'Me voy a blindar hasta los dientes, voy a invertir en toda la seguridad que sea necesaria y voy a seguir con mi negocio contra viento y marea' - 8 de Mayo de 2022 - El Mercurio - Noticias - VLEX 903028004

'Me voy a blindar hasta los dientes, voy a invertir en toda la seguridad que sea necesaria y voy a seguir con mi negocio contra viento y marea'

o tuve miedo, pero sí sentí mucha impotencia y una profunda tristeza. A los ladrones los salí persiguiendo con un palo para que se fueran de mi local". Así describe Sarika Rodrik cómo vivió el asalto que sufrió en su tienda de ropa y productos de marcas exclusivas, ubicada en la calle Isidora Goyenechea, en Las Condes (Santiago), el sábado 23 de abril al mediodía.Ese día, dos vehículos de color blanco -un BMW y un Mercedes Benz- se estacionaron en la calle y se bajaron seis sujetos, con parkas oscuras y rostros cubiertos, e ingresaron armados al local a plena luz del día. Se robaron más de $300 millones en mercadería, mientras dos miembros de la banda se quedaron disparando en la calle para amedrentar a los transeúntes."Me aterré de pensar que en cualquier minuto llegaban los carabineros y se podía desatar una balacera, por eso les grité que se fueran y los eché de mi tienda", recuerda emocionada la mujer que nació en Estambul (Turquía) y que llegó a Chile a comienzos de la década de los setenta, con 18 años.Apenas cuatro días después, el miércoles 27 de abril, pasadas las 14:00 horas, se repitió la escena. Esta vez se trató de un auto -un BMW azul- y tres delincuentes, que derrumbaron la puerta de la tienda y se llevaron el botín restante del primer atraco. En tres minutos ya estaban fuera del local.Sumando los dos robos, Rodrik estima que las pérdidas rondan los $400 millones en mercadería. Una merma que se suma a dos años de estrepitosas caídas en los ingresos de la tienda, que comenzaron con la crisis social del 18 de octubre de 2019 y que se profundizaron con la llegada de la pandemia, en marzo de 2020.Entre toques de queda, cuarentenas, restricciones al desplazamiento y el congelamiento de la vida social y los eventos, el público comprador de ropa exclusiva y de lujo simplemente desapareció."Fueron años muy difíciles que literalmente asfixiaron a miles de empresarios y pymes como la nuestra. Afortunadamente el negocio estaba sano financieramente y pudimos capear este período en que las ventas se fueron a pique. La primera vez que he tenido que pedir ayudar para trabajar fue durante la pandemia, cuando pedimos un crédito Covid. Nos apretamos el cinturón y los próximos pedidos van a ser más chicos", adelanta la empresaria, descartando la posibilidad de quiebra.Y cuando estaban comenzando a "sacar la cabeza del agua", ocurrieron los asaltos que hoy la tienen aún en estado de shock."Aquí se trata de bandas de crimen organizadas, que...

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