Natalia Piergentili 'Nuestra apuesta fracasó porque no pudimos mover la aguja' - 10 de Octubre de 2023 - El Mercurio - Noticias - VLEX 947327010

Natalia Piergentili 'Nuestra apuesta fracasó porque no pudimos mover la aguja'

A hora que su padre, de 80 años, está con alzhéimer avanzado y que su madre, de 79, sufre las consecuencias de un accidente vascular cerebral, los días de Natalia Piergentili Domenech, mujer aguerrida, antigua militante y presidenta hasta agosto del Partido por la Democracia, están cruzados por la emoción. Bebe un expreso y fuma en el primaveral jardín de su casa -en un condominio en Huechuraba-, y sus expresivos ojos almendrados la delatan. Recuerda, a veces con rabia, a veces con rebeldía y otras con nostalgia, pasajes y personajes clave en sus 45 años. El principal de todos, su padre, Alejandro Piergentili González.-Aún veo a mi papá trabajando en Lo Valledor con grupos de cargadores en los años 80. Tenía un local de abarrotes en Lo Valledor, pero no era Lo Valledor de ahora, era otra cosa. Tú veías a chicos cargando sacos de papas. Me acuerdo de haber ido y ver a niños como mi hija Amanda, que tiene 9 años, con sacos y cosas. Era otro Chile. Yo, desde muy chica, solo desde la observación, me di cuenta que cada una de las cosas que yo tenía, para otros eran muy difíciles de obtener. Tenía media hora de lectura todos los días, obligatoria. Entonces mi papá me pasaba, no sé, Papelucho Historiador, y yo llegaba en la tarde y me decía, ¿qué páginas leíste? Yo le decía: desde la cinco a la veinticinco. Me interrogaba con detalle porque él, entre los sacos de Lo Valledor, había leído el mismo libro. Mi casa nunca estuvo llena de lujos, pero siempre estuvo llena de libros. Él, desde que yo era niña, me inculcó el sacrificio y que daba lo mismo donde uno estuviera, porque el ser culto, el aprender, era una iniciativa personal. O sea, !mi papá, que estaba todo el día entre cargadores, tallas y el punguerío¡ Fue muy marcador para mí. Todo eso que los políticos hablan como desde el relato, mi papá me lo enseñó en la calle 1 de Lo Valledor en los años 80.Treinta y cinco años después, llamar las cosas por su nombre no es extraño para esta política y administradora pública. Lo recordó en mayo, cuando, enojada, dijo que sus compañeros de coalición del Frente Amplio solo le hablaban al 30% de "monos peludos" que los votaban. Las críticas la obligaron a disculparse públicamente.-Cuando algunos dicen, oye, si se me sale un improperio, yo fui criada por mi papá, que, a pesar de ser muy culto, era muy bueno para la broma en doble sentido, para la chuchada espontánea, o sea, yo te diría, !como el clima de la Vega, pues¡ Mi papá tenía tanto humor que hasta hace pocos meses yo le decía: 'Papá, te tengo que contar algo muy terrible'. Y él me respondía: 'No te preocupís, porque se me va a olvidar'. Se lo tomaba con humor. Pero le vino un cuadro infeccioso justo antes de las elecciones de mayo este año. Y ese cuadro infeccioso le produjo un retroceso enorme: ahora está sin control de esfínteres, con su miradita perdida. Me conoce, pero su chispa, que durante la enfermedad estuvo, ya no está.El alzhéimer es parte de su familia: lo tuvieron su abuela, su bisabuela y ahora, además de su papá, su tía paterna. "Todo el mundo me ha dicho, anda a ver la película de Alberdi, La Memoria Infinita, y yo no tengo capacidad emocional para ir a verla. No puedo. Yo tengo mucha conciencia de las cosas que puedo soportar emocionalmente y las que no". Entre sus dolores emocionales está también su madre, Carmen María Domenech. Sus papás se separaron cuando ella tenía 15 y su única hermana, 14, y él...

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