La vida sin oportunidades de una venezolana en Chile - 6 de Junio de 2020 - El Mercurio - Noticias - VLEX 844950396

La vida sin oportunidades de una venezolana en Chile

Se supone que caminaban cerca del mar , pero no se escuchaban las olas. En cambio, todo parecía ser un desierto. En algunas partes plano, largo y oscuro, y en otras con pequeños cerros que desembocaban en trincheras. Allí esperaban a que la luz de los policías, que a esa hora hacían rondas, pasara sobre sus cabezas. A veces estaban hasta media hora, todos apretados adentro del hueco. Todos venezolanos.-No se escuchaba el agua, pero sí el llanto de los niños y las advertencias de los dos coyotes, un hombre y una mujer, que iban a cargo del grupo: "!No se muevan que esto va a explotar¡" -recuerda Carolina.Carolina tiene 40 años. No es su nombre real. Por seguridad prefiere omitirlo. Salió de Tacna, Perú, el 5 de septiembre de 2019, junto a otros 17 adultos y 12 menores de edad, entre ellos su hija de 10 años. Eran -cuenta ella- "el grupo de los niños". Les decían así porque entre ellos solo habían familias. Llevaban meses aguardando que su proceso migratorio avanzara en la interminable fila de venezolanos que desde el 28 de junio comenzaron a acampar afuera del consulado de Chile en Tacna, luego que el gobierno les exigiera una visa para el ingreso. Esa primera semana de septiembre, sin embargo, el proceso se cerró para todos. Fue entonces que se produjeron masivas entradas por pasos no habilitados. Carolina iba en el último grupo que salió de allí.-Nos cobraron 150 dólares por persona -detalla.La caminata comenzó a las seis de la tarde. Se suponía que el viaje sería por el costado del mar, pero nunca llegaron a ver el agua. Carolina recuerda que cuando oscureció, a sus pies aparecieron matas de vegetales y mangueras de regadío, como si avanzaran entremedio de una chacra. De pronto, agrega, en el horizonte apareció una reja. Los coyotes les dijeron que ya estaban en Chile. Aquel perímetro era del aeropuerto de Arica, algo que intuyeron cuando un avión pasó sobre sus cabezas y aterrizó a lo lejos.-Yo creo que fue ahí cuando nos vieron, desde el aire, porque éramos muchos -explica.A los pocos minutos, una patrulla del OS7 de Carabineros los detuvo. Se escucharon varias detonaciones y luego una pregunta: "¿Qué hacen acá?".-Fue horrible. Nos tiraron al suelo, pensaban que llevábamos contrabando. Veníamos cansados, con miedo, adrenalina y frío. Los niños lloraban.Carolina recuerda que la policía se demoró pocos minutos en descubrir quiénes eran los dos coyotes. Mientras todo el grupo andaba con vestimentas negras, ellos venían en short y chalas. Ambos, como ella, eran venezolanos.Carolina es de Yaracuy, una ciudad a 280 kilómetros de Caracas. Es abogada penalista, tiene dos hijos, de 17 y 10 años, y el 20 de julio de 2019 salió de Venezuela rumbo a Chile.-Migré por las condiciones económicas, sociales, educacionales y de salud que habían allá. Los cortes de luz...

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