Introducción - - - Los orígenes de la democracia totalitaria - Libros y Revistas - VLEX 976418213

Introducción

AutorJacob L. Talmon
Cargo del AutorProfesor en la Universidad Hebrea de Jerusalén
Páginas17-34
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INTRODUCCIÓN
Este libro es un intento para demostrar que, concurrentemente con el tipo de
democracia liberal, emerge en el siglo XVIII, de las mismas premisas, una tendencia
hacia lo que proponemos llamar tipo de democracia totalitaria. Estas dos corrientes
han existido una al dado de la otra desde el siglo xviii. La tensión entre ellas ha
constituido un importante capítulo en la historia moderna, y ahora ha llegado a ser
la cuestión de más vital importancia de nuestro tiempo.
Sería, desde luego, exagerado sugerir que todo el período pueda ser explicado
enlostérminosdeesteconicto.Sinembargo,siemprehaestadopresente,aunque
generalmente confundido y oscurecido por otras cuestiones, que si bien a los con-
temporáneos pudieron parecerles más importantes, consideradas desde el punto
de vista de nuestros días, son incidentales y aun triviales. En efecto, enfocada desde
esta mitad del siglo XX, la historia de los últimos ciento cincuenta años parece como
una preparación sistemática para la inminente colisión entre democracia empírica y
liberal por una parte, y democracia totalitaria mesiánica por la otra, en que consiste
la actual crisis del mundo.
I. DOS TIPOS DE DEMOCRACIA: LIBERAL Y TOTALITARIA1
La diferencia esencial entre las dos escuelas del pensamiento democrático, tal
comose handesarrollado, noestá, comoa menudose pretende,en laarmación
1 No hay un e studio especial y si stemático acerca del tema de e sta obra; tampoco
hay un tratado teórico sob re las principales t esis del presente ens ayo ni una in-
vestigación histór ica que trate del nacimie nto y desarrollo que aquí lla maremos la
tendencia democrát ica-totalitaria. El atisbo má s agudo de esta corriente y de su vi-
tal sentido puede hal larse en algunas man ifestaciones proféticas —dadas en fech a
temprana—, de Alexis de Tocqueville. El motto de este libro procede de la Démo cratie
en Amérique, 4.ª parte, cap. VI, de las Obras Completas, Parí s, 1864, vol. III, p. 519.
Importantes re ferencias pueden encontra rse en J. P. Mayer, Political Thought in France
from the Revolution to the Fourth Re public, Londres, 1949, y en Prophet of the Mass Age,
A study of Alexis de Tocqueville, Londres, 1939, del mismo autor.
El gran pens ador liberal estaba obsesionado por el fenómeno y —como él mismo
confesaba—, era incapaz de una comprensión sis temática de tal fenómeno. Es, no
Jacob L. TaLmon
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obstante, importa nte distingui r claramente entre los var ios aspectos del problema y
llegar a ver patentemente lo que vi slumbró Tocqueville y lo que él no llegó a prever.
El autor de la Democracia en América veía e l robusto crecimiento del poder de l estado
y del centralismo ig ualitario. La combinación de uno y ot ro amenazaba, en su opi-
nión, crear un L eviatán que absorbiera todos los poderes int ermedios y convirtiera
a los gleichgestaltet individuos —verdaderos átomos— en un estado de empleados y
pensionista s de clases pasivas desprovistos de alma. Vio en e sta tendencia un pro-
ceso objetivo, irre sistible. Este carácter objetivo del desar rollo ha de ser diferencia-
do claramente del tota litarismo democrático mesián ico como credo que pone en la
igualdadperfecta,lapropiedaddelestadoylaunicaciónespiritual,elmodelodel
disfrute ideal de la l ibertad. Para Tocqueville, como para Lord Acton, l a igualdad
es incompatible con la libe rtad, del mismo modo que en nuestro s días Reinhold
Niebuhr piensa que la s eguridad social excluye la libertad. Punto de vista opuesto
representa R. H. Tawney, en Equality, Londres, 1931. Volveremos en las conclusion es
a estos temas.
Cuando habl amos de la coexistencia de ambos f enómenos, pero no en su pureza, y
usamos la expre sión “hacia una democrac ia totalitari a”, lo que queremos decir es
que hasta el momento de la Revolución de Octubr e la democracia totalitar ia no ha-
bía presentado un modelo cohe rente, un régimen, sin o que era tan solo una corriente
ideológicaque,habiendonacidodelaRevoluciónfrance sa,tratabadearma rseen
los movimientos revoluciona rios y en violentas conmo ciones sociales como, por
ejemplo, en la CommunedePa rísen1871.Añádasequeenlaslas delademocracia
totalitariaseor iginó,atravésdelsigloXIX,yenelXX,unprocesodesura,elimi-
naciónypur icación,quesolo ennuestrosdí ashacri stalizadoy sehaconvertido
enunverdaderomodelop ropuestodenitivame ntecomoideal.Porloqueatañe a
la democracia libe ral, aunque es legítimo decir que el p roceso comenzó en la Revo-
luciónfrancesa,hay quereconocer también quenore cibiósu formaden itivaen
Francia, Inglater ra y otros países, h asta el último terc io del siglo XIX, tanto como
programa cua nto como régimen, con la liber tad del individuo, el sufragio un iversal
y la igualdad de derechos. E n el momento presente, la línea rea l y vital de demarca-
ción —como se verá en las conclusiones— está ent re el absolutismo y el empirismo
políticos. Desde este pu nto de vista los socialdemócratas, por e jemplo, sea cual sea
el grado de dogmatismo so cialista o ma rxista en la esfera de lo e conómico, son
política y espir itualmente opuestos a los comu nistas, milit an junto a los capitalis-
tas, conservadores y l iberales, aunque en el pasado se haya creído qué estaban en
las líneas de los comu nistas. Esta situa ción es hija de un proceso de el iminación,
reducciónypuricac iónquehanexperimentadoambastendenciaseneltranscu rso
del tie mpo.
Los positivistas de tipo lógico y, en primer lugar, Bertrand Russell, Pract ice and
Theory of Bolshe vism, Londres, 1949; Philosophy and Politics, Londres, 1947; y K. R. Po-
ppe r, The Open Society and its Enemies ,Londres,1945,hanexa minadoelasp ectolo-
sóco,peronoelhistórico,psicológicoys ocialdetaldist inción.
 Unsabiofrancé s,AlfredEspi nas,anes delsiglopasado,enLa philoso phie social du
XVIIIème siècle et la Révolution, París, 1898, señalaba que el c omunismo de Babeuf es
la consecuenc ia lógica de las ideas del siglo XVIII. Ahora bien, t rató tan solo —espe-

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