Capítulo VII: De los fundadores y de la constitución política de los pueblos - Parte primera - Estudio sobre la soberanía - Libros y Revistas - VLEX 976349808

Capítulo VII: De los fundadores y de la constitución política de los pueblos

Páginas29-35
29
ESTUDIOSOBRE LA SOBERANÍA
CAPÍTULO VII
DE LOS FUNDADORES Y DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS PUEBLOS
Cuando reflexionamos sobre la unidad moral de las naciones, es imposi-
ble dudar de que sea el resultado de una causa única. Lo que el sabio Bonnet,
al refutar un sueño de Buffon, dijo sobre el cuerpo animal, puede decirse del
cuerpo político: todo germen es necesariamente uno, y es siempre de un solo
hombre que cada pueblo deriva su rasgo dominante y su carácter distintivo.
Saber, luego, por qué y cómo un hombre engendra, literalmente, a una
nación, y cómo le comunica ese temperamento moral, ese carácter, ese espíritu
general que, a través de los siglos y de un infinito número de generaciones,
permanecerá visible y distinguirá a un pueblo de todos los otros, es un miste-
rio como tantos, sobre el que es posible meditar con provecho.
Las genealogías de las naciones están escritas e n sus lenguas. Como los
pueblos, los idiomas nacen, crecen, se mezclan, se penetran, se asocian, se
combaten y mueren.
Ciertas lenguas han perecido en toda la extensión de la pala bra, como el
egipcio. Otras, como el griego y el latín, solo han muerto en un sentido, y viven
aún por medio de la escritura.
Entre ellas hay una, la hebrea, que es acaso la más antigua de todas, ya
se la considere en sí misma, o bien como un dialecto del siríaco, que sobrevive
íntegra en el árabe, sin que el paso de cincuenta siglos haya podido borrar sus
rasgos.
La mezcla de los idiomas produce la misma confusión que la de los
pueblos; sin embargo, no estamos del todo perdidos en ese laberinto: la mi-
rada penetr ante del caballero Jones se remonta, a trav és de multitud de los
dialectos más extraños a nuestras voces, hasta tres naciones primitivas de
las que todas las otras descienden 1. Pero el desarrollo de esas altas especu-
laciones no corresponde a esta obra. Vuelvo a mi tema, y observo que el
gobierno de una nación no es obra suya más de lo que lo es su lengua. Así
como, en la naturaleza, los gérmenes de infinidad de plantas están destina-
1ASIATIC RESEARCHES, i n-4º, Calcuta, 17 92, T. III. (N. del A.).

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR