Warholandia - 22 de Mayo de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 904916760

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"Le habría encantado estar vivo hoy... vivir todo este freak show ".Lo dice Rob Lowe en los minutos iniciales de "The Andy Warhol Diaries", y en las casi seis horas restantes de esta serie documental nadie sale a cuestionar su afirmación. Es casi un dato de la causa, Warhol estaba hecho para estos días. O más bien, al revés: él y su obra, en cierto modo, le dieron forma al fragmentado presente memecéntrico, de inacabables ciclos mediáticos y obsesiva microfama en el que estamos atrapados. A medida que tomamos distancia de su trabajo multimedial y de sus propias aventuras en el New York de la segunda mitad del siglo XX, se hace más y más evidente que su influencia en el arte contemporáneo ha sido enorme, solo comparable a la que Hitchcock ha tenido en el cine. Pero claro, eso obvia un punto. Warhol también fue un cineasta brillante, que logró devolver el cine a su momento de origen a través de "Screen Test", películas-objeto y experimentos visuales, preparando el camino hacia el mundo cien por ciento audiovisual en el que habitamos hoy.Ahora bien, no es misión de la serie de Netflix explorar a fondo el mundo estético de Andy. El programa pasa por ahí y se queda un rato, como quien se detiene unos cuantos minutos frente al inmenso Mao (1973) que el diseñador Halston donó en el 83 a la colección del Metropolitan Museum of Art, pero luego se marcha a pastar en terrenos biográficos más atractivos y menos densos, como corresponde con un producto financiado por la N roja. Y lo que narra justifica el viaje: usando como punto de partida los polémicos diarios dictados por teléfono a su amiga Pat Hackett desde 1976 hasta su muerte en el 87, la serie se sumerge en...

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