Desarrollo filosófico e ideal del derecho en Grecia - Libro II. El derecho en el período greco-romano - Parte primera. Génesis psicológica y desenvolvimiento histórico de la idea del derecho en la sociedad - La vida del Derecho en sus relaciones con la vida social - Libros y Revistas - VLEX 1028299006

Desarrollo filosófico e ideal del derecho en Grecia

AutorGiuseppe Carle
Cargo del AutorProfesor de la Universidad de Turín (Italia)
Páginas78-109
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Giuseppe Carle
CAPÍTULO II
DESARROLLO FILOSÓFICO E IDEAL
DEL DERECHO EN GRECIA
§ 1.º La noción de lo justo antes de Sócrates
37. Ventajas del estudio de los orígenes de lo cognoscible en los pueblos
antiguos.— 38. Carácter psicológico del genio helénico.— 39. Ley de su
desenvolvimiento.— 40. Los siete sabios de Grecia.— 41. Escuelas filo-
sóficas anteriores a Sócrates.— 42. Desarrollo progresivo que recibió en
Grecia la idea de lo justo.— 43. Diversa noción que de ella se formaron
las escuelas Jónica, Eleática y Pitagórica.
37. El estudio de los orígenes de cualquier aspecto de lo cognoscible humano
en los pueblos de la antigüedad, presenta la ventaja siguiente: que en alguno de
ellos, se encuentra recogida en pequeño círculo y casi en embrión aquella ciencia,
la cual luego, con el andar de los tiempos, llega a tomar vastísimas proporciones,
difundiéndose por tan gran extensión de espacio y con tanta variedad de sistemas,
que difícilmente puede ser abrazada en toda su integridad.
Esto es lo que ocurre a quien busca en Grecia los orígenes de las especulaciones
filosóficas.
Aquí el cuadro es pequeño y todavía parece concentrarse en Atenas; pero
desde aquel pequeño centro se difunde tal haz de luz, que aun con los incontestables
progresos de las ciencias modernas, no hay hoy método o sistema filosófico que
no tenga sus orígenes en Grecia.
38. La historia del pensamiento griego coincide de un modo con la historia
del espíritu humano, que viene a ser como espejo fiel de las leyes constantes, que
gobiernan el desarrollo intelectual del género humano. En efecto, Grecia, por el
genio de sus habitantes, por la sucesión de diversas gentes, por la belleza de su
cielo, por los frecuentes convenios de los pueblos que la habitaron, fue un país
más a propósito que ningún otro para el desarrollo del arte, de la ciencia y de la
filosofía1. Así como en la India, la inteligencia del hombre se detuvo empequeñecida,
1 BaLB o, Meditazioni storiche, XIII, § 12, Turín, 1842, página 567.— «De todas las razas
de Occidente, escribe erski ne may, los Griegos antiguos presentan el tipo más elevado
de capacidad y de cultura intelectual; de ellos, Roma primero, y luego toda la Europa
moderna, derivaron sus más espléndidos modelos literarios y artísticos. Ellos fueron
los primeros, entre los europeos, en filosofía, en historia, en poesía y en el drama; los
primeros en arquitectura, en escultura, en pintura y en música. Las creaciones de su
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La vida deL derecho en sus reLaciones con La vida sociaL
y sin fuerzas frente a la inmensidad y grandeza de los fenómenos naturales, y no
logró más que formular el deseo de ser absorbida en el Ser universal, en Grecia,
la inteligencia humana sé muestra confiada en sus energías, y después de entonar
himnos de admiración ante las bellezas del mundo físico y natural, no teme afrontar
el problema de la propia existencia y de la propia ley2.
Los pueblos helénicos se presentan primeramente con una lejana reminiscencia
de sus orígenes orientales, y traen consigo un patrimonio de tradiciones religiosas
y sociales, de las cuales guardan recuerdo celebrando los héroes que les dictaron
el alfabeto, que fundaron sus ciudades, que les enseñaron a roturar y cultivar el
suelo y que les dictaron las primeras leyes3.
A este período en el cual domina esta confusa reminiscencia de una época
anterior de vida social, sucede otro, en que los pueblos helénicos aplican su poderosa
fantasía a estas antiguas tradiciones, las transforman en mitos y en leyendas, creando
una mitología y teología poéticas que por la riqueza y belleza de las propias formas
genio han servido de modelo a las edades futuras; habrán podido rivalizar con ellos
otros pueblos, pero no han sido ciertamente superados. En este pueblo de inteligencia
poderosa es también donde podemos estudiar los primeros ejemplos de libertad y las
primeras experiencias de régimen democrático». Democracy in Europe, Londres, 1877,
I, cap. II, pág. 41.— Sobre los caracteres antropológicos de los Griegos, debe verse
la doctísima memoria del Dr. Giustiniano nicoL ucci con el título Antropología della
Grecia, así como también el informe hecho en la Academia de Medicina de Turín, por
el Dr. Antonio GarBi GLie tti, en las sesiones de 1.º y 8 de mayo de 1868.—V. Giornale
delle Scienze Mediche, 1868.
2 Debe consultarse BuchLe, Histoire de la civilisation en Angleterre, Introd., cap. II, donde escoge
precisamente a la India y a Grecia como dos términos de comparación para demostrar la
inuencia que las circunstancias naturales y el clima ejercen sobre el desarrollo intelectual de
los pueblos.
3 Los historiadores más modernos de la filosofía griega han, vuelto a poner sobre el
tapete la antigua cuestión de su origen oriental.— zeLL er, entre otros, refuta la opinión
de los que quieren atribuir el origen de la filosofía griega a la especulación oriental;
pero entre tanto admite que la comunidad de origen de los pueblos indogermánicos
y las relaciones duraderas de vecindad no pudieron menos de ejercer sobre ella
cierta influencia. La philosophie des Greca, trad. Boutroux, París, 1877, Introd. gen.,
cap. I, págs. 24 a la 47. LanGe además ha hecho notar recientemente: «que en la parte
oriental, del mundo griego por las relaciones más frecuentes en el Egipto, Fenicia
y Persia, es donde ha dado principio el movimiento científico; esta circunstancia, a
su juicio, prueba más claramente la influencia del Oriente sobre la cultura helénica
que la tradición fabulosa de los viajes emprendidos por los filósofos Griegos con el
intento de observar y estudiar». Historia del Materialismo, Madrid, Jorro.—Después de
esto es preciso afirmar que también en la filosofía griega tuvo su parte la tradición;
lo cual no quita, sin embargo, que sea ella al mismo tiempo profundamente original,
porque fue el fruto de aquel espíritu de deducción científica propio de los Griegos.—
No hay duda que entre ciertas doctrinas filosóficas del Oriente y algunas de Grecia
media una relación que no puede negarse, bien provenga del comercio intelectual
entre los dos pueblos, bien de leyes constantes que gobiernan el desarrollo intelectual
de la humanidad. Véase Berti ni, La filosofía greca prima di Socrate, Turín, 1869, al fin
del volumen, nota 60, pág. 341. Existe, sin embargo, siempre esta diferencia: que en
Oriente la filosofía salió del seno de la religión, fue cultivada casi exclusivamente
por los Sacerdotes, y no tomó nunca aquella forma y aquel método esencialmente
científico que luego asumió en Grecia. zeLLe r, ob. cit, página 122.
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Giuseppe Carle
supera en mucho a la de todos los demás pueblos4.
Por último ellos aplican al estudio del Universo físico y moral la agudeza de su
propia inteligencia, y demuestran al género humano qué estrechísimo enlace existe
entre la poesía sublime y la especulación profunda. La razón entre los Griegos se
esfuerza primero por descartar la verdad en medio de las ficciones e imágenes
creadas por la fantasía, y no logra de una vez libertarse de la influencia de las antiguas
tradiciones; por consiguiente, también tiene su momento inicial en una intuición
poética y artística del Universo, y solo con el tiempo logra alcanzar un carácter
más reflexivo, por lo cual aquéllos que habían sido grandes poetas se transforman
en agudísimos razonadores.
39. Le este modo el pensamiento griego parece seguir el desenvolvimiento
gradual de las facultades intelectuales del hombre, en el cual comienza por hacerse
firme y tenaz la memoria, luego se manifiesta la fantasía entusiasta y poderosa, y
solo cuando la memoria pierde su propia tenacidad y la fantasía su audacia, empieza
la razón a tomar importancia.
No debe creerse que la inteligencia helénica llegue como de un salto a formular
aquellos sistemas de filosofía que todavía hoy son da admiración del mundo.
Comienza por la observación de la naturaleza exterior y por la intuición del orden
admirable que la gobierna; luego trata de ensanchar sus propias ideas instituyendo
comparaciones entre las opiniones que en Grecia prevalecen y las de los demás
pueblos con quienes está en comunicación, reflexionando sobre las relaciones que
median entre el mundo físico y el moral, y solo más tarde, es cuando se levanta
a los Universales de Aristóteles y a la especulación ideal de Platón derramando los
tesoros de luz de su filosofía nacional.
Naturaleza, Hombre y Dios, el mundo físico y natural, el mundo social y
humano y el mundo metafísico e ideal, todo el Cosmos, en suma, fue abordado por
los Griegos, y en todo el genio helénico se manifestó como una mente bien equilibrada,
aguda en la observación, ingeniosa en las comparaciones y relaciones entre el mundo
físico y moral, y poderosa asimismo en la especulación, y abstracción. Reunió todos los
medios de que puede disponer la inteligencia del hombre en la investigación de la
verdad; hermanó la tendencia a la idealidad con un sentido exquisito de la realidad; por
seguir la abstracción, no olvidó la experiencia y el buen sentido, sino que en todas las
esferas de lo cognoscible, mantuvo un proceso regular, que es el que la naturaleza
misma de las cosas obliga a seguir a toda mente bien equilibrada.
Este mismo equilibrio de las propias facultades intelectuales mantuvo al
genio griego, en todos los órdenes de lo cognoscible, sin dejarse absorber ni por
la observación de la Naturaleza ni por la contemplación de la idea; sino que dando a
cada una su parte, mostró preferente complacencia en el estudio del hombre y en la
4 V. Bertini, ob. cit. § 38, pág. 49, en donde, después de disertar sobre los grandes poetas de
Grecia, y sobre todo de Homero y Hesiodo, que tanto contribuyeron a poblar de mitos el
Olimpo griego, entra a tratar de los poetas teólogos, que orecieron en una época más reciente
y que él considera como los precursores de la losofía; porque su poesía no es solo obra
de la fantasía, sino de la fantasía y de la inteligencia juntamente. Tanto Bertini como luego
Zeller reconocen que la religión de Homero y la de Hesiodo no fue la religión primitiva
de los Griegos, sino que debió ir precedida de una religión más sencilla, y con carácter
predominante naturalista, como lo es precisamente la religión de Herodoto atribuida a los
antiguos Pelasgos.

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