Capítulo III: El socialismo - Parte general - La cuestión social. Principios fundamentales para su estudio y solución - Libros y Revistas - VLEX 976413623

Capítulo III: El socialismo

Páginas55-96
55
La Cuestión soCiaL
PrinCiPios fundamentaLes Para su estudio y soLuCión
caPítulo iii
el socialisMo1
§ i. noción y división del socia lismo: el socialismo del estado
44. Aunque la acepción de estas dos palabras socialismo y comunis-
mo no es la misma en todos los autores, sin embargo, entiéndese ge-
neralmente por comunismo una forma de propiedad colectiva en que
todos los bienes materiales, tanto los medios productivos como los
artículos de consumo, pasan a ser propiedad común; y por socialismo
aquella otra forma de colectividad en que solo los medios productivos
y no los artículos de consumo son de propiedad común. Según esto
pertenecieron al comunismo los estados sociales que se describen en
las llamadas novelas de Estado; por ejemplo, en Kritias de Platón; en la
De nova insula Utopia, de Tomás Moro; en la Civitas solis, del dominico
Campanella; en el Viaje a Icaria, de E. Cabet, y además los que algu-
nos soñadores, como Graco Babeuf y aun Roberto Owen2, trataron de
realizar.
En la actualidad se ha abandonado como utópico el comunismo, y
le ha reemplazado el socialismo, que no sostiene la comunidad abso-
luta de bienes, sobre todo de los artículos de primera necesidad, sino
solamente la de los medios productivos en la sociedad. Sin embargo,
1 victor cAthrei n, Der Socialismus, 7.a edición, 1898; hitze, Kapital und Arbeit, 1, 3, 4, 6, 7
y 16.a conferencia; Antoine, Cours d’ économie sociale, pág. 194 y sigs.; Alb . WeiSS O. P.,
Soziale Frage und soziale Ordnung, 3.a edición, pág. 98 y sigs.; H. peSch S. J., Liberalismus,
Socialismus und christliche Gesellschaftsordnung, 2.a edición, 1.a parte, pág. I y sigs., 2.a parte,
pág. 1 y sigs; peSch, Lehrbuch der Nationaloekonomie, 1.a parte, pág. 282 y sigs.; rAempfe, Sta-
atslexikon der G.-G., Art. Socialismus, tomo v, pág. 102 y sigs.; bruell en el mismo artículo,
Socialdemocratie, pág. 89 y sigs.; herkner, Arbeiterfrage, 3.a edición, pág. 325 y sigs.; vo n
Scheel, Socialismus und Komunismus, en Schönberg, Handbuch, 3.a edición, tomo I, pág. III y
sigs.; von philippovich, Grundriss der politischen Oekonomie, 2.a edición, tomo 1, pág. 346 y
sig.; SchAeffle Kapitalismus und Socialismus, 8 y 9 conferencia.
2 Véase sobre las novelas de Estado von hertling, Kleine Schriften, pág. 193 y sigs.; SchAe-
ffle, Kapitalismus und Socialismus, pág. 185 y sigs.; Stoeckl, Staatslexikon der Goerresgesells-
chaft, tomo v, pág. 450. Interés especial merece la obra de tomáS moro, De nova insula Uto-
pia; véase hertling, obra citada, pág. 137 y 201 y sigs. Sobre los ensayos de la introducción
de sociedades comunistas véase SchAeffle, obra citada.
56
Joseph Biederlack
hay entre los socialistas diversidad de pareceres respecto a la mayor o
menor amplitud que deba darse a la propiedad común de los medios
productivos. En este sentido usaremos también en adelante la palabra
socialismo.
Se entiende bajo el nombre de artículo de primera necesidad, los
que sirven inmediatamente para satisfacer las necesidades de la vida,
como por ejemplo, el alimento, el vestido, la habitación con el menaje
necesario, etc., y por medios productivos se entienden, los que sirven
para la producción y el transporte de los artículos de primera necesi-
dad. Los socialistas, tanto los antiguos como los modernos, se pueden
clasicar atendiendo a diversos puntos de vista. Si se considera el pro-
pietario a cuyas manos vienen a parar todos los medios de produc-
ción, el socialismo se divide en tres diferentes grupos: 1) socialismo
comunal, socialismo del Estado y socialismo cosmopolita. Entiéndese por
socialismo municipal o comunal la doctrina que sostiene, que todos
los medios de producción, ora comprendidos dentro de los límites de
un municipio, ora propios de una profesión determinada, como por
ejemplo, tierras, minas, bosques, fábricas, etc., deben ser propiedad
del municipio o de la respectiva clase profesional. Según esta teoría,
los municipios no solo son independientes entre sí, sino también res-
pecto de todo poder central, como por ejemplo, el del Estado. Por eso
esta doctrina que niega la existencia del poder central, y proclama
consiguientemente la completa igualdad e independencia de los mu-
nicipios, recibe el nombre de anarquismo.3
Se llama socialismo del Estado el sistema que pretende dar al Es-
tado la propiedad de todos los medios productivos existentes dentro
de sus límites, considerándose los diferentes Estados como hoy se ha-
llan, con entera independencia unos de otros. Distínguense de estos
socialistas los partidarios de la actual democracia socialista, según los
cuales la propiedad común de los medios productivos debe pasar, no
al Estado, sino a la misma sociedad en general. Una vez introducido
el colectivismo de la propiedad, opinan los socialistas demócratas que
no hará ya falta el poder del Estado, ni el legislativo, ni el judicial, ni el
ejecutivo; bastará que exista una suprema autoridad, sin más poderes
que los que se reeren al orden económico. Entonces no habrá más
que resolver esta cuestión: cuál ha de ser la norma para la repartición
de los bienes y el número de grupos o corporaciones económicas en
la humanidad.
45. Atendiendo a la mayor o menor amplitud con que los medios
productivos deben pasar a ser propiedad colectiva, los socialistas se
3 Como representante de este anarquismo hay que considerar entre otros a bAkunin; véase
peSch, Lehrbuch, pág. 349.
57
La Cuestión soCiaL
PrinCiPios fundamentaLes Para su estudio y soLuCión
dividen en varias clases; 2) socialistas demócratas, que sostienen que
todos los medios productivos, exceptuando únicamente algunos me-
nos importantes, deben constituir la propiedad común de la futura,
sociedad. De aquí el nombre que reciben de colectivistas universales:
otros en cambio arman, que solo una determinada clase de medios
productivos deben formar la propiedad común. Así opinan sobre todo
muchos socialistas del Estado, según los cuales solo aquellos medios
de producción que en las actuales circunstancias de progreso indus-
trial, siempre en aumento, serían ventajosamente administrados por
el Estado, en benecio de la sociedad, deben constituir la propiedad
colectiva. Entre estos socialistas, que podemos llamar particulares, se
cuentan los socialistas agrarios, que solo quieren transformar en pro-
piedad común la propiedad rústica, excluyendo el capital y las otras
clases de propiedad.
46. Atendiendo a la manera como debe constituirse la propiedad
colectiva, 3) se distinguen otros grupos en el socialismo; unos hay que
pretenden obtener este resultado empleando para ello, si es necesario,
la violencia: estos son los que ordinariamente se llaman anarquistas,
y que para distinguirlos de los que arriba citamos, partidarios del so-
cialismo municipal, podrían llamarse anarquistas prácticos, puesto que
en el empleo de medios para el logro de su n, prescinden totalmente
de la autoridad del Estado. En cambio, los secuaces del socialismo
municipal, no siendo anarquistas en la práctica, se clasican mejor
llamándolos anarquistas teóricos. Entre los anarquistas prácticos se
cuentan los nihilistas rusos.
Por lo demás nada tiene de extraño que del seno de la democracia
social, aunque sin hacer profesión de anarquismo, surjan continua-
mente individuos anarquistas. Otro de los grupos en que el socialismo
se divide lo forman los marxistas. Aseguran estos que solo quieren
constituir la propiedad colectiva por medios legales y sobre todo ob-
teniendo mayoría en los parlamentos; que no necesitan acudir a la
violencia para el triunfo del colectivismo, pues este ha de ser resulta-
do natural de las actuales condiciones económicas del capital; entre
tanto, procuran suprimir todos los obstáculos que puedan oponerse a
que los instrumentos de producción pasen a ser de propiedad común,
y en cambio favorecen todo lo que para este n pueda ser útil. Y como
en algunos casos, aun el empleo de la fuerza puede servir para su ob-
jeto, no se oponen del todo al empleo de la violencia. Aún más que los
marxistas, rechazan toda clase de violencias los socialistas políticos,
quienes pretenden que el Estado venga a poseer la propiedad común
de los instrumentos productivos por un procedimiento completamen-
te legal.

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR