El juego de la verdad - 20 de Septiembre de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 582800722

El juego de la verdad

Me temo que el problema es más grave: Bachelet ha contribuido a difundir en Chile una cultura de la irresponsabilidad, al menos en dos sentidos de esa expresión: de una parte porque, como se ha dicho muchas veces, no enfrenta los problemas; se rodea de asesores que le dicen que la baja de las encuestas se debe solo a una falla en la comunicación, y transforma la política en una cuestión de imágenes.

De otra parte, Bachelet refleja una cultura de la irresponsabilidad porque ha impulsado entre los chilenos una pérdida del sentido de la realidad, que lleva a confundir los ideales con los ensueños, y hace pensar que basta con tener una buena intención para que estemos dispensados de atender seriamente al modo en que se conseguirá ese objetivo. Cabe notar que en la última encuesta CEP Bachelet solo alcanza un 22% de aprobación; sin embargo, los mismos que reprueban su gobierno no dudan en darle un 42% de evaluación positiva a ME-O, cuyas propuestas son aún más extremas que las de Bachelet. Estos datos parecen mostrar que no se trata aquí simplemente de que cambie una persona, sino de promover un ambiente donde impere la racionalidad.

Pasada la borrachera de las promesas y las ilusiones, el país empieza a sentir los síntomas de la resaca. Pero no basta. Esas encuestas que muestran el desplome de Bachelet hacen ver que los chilenos no concluyen de allí que las cosas podrían ir mejor con un presidente DC o de centroderecha, pues sus posibles candidatos ostentan niveles de aprobación bastante modestos. Como nada hace pensar que este panorama vaya a cambiar sustancialmente de aquí a las elecciones de 2017, es necesario realizar un esfuerzo muy especial si se quiere que la Presidencia de la República quede en manos de las fuerzas sensatas de centroizquierda o centroderecha.

Me parece que la única posibilidad de crear un cambio de clima político que, con las correcciones del caso, vuelva a poner al país en la senda que transitó con la Concertación y Piñera reside en algo muy sencillo: hay que empezar a decirle al país la verdad, aunque sea dolorosa. Entiéndase bien, no estoy insinuando que Bachelet sea mentirosa, que no lo es. Sin embargo, la verdad resulta...

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