Vivir en la otra Patagonia - 22 de Enero de 2011 - El Mercurio - Noticias - VLEX 242243690

Vivir en la otra Patagonia

Luz: 40 pesos (5 mil pesos chilenos)

Agua: 50 pesos (6 mil pesos chilenos)

Gas: 35 pesos. (4.300 pesos chilenos)

-¿35 mensuales?

-No, cada dos meses. Aquí la boleta es bimensual.

Nacida en Punta Arenas, Cristina Caipillán (59) emigró a Río Gallegos, Argentina, en 1973 cuando recién había terminado su cuarto medio en el Instituto Superior de Comercio. Iba a buscar trabajo. Y lo encontró en una empresa automotriz, donde permanece hasta hoy como administrativa.

-En esa época había muchas oportunidades aquí, uno caminaba por la calle y encontraba empleo enseguida.

Nunca más volvió a Punta Arenas.

Cristina es uno de los cerca de 60 mil chilenos que viven en la provincia de Santa Cruz y Tierra del Fuego, la colonia extranjera más numerosa de la Patagonia argentina. La mayoría llegó en los 80, unos escapando del régimen militar y otros atraídos por los beneficios del gobierno argentino para vivir en la zona.

Cristina conoció en Río Gallegos a otro puntarenense, José Díaz, que había sido detenido tras el golpe, cuando tenía 15 años. Fue el preso político más joven en Chile.

Se casaron y tuvieron tres hijos. Mientras ocupó el cargo de presidente de la Asociación Centro Chileno de la ciudad, Díaz cultivó una estrecha amistad con Néstor Kirchner, quien entonces era intendente (alcalde) de Río Gallegos. Aprovechando sus contactos, logró que la gobernación de Santa Cruz le pasara 5 millones de pesos (60 millones de pesos chilenos) para restaurar la sede de la asociación, un edificio de tres pisos en pleno centro. Fue su mayor logro. La remodelación se terminó el año pasado. Siete meses después, Díaz murió de un ataque cardiaco.

Por votación unánime, Cristina heredó el cargo.

Afuera de su oficina hace frío, pero no nieva como muestran las postales que compran los turistas que visitan Río Gallegos. Cristina recuerda que la última vez que nevó fue hace 15 años. Esa vez cayó un metro de nieve, dice, pero ya no.

-Qué lástima.

Cuenta que, aparte de eso, no tiene nada de qué quejarse, que la vida en la ciudad ha sido buena para ella. Sus tres hijos estudiaron gratis en la universidad, un beneficio que existe en todo el país. En la Gallegos hay dos universidades estatales que tienen prestigio a nivel nacional.

La mayor de sus hijas es profesora y hace clases en un colegio de la ciudad. Si trabajara en alguna zona cordillerana de la Patagonia, como Río Turbio, por ejemplo, el gobierno la subsidiaría con un adicional a su sueldo del 180 por ciento.

Su segundo hijo se desempeña en la industria petrolera de la provincia. Tiene turnos de 14 días de trabajo por 14 de descanso y comenzó ganando el equivalente a 1.500.000 de pesos chilenos.

Dice que si necesitara viajar a Buenos Aires, el gobierno le subsidiaría la mitad del pasaje aéreo y que si quisiera trasladarse por tierra no sólo tendría una bencina más barata que en el resto del país -menos de 500 pesos chilenos-, sino...

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