Presentación de Violeta Parra: la última canción, de Leonidas Morales T.: IV. Conversación con Nicanor Parra sobre Violeta. - Núm. 29, Enero 2004 - Cyber Humanitatis - Libros y Revistas - VLEX 56656790

Presentación de Violeta Parra: la última canción, de Leonidas Morales T.: IV. Conversación con Nicanor Parra sobre Violeta.

El día en que debíamos grabar la conversación sobre Violeta *. Nicanor me recibió vestido de poncho largo. Subimos al segundo nivel de su biblioteca. Me preguntó yo tenla música araucana. Dijo que le interesaba mucho. De inmediato empezó a imitar el sonido cavernoso de la trutruca y a bailar la parte final de una canción araucana, siguiendo el ritmo con los pies y girando. Separaba los brazos, que levantaban el poncho y le daban al bailarín un aspecto de pájaro ritual. Me habló luego de la idea de una obra musical que debería ser como "un collage, una diseminación", hecha solamente con finales de canciones. Empezando con el final de la Canción Nacional. "Al final de la Canción Nacional como termina, por ejemplo, una rumba, como termina una conga, o como termina un vals, o como termina una ópera. Y son nada más que despedidas, despedidas, despedidas. Hasta el infinito". En seguida llevó la idea de la mezcla de finales de canciones en otra dirección. Recordó una canción de Chiloé, una sirilla, y canto una parte de ella, con muy buena voz. Dijo: "Fíjate lo que resulta ahora". Tarareó el fragmento de la sirilla, pero enlazándolo al final con el fragmento de la canción araucana, sin dejar de seguir el ritmo con los pies. El resultado fue sorprendente: los dos fragmentos parecían haber olvidado sus diferencias, fundiéndose y dando origen a un producto musical enteramente nuevo ¡Cómo se pasa de la una a la otra, oye, con qué naturalidad! Cómo se profundiza cuando se pasa de la cosa un poquitito pintoresca cspañola a lo telúrico araucano". Concluyó diciendo: "España y América: integración".

Esta introducción, obviamente, no era ajena al tema de la conversación. Nicanor fue creando sin duda la atmósfera de un conjuro. No se había mencionado todavía el nombre de Violeta, pero tampoco era necesario: su memoria estaba ya invocada.

L.M. Tu interés por la música, ¿es de siempre?

N.P. De siempre. Y cada vez me interesa más. Algunas voces llego a confundirme con los que ven en la música la expresión artística mas cabal.

L.M. Sé que influiste mucho en la orientación de Violeta hacia el folclor, y desde luego que fuiste su crítico literario. ¿También su critico musical?

N.E No, no, no. De todo.

L.M. De la música también.

N.P. Yo la saqué a ella de la música radial. La saqué a patadas. Y costó. ¡De repente se produjo todo! Claro, porque yo disponía ya de un mínimo de criterio. Había ido a la universidad. Era amigo de Tomás Lago, que era un especialista, un folclorólogo. Entonces estaba en contacto ahí directo con los objetos de la cultura popular. Además que había tenido la misma formación de la Violeta. Había visto las mismas cosas que había visto ella. Y podía mirar esas cosas con un mínimo de espíritu critico, universitario al menos.

L. M. Ella llegó el 32 a Santiago. ¿Así fue?

N. P. No, después. Yo llegué el 32.

L. M. Isabel, en su libro sobre Violeta, dice que el 32

N.P. No, fue después. Tiene que ser el 35. Porque yo estaba ahí. O sea, 32, 33, 34 ... Y ya estábamos con la Revista Nueva, creo.

L.M. Es decir, eras aún inspector en el Internado Barros Arana.

N.P. Pero ya en el Pedagógico. Yo empecé sí de inspector el año 33. Y entonces ahí hay un par de años enigmáticos. Eso tiene que haber ocurrido por el año 35 mas o menos. Cuando apareció la Violeta en el Internado ... "Lo necesitan".

LM. Con su maleta.

N.P. ¡Qué maleta! Con su guitarra no más. ¡Qué maleta! ¡Con su guitarra! Yo no podía creerlo. Además, qué iba a hacer yo con la pobre Violeta. Yo era un pobre infeliz yo también. Pero eso funcionó bien. Yo entendí, parece, la intención.

L.M. & Qué hiciste entonces?

N.P. Claro. Porque ella llegó de Chillán, y en ese tiempo todo el resto de la familia estaba en Chillán. Yo la acogí, la llevé a la casa de unos parientes, donde ella quedó bien instalada. La casa del tío Ramón Parra Quezada. Este tío era primo del papá. Y era un hombre muy simple, pero muy gentil, muy bonachón. Trabajaba él para la Compañía de Electricidad. Era pagador. Y tenla una casita muy bien montada en la Avenida Cumming. No sé, podríamos ir un día ahí. Una de las cosas que habría que hacer, fíjate tú. ¡Todavía se pueden tomar fotografías de lugares sagrados!, ¡absolutamente sagrados!, que nadie sabe que existen. Por ejemplo, todavía esta la casa donde vivió la Violeta! La casita del tío Ramón Parra. En Cumming, cerca de Balmaceda.

L.M. El ingreso de Violeta ala Escuela Normal fue idea tuya.

N.P. Total. ¡Llevarla allá, a la cultura, al templo de la Cultura, pues! Porque tú ves que los demás no tuvieron nada que ver con la enseñanza de la Secundaria. El único académico que salió de ahí fui yo.

L.M. De manera que los dos años que estuvo en la Normal, vivió en la casa de tu río Ramón.

N.P. No, no. En realidad, ella estudió y estuvo en el Internado de la Normal. Claro, cuando salía iba ala casa del tío Ramón. Esa familia estaba formada por el tío Ramón, la Matilde, que era ... una sobrina de él. Se había casado con su sobrina Matilde. Era una mujer muy encantadora y muy generosa, &ah? Y en seguida también estaban ahí hermanos de la Matilde. La Elba, por ejemplo. Fue polola y novia mía. ¡Y la Chaco! La Chaco está muerta ya. Y también el Héctor, o Tito que le decíamos. Porque el otro, el mayor, ese vivía en Valparaíso. Y había uno más, semiflotante por ahí, del que se hablaba. Había referencias ... Ah, no, ése so había muerto ... Esa era más o menos la atmósfera ahí en la casa del tío Ramón. Era una casita de clase media, muy bien atornillada, porque tenla hasta piano en el saloncito. Y era una casa de ladrillo con mampara, pasillo al centro. A la entrada, dos habitaciones, una a cada lado. Podían usarse como dormitorios. Una de ésas fue dormitorio mío. En seguida venía una galería interior y un patiecito a la derecha. Al otro lado eh dormitorio del matrimonio y después al fondo el comedor, y unas piececillas adyacentes. Después el tío amplió adentro. Hizo otras construcciones. Incluso tenla arrendatarios, porque esa casa era de él.

L.M. Una casa antigua, supongo.

NP. Es una casa relativamente antigua. Yo diría que por ahí del 20 o 30. Pero ya con pretensiones de modernidad. No era una "bauhaus", pero no era tampoco una casa de adobe o de tabique, con tejas. No, señor. Era una casa de ladrillo, baja. Ahí vivía la Violeta. Y ahí llegábamos nosotros. El tío nos invitaba a comer, a almorzar, qué sé yo. Vida social pequeño burguesa, oye. Con Jorge Millas, con Pedraza también, Luis Oyarzún.

L.M. ¿En esos primeros años la Violeta ya empezó a escribir poesía?

N.P. No, para nada. No, no, no. Esto es una cosa muy posterior. Yo recuerdo frases que decía ella, cuando muy niña, en Chillán. Juegos de niños. Yo ponía atención a eso. Ella tenla algunos años menos que yo, cuatro o cinco. Y yo era una especie de gurú cultural para ella. Había una relación muy estrecha, muy estrecha. A ella la profesora, la señorita Berta, le pedía poesías y ella las recitaba. Y las poesías, "autor: Nicanor Parra". Poesías patrióticas ... Pero, frases de ella de la época. Me llamó mucho la atención la siguiente: "Viva el Dieciocho de Septiembre / con pulgas, piojos y liendres!" Ya está, miéchica. En un barrio de Chillán. Y esto otro era más repetido. Parece que perteneció al folclor de la zona. La calle principal de Chillán es la calle Libertad. Libertad y Constitución, que parten de la estación ahí. Entonces los niños jugaban. Decían en su juego: "Mi papá con mi mama / se agarraron a patá' / en la calle Li-ber-tá" Fíjate tú. Esos detalles los recuerdo yo, que tienen que ver con ella. Y por cierto que ella desde muy chica era un personaje que tenla que ver con el espectáculo, ¿ah? Porque siempre en la casa el papá como profesor primario, músico y medio poeta, era muy aficionado a armar pequeños actos literarios, en la casa, con sus hijos. Y la Violeta que se lucia evidentemente. Ella sabía las canciones que se cantaban. Por ejemplo: "En una mesa te puse / un ramillete de flores, / Maria no seas ingrata, / regálame tus amores". Pasos dobles, ¿ah? Esta era la época de la victrola. Todo el mundo en los barrios tenía su victrolita.

L.M. Ustedes también.

N.P. En la casa no habla victrola, pero los vecinos tenían. Yo recuerdo también en relación con esta misma canción que te acabo de decir... Los muchachos del barrio, los pelusas, qué se yo, los amigos, todos eran gente muy precaria, pues oye. Todos eran niños descalzos para empezar, niños sin zapatos. Fíjate tú la letra de la canción: "En una mesa te puse / un ramillete de flores, / Maria no seas ingrata, / regálame tus amores". Pero cómo la cantaban los niños: "En una mesa te puse / un plato de chicharrones, / María no seas ingrata, / abájate los calzones". Ahí están los origenes de a antipoesía. Por una parte el establecimiento, diría yo potifrunci, y en seguida la libertad de la imaginación infantil, pues "Maria no seas ingrata, / abájate los calzones" ...

L.M. Asi es que en los actos organizados por el padre, la Violeta intervenía con numeritos musicales.

N.P. Y ya con guitarra, eso si. No, no, no, ella desde chica con guitarra. Y ella reproducia entonces las canciones que salían de las victrolas. Pero también, y esto era lo importante, las canciones de las hermanas Aguilera, en el campo. Cantoras campesinas, cantoras de trillas, de faenas agrícolas. La Tencha ... A ver, cuál era la otra ... Eran tres, oye.

L.M. He leído varios testimonios sobre los años de Violeta en Chillán, y las hermanas Aguilera aparecen como figuras importantes en la experiencia de Violeta en el terreno de la música campesina chilena. ¿Eran sólo amigas de tu familia, o también parientes?

N.E Eran medio parientes. Mira, Leonidas, es que aquí la cosa hay que aclararla en los siguientes términos. Estas eran comunidades, grupos de familia que vivían ahí, en Malloa, que es un valle. Huape también se llama eso. Huape significa "entre ríos": entre el río Ñuble y el rio Chillán. Hay ahí unas tierras muy fértiles. Los familiares de los abuelos maternos son de ahi...

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