El viejo y el voto - 29 de Octubre de 2012 - El Mercurio - Noticias - VLEX 404342582

El viejo y el voto

No tenía obligación alguna de hacerlo. Por primera vez desde que comenzó a votar, el 30 de octubre de 1938, ninguna ley le exigía emitir su marca en la papeleta. Pero, como lo ha hecho en los 46 procesos electorales en los que ha participado, se levantó temprano, se arregló, se puso una corbata y su mejor calzado. Tomó su muleta y, sin avisarle a la persona que lo cuida (un arrendatario de nombre Jorge), bajó por el ascensor y, con dificultad, caminó las dos cuadras que lo separan de la mesa N° 1 del Instituto Superior de Comercio (Insuco) para cumplir, como él lo llama, con su "deber cívico".

Así, a las 8 de la mañana y 30 minutos, ingresó al tradicional centro estudiantil y enfiló hacia su mesa, la misma en la que alguna vez votó Augusto Pinochet, por quien José no muestra mayor aprecio o desprecio. Pareciera que le es indiferente. Luego de votar y acaparar las cámaras, que a esa hora no tenían mucho de qué ocuparse en un recinto casi vacío, vivió la gentileza de una pareja militar y fue acompañado de vuelta hasta su departamento por los uniformados que lo empujaron en una silla de ruedas.

"¿Por quién vota, don José?" , le pregunta un reportero. Nada. No hay respuesta del hombre. Los políticos para él no representan mucho. Casi todos. Sólo hay uno del que habla con cariño. Es más, se emociona cuando lo nombra: Pedro Aguirre Cerda, "Don Tinto", el primer presidente de la triada radical que gobernó Chile entre 1938 y 1952. Y lo conoció.

José Clodomiro nació en la Quinta Normal, en José Victorino Lastarria con Alameda. Dice que su padre compró ahí, a principios del siglo XX, un terreno amplio en el que cultivaban frutas, verduras y flores. "Una quinta grande. La mitad de la quinta, flores, la otra mitad verduras. Dos grandes parrones, las mejores uvas. Mi padre me enseñó a injertar árboles y flores", recuerda. Por esos años la política no le interesaba mucho. Nada, en realidad. No votaba, no tenía la edad: en ese tiempo era a los 21 años. Pero eso cambiaría luego.

Los productos que cosechaban se iban al puesto que su padre tenía en el Barrio Matadero Franklin. "Eran los tiempos en que el administrador de La Vega era Manuel Larraín Bulnes", dice con una claridad mental que se desvanece a ratos.

Su memoria da saltos. Desde el puesto de verduras y flores en Matadero va directo a las afueras del viejo Hotel Ritz en Ahumada. En ese lugar, cuenta, se hizo cargo de un kiosco de diarios y revistas que era de uno de sus hermanos mayores.

"Él ya tenía...

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