(In) certidumbre fiscal en 2022 - Núm. 337, Abril 2022 - Revista Libertad y Desarrollo - Libros y Revistas - VLEX 906093533

(In) certidumbre fiscal en 2022

AutorMacarena García
CargoEconomista Senior de LYD
Páginas7-8
libertad y desarrollo | lyd.org
[ POR: MACARENA GARCÍA, ECONOMISTA SENIOR DE LYD ]
(IN) CERTIDUMBRE
FISCAL EN 2022
Desde el 2001 que en Chile la trayec-
toria de la política fiscal ha estado
guiada por la llamada “regla de balan-
ce estructural”. En simple, esta regla
determina cuánto puede gastar el
Fisco cada año en función de un obje-
tivo previamente anunciado de balan-
ce estructural (aquel balance fiscal
que se habría obtenido si la actividad
económica y el precio del cobre se
hubiesen ubicado en su nivel de largo
plazo). Adicionalmente, la Ley de
Responsabilidad Fiscal del 2006 esta-
blece que todo nuevo gobierno debe
anunciar, antes de cumplidos los 90
días de asumido, la meta de balance
estructural que guiará el gasto público
durante todo su período.
Una de las ventajas de la utilización
de esta guía para la política fiscal, es
que los distintos agentes (personas,
empresas, inversionistas nacionales
y extranjeros y el mismo gobierno)
pueden tener una idea relativamente
acertada de la trayectoria del gasto
público durante dicho período, y de los
impuestos que lo financian, y tomar
las decisiones que les parezcan más
adecuadas con esta información. Esta
fue efectivamente la situación obser-
vada entre 2001 y 2007, donde la meta
de balance estructural se cumplió
sostenidamente, reduciendo notoria-
mente la incertidumbre de todos los
actores. Lamentablemente, a partir
de entonces esta regla fue perdiendo
su capacidad de guiar efectivamente
el comportamiento del gasto público
agregado ya que, o la meta del balan-
ce estructural se modificaba, o bien
no se cumplía. Esta situación se ha
alcanzado, principalmente, porque no
hay ningún costo o restricción para las
autoridades de gobierno asociado a la
modificación o al incumplimiento de
esta meta.
En el contexto de una desvalorizada
herramienta de balance estructural,
donde ya no hay ningún ancla para la
política fiscal, anticipar la trayectoria
del gasto público queda en el terreno
de la especulación.
El gasto público del 2022 ya es un
ejemplo de aquello. De acuerdo a la
Ley de Presupuestos aprobada a fina-
les del 2021, el gasto público de este
año debiera disminuir en cerca de
-25% respecto del inédito nivel alcan-
zado en 2021 (31,3% del PIB), dejan-
do, de acuerdo a estimaciones de la
misma autoridad, el déficit efectivo
en -1,0% del PIB, el déficit estructural
de -2,8% del PIB y la deuda bruta en
38,7% del PIB. Aun cuando este presu-
puesto fue aprobado por el Congreso,
el gobierno entrante se acompaña de
un nutrido plan de gastos permanen-
tes a implementar durante sus cuatro
años de gobierno.
En este contexto, no hay nada que
limite el avance de la agenda de gasto
del nuevo gobierno más allá de la apro-
bación del Congreso. ¿Qué pasará si la
tan prometida reforma tributaria no
es capaz de levantar los 5 puntos del
PIB estimados para los 4 años de su
gobierno y 8 puntos del PIB en 8 años?
¿Qué pasará si las medidas contra la
evasión no generan el tercio de finan-
ciamiento del programa de gobierno
que se espera recaudar? En este caso,
¿se buscarán fuentes alternativas de
financiamiento vía más impuestos o se
tema principal
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