Agradecimiento
| Autor | Rodnie C. Galleani. G. |
| Páginas | 9-10 |
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ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS
El fin de todo el discurso oído es este:
Teme a Dios, y guarda sus mandamientos;
porque esto es el todo del hombre.
(Eclesiastés 12:13)
La crisis planetaria nos ha permitido salir de la simplificación y reduc-
ción de la hiperespecialización del pensamiento y de los acontecimientos re-
conociendo que las realidades son al mismo tiempo solidarias y conflictivas.
Esta reforma del p ensamiento «mentes» es una preparación para la compren-
sión y compasión humana que requiere regenerar la enseñanza a profesiona-
les con sentido de su misión. En esta era planetaria se hace indispensable un
conocimiento que comprenda los problemas globales en su contexto y en su
conjunto sacando la falsa racionalidad «eg o falso» y sus cegadores como la
abstracción y lo unidimensional que apoya fortifica y solidariza a la «inteli-
gencia ciega» indicaría Morín. Enseñar la condición humana y su relación
como individuo especie y sociedad nos sitúa en el universo y en interrogantes
«crisis» sobre nuestro devenir y condición espiritual cósmica física y terrestre.
Todo este saber nos entrega un pensamiento estratégico y no programático
elaborando escenarios con certezas incertidumbres y azares al tener mayor
compresión humana mayores probabilidades de una paz individual social y
planetaria. Con profunda gratitud acometo la tarea de brindar mi más sincero
reconocimiento a los profesionales de la salud y en especial a un grupo en
particular liderado por el Doctor Mauri cio Javier Fica Delgado destacad o
médico especialista en cirugía de tórax y pionero en trasplantes de alta com-
plejidad. Lo más probable que no sea una monedita de oro para muchos, sin
embargo, hablare de mi experiencia con el «aprendiendo cosas que están pero que
no logramos ver» como dice el, no hablare de lo sincrónico ni del forecasting
tampoco del razonamiento contrafactual e intervalo de confianza menos de
incidencia estadística, pero si del trabajo consciente que realiza y enseña a sus
colegas becados y pacientes.
Al llegar como un homúnculo «hombre pequeño y débil» y como una perso-
na aprensiva pensando en las 10 plagas de Egipto y mi éxodo en puras tinieblas,
aparece con una gran sonrisa y un carisma acogedor este líder por naturaleza
quien con sus palabras me devuelve el alma al cuerpo entregándome tranqui-
lidad respecto a los procedimientos a seguir, recordándome a Santiago 3:10-
11 que argumenta que «de un mismo pozo no puede salir agua dulce y agua amarga
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