cabello lacio, brillante y negro, rostro redondeado y ojos achinados. Esta tarde, mientras toma un jugo de naranja en una cafetería de Santiago centro, cuenta que desde los 13 padece disautonomía, una alteración del sistema nervioso autónomo. Se trata de una enfermedad rara que provoca, entre otros síntomas, mareos, fatiga, desmayos y cansancio constante.

-Ahora imagínate eso todos los días. Yo podía dormir ocho o diez horas y seguir cansada. Muchas veces llegué a desmayarme sola en el metro -dice.

Licandeo fue diagnosticada el año pasado, por eso explica que solo desde hace seis meses, cuando su médico le recetó fludrocortisona -un corticosteroide que la ayuda con la vasoconstricción- ha empezado a tener una vida normal. El mismo día que recibió el diagnóstico, el doctor le aconsejó que comprara el medicamento en Argentina.

-Apenas me dio las recetas me dijo: "Allá es mucho más barato, si puedes, vale la pena que viajes y lo compres" -cuenta.

Al consultar los precios de la fludrocortisona en farmacias de Mendoza, es posible encontrar una versión fabricada por un laboratorio argentino que cuesta 15.626 pesos chilenos, mientras que en Chile solo se vende la versión original del medicamento, elaborada por un laboratorio internacional y que vale 109.000 pesos. Por eso, cada vez que puede, Catalina viaja a Argentina para comprar varias cajas y cubrir meses de tratamiento.

-Cuando no puedo ir yo, trato de buscar a alguien que me lo compre allá... El sistema te está fallando un poco, porque al menos tendrías que tener el acceso a un medicamento bioequivalente de precio razonable.

Elmer Torres, vicepresidente ejecutivo de la Asociación Industrial de Laboratorios Farmacéuticos (Asilfa), gremio que agrupa a los laboratorios nacionales en Chile, explica que la industria local no tiene acceso a la producción de medicamentos para enfermedades raras, por lo que en la mayoría de los casos el paciente está obligado a comprar el producto original, que normalmente es costoso.

-Esos son productos de innovación y carísimos, que son manejados normalmente por los laboratorios internacionales que poseen las patentes exclusivas -explica Torres.

Según una norma aprobada en 1995 en el acuerdo Trips de la Organización Mundial de Comercio (OMC) e incorporada a la ley chilena en 2005, la industria local no puede copiar ni comercializar moléculas, hasta que caduque su patente exclusiva, controlada normalmente por un laboratorio internacional, lo que implica, además de una espera de 20 años por parte de las empresas nacionales, que pacientes como Catalina Licandeo tengan que conseguir el medicamento en otro país donde sí se fabrica.

-Creo que con fuerza nuestro país debe avanzar hacia aplicar las flexibilidades...

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