Violencia en el liceo - 14 de Octubre de 2018 - El Mercurio - Noticias - VLEX 742103405

Violencia en el liceo

La escena de esos liceanos pateando en el suelo -literalmente- a un carabinero que trataba de cubrirse inútilmente ha dado origen a dos tipos de reacciones más o menos predecibles.Hay quienes, hipnotizados por la violencia de la escena, no ven en ella más que una conducta transgresora, un acto que rompe las reglas y que requiere, en consecuencia, ser disciplinado mediante el viejo remedio homeopático del Estado: curar la coacción que esos alumnos ejercieron contra el carabinero, aplicándoles a ellos, ahora de vuelta, la coacción estatal. El problema consistiría en elaborar sanciones que estén a la altura de la transgresión.En el otro extremo se encuentran quienes apartan la vista de la escena violenta y prefieren encontrarle un significado que la dignifique. Para quienes así piensan, esa violencia es una respuesta a otro tipo de violencia de la que esos jóvenes serían víctimas, de manera que sus actos equivaldrían a una especie de defensa desesperada. En este caso se trataría de atender a los motivos que animan su conducta.Ambos puntos de vista coinciden en algo: se acercan al acontecimiento como si él fuera una manifestación de algo más o menos conocido: la debilidad de la autoridad en el primer caso, la exclusión en el otro. Los viejos problemas de la sociedad: la falta de poder o la falta de justicia.Sin embargo, cuando se mira más de cerca ese acto de violencia (y se recuerda a otros similares), lo que debe llamar la atención es su total falta de significado, su sinsentido, el vacío que lo constituye.Ese sinsentido que los overoles blancos -que representan el vacío y una absurda inocencia- subrayan.Como todo el mundo sabe, las sociedades humanas no son ajenas a la violencia. La lección más vieja de la filosofía política es que la sociedad se erige sobre una violencia latente: desde la construcción de la nación a las reglas del mercado, exigen la amenaza de la coacción. En todos esos casos (y en los que se le oponen, como ocurre con la violencia revolucionaria) se trata, sin embargo, de una violencia cuyos ejecutores esgrimen algún significado para legitimarla; el acto violento aparece como una conducta con sentido.Pero lo más notable de lo que ha venido ocurriendo (especialmente en los liceos) es que se trata de explosiones que no reivindican para sí ningún significado, ninguna agenda o sentido o meta que los justifique. El hecho de que este tipo de actos, que amenazan con repetirse, carezcan de cualquier tipo de agenda, programa o...

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