La historia de la francesa que está en el corazón de la agitación mapuche
De repente, a lo lejos, se oye un auto que viene por el camino de ripio. Aparece, y es ella, la francesa de 35 años, Julia Guillaumette Gayout, arriba de un jeep Suzuki Samurai rojo. Detiene el auto, se baja, y mira desconfiada.
Luce muy distinta a la única foto que circula de ella en las redes sociales. Ya no tiene el pelo rapado, sino largo y castaño. No usa aros ni adornos de ningún tipo. De pantalones verde oscuro y un chaleco beige, pregunta, con un tono afrancesado: "¿Por qué me andan buscando?".
Libros de la ETA en su domicilio
Gayout llegó a Chile embarazada de un mapuche en 2006. Dos años más tarde pidió visa de residencia por primera vez. Vivió en Lota, y luego se trasladó hasta el lago Lleulleu, en Tirúa. Estuvo allí hasta 2008, cuando fue involucrada en un atentado contra el fiscal de la Región de La Araucanía de ese entonces, Mario Elgueta.
En 2009 la Policía de Investigaciones (PDI) recibió una orden de detención en su contra; sin embargo, cuando llegó a su casa, la francesa no se encontraba presente. En ella, la PDI encontró documentos relativos a la ETA y a la Coordinadora Arauco Malleco. También habrían requisado un ordenador al que le habían extraído el disco duro, y material de inspiración anarquista. Tras la investigación, no fue condenada.
Nadie nunca más supo de su paradero, hasta que hace pocos meses su nombre volvió a salir a la luz pública. Luego del atentado del 19 de mayo pasado al fundo Rucahue, de la familia Villasante -cuando desconocidos incendiaron la casa en la que dormían José Luis Villasante y su hijo Fernando, quienes lograron escapar en medio de disparos-, se culpó a Gayout de estar "empujando" a los mapuches a actuar. "Todo estaba tranquilo en el sector hasta que llegó una francesa activista", dijo una de las víctimas, Ximena Villasante.
En esa ocasión, el propio ministro del Interior, Jorge Burgos, fue consultado por la existencia de la extranjera. Dijo: "Se me informa que existen antecedentes y se evalúa de forma permanente". Gayout, sin embargo, tiene sus papeles limpios, según la información proporcionada por Carabineros.
Una comunidad "radical"
No es fácil llegar hasta la casa de la francesa. Consultando por ella en sitios aledaños, un hombre -hijo del lonco de la comunidad- no pone buena cara. "Estamos en una revolución, y usted no puede estar acá", dice, enojado.
Rato después, sin embargo, cede, y empieza a hablar de la "gringa", el apodo que Gayout se ganó en la zona. "Ella viene de Colombia...
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