Imagina que no hay fronteras (porque realmente no las hay) - Núm. 35, Septiembre 2015 - Boletín FIMA - Noticias - VLEX 829573389

Imagina que no hay fronteras (porque realmente no las hay)

AutorDiego Lillo G.
CargoCoordinador de Litigios FIMA

La reciente noticia de la inauguración por parte de la presidenta Kirchner de una central termoeléctrica en la localidad argentina de Río Turbio, que amenaza con contaminar con sus emisiones desde Puerto Natales a Tierra del fuego, nos hace pensar que estamos lejos del mundo sin fronteras que imaginó John Lennon el año ’71. En esa visión, todos íbamos a ser hermanos sin distinciones, cuidando el uno del otro para vivir en paz. La verdad parece estar mucho más cerca de la versión de ‘Imagine’ que brindara A Perfect Circle el año 2004, esa visión oscura y distópica del sueño de la hermandad humana.

Cuando estudiamos al medio ambiente como sistema, siempre se nos recalcan las relaciones sinérgicas entre los distintos elementos que lo componen. Esto es precisamente lo que rescata nuestra ley de bases cuando define al medio ambiente (los elementos que lo componen y sus interacciones). Por ello, siempre nos ha resultado particularmente incoherente la noción de la sectorialidad. Si bien la entendemos desde un punto de vista funcional, esa misma funcionalidad muchas veces se concreta lejos del sentido común que hace esperable un actuar coordinado entre organismos sectoriales que comparten competencias espaciales o sobre recursos determinados (ello porque finalmente todos cumplen el mismo fin constitucional que es procurar el bien común). Ejemplo de esto son las constantes pugnas que tiene CONAF con DGA frente a otorgamientos de derechos de aguas dentro de parques nacionales.[1]

Si vemos que en este pequeño país llamado Chile, la coordinación de órganos de la administración del Estado en materia ambiental ha sido una quimera prácticamente inalcanzable, podríamos presumir que una gestión ambiental más o menos armónica a nivel internacional, parece ser un sueño imposible.

Sin duda que ha habido esfuerzos por fijar directrices comunes en distintos instrumentos internacionales, que en general son obligaciones amplias y abiertas para los Estados, las cuáles son cumplidas por éstos a su arbitrio. No obstante, no existe un instrumento que pueda hacerse cargo de forma efectiva de las externalidades ambientales transfronterizas, por la propia naturaleza del medio ambiente que no reconoce fronteras y porque finalmente el principio de soberanía nacional es un límite demasiado infranqueable.

Sobre la naturaleza del medio ambiente, destacan dos fenómenos estudiados y comprobados, ellos son el deterioro de la capa de...

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