La Condesa No pasa de moda - 1 de Febrero de 2015 - El Mercurio - Noticias - VLEX 555039002

La Condesa No pasa de moda

A veces vienen los demás. Se congregan en la cafetería o se sientan en las escaleras: los chicos, los que empiezan, e incluso quienes ya tiraron la toalla. La literatura manda. Llegan editores, publicistas, poetas y trovadores, y el ambiente se inunda de olor a café tostado.

En este centro cultural de la calle Tamaulipas hay espacio y ganas para todo lo que huela a creación. El Bella Época es hasta hoy una marca en La Condesa, la colonia más joven de la capital mexicana. Un barrio lleno de estilo, con profusión de bicicletas privadas y públicas -el gobierno mexicano las ha instalado para combatir el intenso tráfico y la obesidad-, centros de yoga, cafés, librerías; corredores con cintillo y camiseta de marca y, sobre todo, creativos de pitillo, notebook bajo el brazo y mocasines ingleses. En total, poco más de diez mil habitantes, en su mayoría menores de 50. Y que de noche y en fin de semana se multiplican gracias a una vida nocturna pujante que bulle en antros, restaurantes, bares y cafés y otros locales con nombres como Agapi Mu y Sixtie's, o en el taquillero hotel Condesa DF.

Quienes viven en este barrio frecuentan el Bella Época no solo por vocación, también por costumbre. Hace décadas que este inmueble Art Déco de los años 40 preside el distrito, y ellos heredaron el hábito: fueron sus abuelos y padres quienes vinieron a ver aquí, cuando esto era un cine insignia, los éxitos hollywoodenses de los 50, 60 y 70.

Una zona estrella del DF mexicano donde, desde los años 30 y 40, se instaló una buena parte de los capitalinos acomodados, signo que se mantiene, pero que se ha vuelto ecléctico. Hoy con marcas definidas: juventud creadora y culto a los perros (en sus principales arterias, Amsterdam, Nuevo León y Tamaulipas, abundan las tiendas de ropa canina, veterinarios, propietarios con ejemplares de raza y, desde hace cinco años, paseadores profesionales de perros), además de pinchadiscos y cocineros en busca de fama.

Tratando de desenmarañar la red de calles y avenidas del barrio, es fácil tocar los límites urbanos de esta colonia para llegar a zonas fronterizas. Por ejemplo, cruzar los edificios de época -muy bien conservados, porque la comunidad ha puesto esfuerzo en mantener la arquitectura- y llegar hasta el Balmori, en estilo Art Nouveau, donde está La Maison Francaise Caravanseraï, para pedir una tarte tatin crujiente acompañada de té verde aromatizado al jazmín.

La Maison, un lugar de moda desde hace seis años, es uno de los rincones...

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