Un joven ciudadano decente y leal - Daniel Seeger contra los Estados Unidos - El coraje de sus convicciones. Dieciséis norteamericanos que lucharon para llegar a la Corte Suprema - Libros y Revistas - VLEX 976574369

Un joven ciudadano decente y leal

AutorPeter Irons
Cargo del AutorProfesor emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de California
Páginas145-152
145
EL CORAJE DE SUS CONVICCIONES
I
«UN JOVEN CIUDADANO DECENTE Y LEAL»
El 15 de julio de 1957, Daniel A. Seeger, redactó una carta breve y cortés a la
junta de reclutamiento militar de Queens, Nueva York. «Como resultado de la
resolución de una serie de problemas de conciencia que me han estado acosando
durante los últimos meses», escribió, «me siento en la obligación de declarar que
no tengo la intención de participar en ningún conflicto militar violento, ni tampoco
en las actividades que se realizan a fin de entrenarse para tal tarea». En este tono
serio y un poco pedante, Dan Seeger informó a los miembros de la junta de reclu-
tamiento que se rehusaría a cumplir con el servicio militar. En ese momento tenía
21 años de edad y había terminado poco antes su tercer año en la Universidad de
Queens como licenciado en física.
Dan fundamentó su decisión en contra del servicio militar en motivos concer-
nientes al «bienestar de la humanidad y el resguardo de los valores democráticos
que estamos luchando por mantener en los Estados Unidos». Agregó que «He llega-
do a la conclusión de que la guerra, desde un punto de vista práctico, es una actitud
inútil y contraproducente, y desde el punto de vista ético, mucho más importante,
es inmoral».
La junta de reclutamiento militar de Dan interpretó esta carta como un pedido
de exención del servicio militar presentado por un objetor de conciencia, aunque en
la carta no se utilizó esta expresión. Según lo establecido en las disposiciones de la
ley sobre el servicio militar, los hombres jóvenes que se opusieren con justa y
verdadera causa a combatir en la guerra, podrían ser destinados al servicio de no-
combatientes del ejército o a un servicio civil de alternativa, generalmente en los
hospitales. La ley restringía las eximiciones a aquellos cuyo pacifismo estaba funda-
mentado en «su formación y sus creencias religiosas». Dan en su carta utilizaba la
palabra «moral» para describir el fundamento de su oposición y no hacía referencia
alguna a la religión. De todas maneras, la junta rápidamente le envió una copia del
Formulario 150, para uso exclusivo de los objetores de conciencia, generalmente
conocidos por la sigla «C.O.».
A la semana siguiente, Dan presentó el Formulario 150 completo. Sin embar-
go, modificó ligeramente el texto del mismo y lo hizo sumamente extenso. Una de
las preguntas se refería a si creía en la existencia de un «Ser Supremo», y debajo de
ellas había dos casilleros para completar con la respuesta, uno de ellos decía «SI» y
el otro «NO». Dan le agregó un tercer casillero prolijamente dibujado junto con las
palabras: «sírvase remitirse a las hojas adjuntas». En siete páginas mecanografiadas
a un espacio que adjuntó al formulario, Dan explicaba los motivos por los cuales no

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