Vivir con un perro guía - 9 de Enero de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 700328657

Vivir con un perro guía

-Para mí, cuando no estoy con Otto es como que estoy incompleta. Me pasa cuando lo llevo a bañarse a la veterinaria, lo espero al lado en un café durante un rato y me siento rarísima. Es muy loco -explica Florencia Herrera, de 44 años, doctora en Antropología, académica y profesora de la Universidad Diego Portales, cuando piensa en los pocos momentos de su vida en los que está sin su perro guía Otto.

-Cuando llegó Gas, me decidí a estudiar una segunda carrera, Psicología. Con él iba a la universidad y andaba perfecto -recuerda Daniela Baeza, de 41 años, hoy títulada gracias a la compañía de su perro.

Tres chilenas diagnosticadas con retinitis pigmentosa, una enfermedad que genera la pérdida gradual de la visión, que no tiene tratamiento y que es una de las principales causas de ceguera en el mundo, pero que ellas decidieron hacerle frente y optaron por rearmarse junto a un perro guía.

-Finalmente, tú pones tu vida en sus manos, en sus patas -dice Florencia Herrera.

* * *

Florencia Herrera tenía 29 años cuando la diagnosticaron. Venía llegando de terminar su doctorado en la Universidad de Barcelona. Entonces, mientras el doctor le daba la noticia y le caían lentamente las lágrimas, ella entendió muchas cosas que antes no se había cuestionado. Entendió por qué cuando se le caí un lápiz al suelo tardaba en encontrarlo, o por qué constantemente se le perdía el indicador del mouse en la pantalla del computador.

-Tenía una pérdida de visión importante, lo que pasa es que no es tan fácil darse cuenta de que uno no ve. En la oscuridad veía muy poco. De hecho, me pasó que una vez me senté arriba de una persona en el cine o una vez manejando me quedé parada en el cruce de dos calles, los autos me tocaban la bocina, pero yo no podía entender hacia dónde seguía la calle -cuenta Florencia sentada en el living de su casa en Providencia. A sus pies, su perro Otto se recuesta sobre el piso de parquet. A pesar de que Florencia efectivamente puede ver, su campo de visión es muy acotado y solo le permite distinguir un elemento en particular.

En ese entonces, en 2003, Florencia tuvo que dejar de manejar por indicación médica, pero más allá de eso su vida no cambió mucho. Su vista aún la acompañaba.

-Durante años escuchaba que mi doctor me decía que la enfermedad estaba estancada cosa que jamás me dijo, yo quería escuchar eso. Uno tiene mecanismo de defensa y negación muy fuerte -dice Florencia.

Unos años después se casó y tuvo dos hijas, pero la enfermedad comenzó a manifestarse poco a poco, y once años después del diagnóstico decidió comenzar a usar bastón. En un comienzo se negaba a la...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR