Editorial
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EDITORIAL
El contexto en el que nace esta revista es muy particular. Diversas situaciones
están ocurriendo en Chile y el mundo. Estamos viviendo un proceso constituyente
histórico, el cual que nos da la oportunidad de reflexionar acerca de qué queremos
para nuestro país. La sociedad civil ha levantado diversas demandas relacionadas
con la equidad, las cuales se encuentran en la mirada pública formando un mapa
que plasma las preocupaciones de nuestra sociedad. Esto nos abre la posibilidad
de establecer en la norma de mayor jerarquía en nuestro sistema jurídico una
protección para los intereses de los animales no humanos1, de modo que la eventual
nueva constitución refleje efectivamente los nuevos valores que hoy en día existen
dentro de nuestra sociedad. En este contexto, Ariadna Beroiz, Fabián Molina, Nuria
Menéndez, María José CHIBLE y Javier Gallego, analizan la posibilidad de incluir a los
animales en la constitución desde diversas aristas, ya sea desarrollando argumentos
sobre la necesidad de dicha inclusión, desarrollando miradas críticas respecto a la
misma o refiriéndose a diversas estrategias jurídicas posibles.
Actualmente, existen diversos factores que nos llevan a plantearnos la necesidad de
generar un cambio respecto de los animales. Por un lado, la enfermedad conocida como
COVID-19 y la pandemia mundial que ésta ha traído consigo nos da una oportunidad
única para reflexionar acerca de nuestra relación con los animales no humanos. Los
mercados húmedos2, existentes en diversas partes del mundo, se encuentran en la
mira como posibles amenazas para la salud pública, lo que ha permitido cuestionar
las diversas maneras en que los seres humanos utilizan a los demás animales. Un
ejemplo de lo anterior es el filósofo australiano Peter SINGER, autor del célebre libro
Liberación Animal, quien ha hecho el llamado a aprovechar la situación mundial para
repensar el uso de los animales como alimento.
1 Es necesario aclarar que, de aquí en adelante, cuando nos refiramos a la palabra “animal” en este texto,
debe entenderse como animal no humano. Es importante destacar que los humanos somos también
una especie animal y que, desde la teoría de la evolución de Darwin, sostener que existe un abismo
ontológico entre los humanos y los demás animales no tiene sustento científico alguno.
2 Los mercados húmedos consisten en concentraciones de numerosos puestos al aire libre donde se
realiza la venta de productos frescos, tales como mariscos, peces y carne, además de verduras y frutas.
A veces también venden animales vivos en el lugar por su carne, domésticos –como gallinas– o salvajes.
Se les ha llamado mercados húmedos porque sus suelos suelen estar mojados debido al hielo –para
mantener la carne– derritiéndose.
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