Ximena Chong la fiscal anticorrupción
-Lo heredé de mi abuelo. Es de esos baúles antiguos que se utilizaban para los viajes en barco -explica la fiscal jefe de la zona Metropolitana de Santiago Centro, Ximena Chong.
-Tiene un matasellos que dice "1932", por lo que asumo que aproximadamente en esa fecha debe haber llegado a Chile -agrega.
De ese abuelo, llegado a Calama hace más de 80 años, Chong no solo heredó ese baúl. También su apellido, su gusto por la historia y la literatura china, su piel tersa y ojos levemente rasgados. Y quizás, también, su disciplina férrea.
A los 43 años, esta abogada de la Universidad de Chile, que comenzó su carrera en Impuestos Internos y luego integró el Ministerio público, se ha hecho un nombre en el mundo del Derecho. Cordial pero firme y clara en sus posiciones, ha estado involucrada en casos tan mediáticos como DyS-Falabella, las irregularidades en el Registro Civil, el fraude en el Ejército por facturas adulteradas y los falsos exonerados políticos. Durante años, fue jefa del Departamento Jurídico del SII en Valdivia; luego Fiscal Local en esa ciudad. En 2004, regresó a Santiago para trabajar en delitos económicos. Hoy, en la fiscalía de Santiago Centro está a cargo de 14 fiscales, pero en julio pasado fue nombrada por el Fiscal Nacional Sabas Chahuán para dedicarse de manera preferente a la investigación del caso Corpesca. Los casos de corrupción, admite, son su pasión.
-¿Qué le gusta tanto de trabajar en corrupción?
-Creo que es extirpar cánceres sociales súper graves, porque son muy invisibles. No niego que fenómenos como los robos con intimidación, los asaltos, son sumamente graves, pero son visibles. Y uno puede desarrollar ciertas estrategias. Pero la corrupción es silenciosa y además afecta las bases de la institucionalidad, permea la vida cotidiana. Si una persona toma decisiones relevantes para el quehacer nacional y recibe un soborno, no solo estamos afectando ese núcleo, estamos afectando todas sus decisiones. Y, por lo tanto, estamos incubando un virus en el resto de la sociedad. Y, además, por el efecto modelador. Si yo trabajo en un servicio público y veo que mi jefe es corrupto, que mi compañero es corrupto, y que no pasa nada, se corren los límites. Llega un momento en que el resto también dice: "oye, pero si son corruptos y todos saben que lo son y no pasa nada, sino que se dan buenas vacaciones, etcétera, entonces yo también voy a incurrir en eso".
-¿Usted siente que eso es lo que ha pasado en Chile?
-No sé si es lo que ha pasado, pero siento que tenemos que poner atención porque si la corrupción se vuelve una cosa normal, estamos perdidos.
"Con tu deber cumples"
Ximena Chong Campusano nació en Santiago y se crió en Las Condes. En su vida cotidiana, admite, no sintió mucho la influencia cultural de sus ancestros chinos, pero en los años 70, las familias con orígenes asiáticos establecidas en Chile aún eran una excepción. Y eso es algo que Ximena sentía.
-A mí nunca me hicieron comentarios negativos y mis papás, desde chica, siempre me inculcaron que el hecho de ser diferente es un valor y que no tenía que sentirme menos por ser distinta. Pero efectivamente era como raro. Me acuerdo de chica que les decía a los vecinos que sabía hablar chino e inventaba...
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