Un viejo auto trepa por España
S uele ocurrir que, la primera vez que se visita España, se llega pensando en aquella España de Carlos V de que nos habla la historia que enseñan (ay, enseñaban) en el colegio. Nada, Madame: la España de hoy no se parece en nada a la del Siglo de Oro. Aquella España ya no existe. Afírmese bien en la montura. La España de hoy es otra.Nosotros entramos por Irún una mañana asoleada y muy optimista. Breve papeleo. Como el Austin tenía patente inglesa, no hubo tropiezos. Y nos fuimos, felices y contentos, rumbo a Elizondo , por un camino serpenteante de lo más encantador: unas lomas verdes y suaves, casi inglesas, tachonadas (si nos perdonan la poesía) de casitas con techos rojos por aquí y por allá. A la izquierda, claro, teníamos los escarpados Pirineos, por donde está Roncesvalles, lugar en que Carlomagno fue vencido por los vascos. Las creaturitas del asiento trasero, que habían madrugado partiendo de Francia, venían dormitando, gracias al cielo.Llegados a Elizondo tuvimos el primer contacto con los nativos; considerando algunos que íbamos a tener después, éste fue cordialísimo, miel sobre hojuelas: se nos había acabado la mantequilla para los "bocadillos", por lo que estacionamos en algún lado y nos fuimos a buscar dónde comprarla. La mujer del mesón nos dio el paquete y ahí nos percatamos de que la billetera se nos había quedado en el auto. Le dijimos, devolviéndoselo: "Voy a buscar la plata y vuelvo en un momento". Y ella, encantadora: "Llévelo, no más, y me pasa luego a pagar". !Primera vez que me veía¡ !Qué hospitalidad¡Pamplona es ciudad vieja, aguerrida. Fue capital del reino de Navarra, que pasaba de manos francesas a españolas y vuelta atrás continuamente. Son famosos sus vinos y embutidos de diverso orden, con los que nos mantuvimos ese día en el camping . No es Pamplona ciudad del arte, con todo. Por ejemplo, la catedral, muy meritoria, es curiosa. ¿Recuerda Usía que la Violeta Quevedo hablaba de alguna catedral europea que era gótica por fuera y grande por dentro? Esta es perfectamente renacentista o incluso neoclásica por fuera y gotiquísima por dentro, con un maravilloso claustro. Agradeciendo no habernos topado con San Fermín y sus encierros de toros, nos fuimos a otra parte llevándonos una botella de pacharán, licorcito de lo más agradable.La ruta hacia Logroño forma parte del Camino de Santiago, que es de las cosas más de ver por estas partes, y la vía por donde llegó a la antigua España la civilizadora influencia francesa (los godos españoles, eludiendo moros o correteando moros, no tenían mucho tiempo para bordados ni florituras culturales). A cada momento...
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