Capítulo LV. Lo que callamos los que escribimos. Crónica de una sistemática vulneración de derechos fundamentales - Tratado de derecho penal constitucional aplicado - Libros y Revistas - VLEX 1026886673

Capítulo LV. Lo que callamos los que escribimos. Crónica de una sistemática vulneración de derechos fundamentales

AutorJosé Sebastián Cornejo Aguiar, Jorge Isaac Torres Manrique
Páginas488-490
488
JOSÉ SEBASTIÁN CORNEJO AGUIAR / JORGE ISAAC TORRES MANRIQUE
CAPÍTULO LV
LO QUE CALLAMOS LOS QUE ESCRIBIMOS.
CRÓNICA DE UNA SISTEMÁTICA VULNERACIÓN DE
DERECHOS FUNDAMENTALES
JORGE ISAAC TORRES MANRIQUE
No es un secreto que quienes se dedican a l fascinante como glorioso
mundo del investigador, el mismo que se centra basilarmente en escribir (y
publicar), ya sea por hobby, contribuir o aportar a una ciencia o disciplina —
en el presente caso, también a la juridicidad— compartir puntos de vista o
experiencias, perpetuarse en el tiempo y espacio, entre otros; ciertamente no
cuentan con el camino llano o confabulante para ello.
En ese sentido, en la presente entrega nos ocuparemos a lo que acontece
como consecuencia de escribir, en la arista correspondiente en el entorno más
íntimo de quien escribe, esto es, en su hogar, su afecto, su familia, su círculo
más cercano.
Al inicio de estas líneas, referimos a lo que consideramos genera en el
autor, es de verse entonces, que existe para los que escriben, una realidad
paralela, épica, aveces titánica, que no sabe de plazos, ni horarios. Disfrutan
escribir con una pasión y entrega cannabiesca.
Y es que, para un verdadero investigador, la investigación, reflexión,
digit alización d e sus aportes y so bre todo, su pu blicación , resulta ser
unismismable a una sensación increíblemente indescriptible, una suerte de
realización profesional y académica. De dicha en demasía. Demás está decir,
que si las publicaciones son periódicas, el mencionado efecto es permanente,
continuado.
Nav egar e n las p rofun didad es de e se mund o impa r, co mporta
innegociablemente: a bstracción y completa atención. Las horas, días y años
suelen pasar, mientras que el autor no pocas veces ni se entera. Entonces, no
hay fines de semana ni feriados que se salven de la voracidad inspirativa de
quien escribe, para ser dedicados inexcusablemente como casi a hurtadillas, a
escribir.
El escritor se encuentra enfrascado en sus edificantes sueños y empeños,
ya sean éstos, la elaboración de trabajos o entrega s destinados a: ensayos,

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